Cambios en cúpula de la cancillería brasileña

  • Agencias

Fotografía de archivo del 7 de mayo de 2013, que muestra al canciller brasileño, Antonio Patriota, en una rueda de prensa en Brasilia.

Patriota renunció a su cargo por la salida del senador opositor boliviano Roger Pinto después de 15 meses asilado en la embajada brasileña en La Paz.
El cambio en la cabeza del Ministerio de Relaciones Exteriores anticipa un nuevo estilo en la jefatura de la diplomacia brasileña, aunque sin proyectar cambios en la línea de la política exterior seguida en los últimos años por el gigante suramericano.

Grandes ejes como la prioridad para las relaciones con los países latinoamericanos, la aproximación con Estados Unidos, una relación más igualitaria con los países del norte y apoyo a gestiones de paz en el mundo se mantendrán con la salida de Antonio Patriota como ministro y la llegada de Luiz Alberto Figueiredo, actual embajador de Brasil ante la ONU.

Patriota renunció a su cargo la noche del martes en medio de la turbulencia suscitada por la salida del senador opositor boliviano Roger Pinto después de 15 meses asilado en la embajada brasileña en La Paz.

Pinto dejó la sede diplomática el sábado y llegó la madrugada del domingo a Brasilia auxiliado por el encargado de negocios de la embajada, Eduardo Saboia, quien dice haber actuado por iniciativa propia como un gesto humanitario hacia el opositor boliviano, cuyo gobierno se negó a concederle un salvoconducto para salir del país.

Como resultado de la acción, la presidenta Dilma Rousseff hizo un canje de puestos entre el ahora ex ministro Patriota y el embajador brasileño ante la ONU, Figueiredo.

Para el diputado Nelson Pellegrino, presidente de la comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja, el cambio de mando en la cancillería no implica un golpe de timón en la diplomacia brasileña.

"A partir del gobierno del presidente Lula (Luiz Inácio Lula da Silva, 2003-2010), con el canciller Celso Amorim, se inauguró una política exterior donde Brasil ejerce su papel de protagonista del escenario mundial, apostando en el multilateralismo, en la reestructuración de las instituciones internacionales, en la integración de América Latina y el Caribe, en las relaciones con África y Medio Oriente, y en una relación más igualitaria norte-sur", dijo Pellegrino a la Associated Press.

Consideró que podría haber cambios de estilo de un ministro a otro, pero en lo fundamental habrá una continuidad diplomática.

Anticipó que el miércoles, en la sesión de la comisión de relaciones exteriores, propondrá invitar a Figueiredo para que presente las prioridades de su gestión.

Figueiredo es un diplomático con 30 años de carrera que tuvo un papel destacado en las negociaciones internacionales sobre cambio climático y encabezó las deliberaciones de la conferencia Rio + 20, celebrada en junio del año pasado en Rio de Janeiro.

"Figueiredo salió con un prestigio elevado de la Rio + 20. Lo que se pudo alcanzar en esa conferencia fue gracias a las gestiones de él", consideró el analista internacional Marcelo Rech, editor del sitio de internet Info-Rel, especializado en relaciones externas y defensa.

Explicó que el nuevo canciller tiene un estilo más negociador, de realizar gestiones privadas para obtener resultados, y en ese sentido tiene un estilo más cercano al de la presidenta Rousseff.

Recordó que Patriota fue invitado a asumir como jefe de la diplomacia brasileña por su experiencia como embajador en Washington, que le dio contactos y conocimientos para una aproximación con Washington que Rousseff pretendía al asumir el poder en 2011.

No obstante, consideró que nunca hubo un entendimiento entre la presidenta y su canciller. "Ellos tienen perfiles muy diferentes que no combinaron, la presidenta ya había decidido que en algún momento lo reemplazaría (a Patriota)", dijo.

El analista comentó que existía una expectativa de que Patriota continuara en el cargo por lo menos hasta octubre, cuando Rousseff tiene programada una visita de estado a Washington, una gestión del ministro saliente, pero el episodio de la salida del senador boliviano fue el detonante para el cambio.

Sin embargo, el nuevo destino de Patriota indica que no salió en malos términos con la presidenta. "El 'castigo' es enviarlo a Nueva York, ¿quién no iba a querer un castigo así?", preguntó Rech.

Al respecto, Pellegrino reconoció que las condiciones en que Pinto salió de la embajada dejó al ministro Patriota en una situación delicada pese a que su actitud demostró que no estuvo de acuerdo con la forma en que se dio la salida.

Antes de su renuncia, Patriota ordenó una investigación interna sobre las condiciones que propiciaron la salida del opositor boliviano y mandó a llamar a Saboia, quien dice haber gestado la salida, para dar explicaciones.