Padres de José Abreu: "Estábamos convencidos de que lo lograría"

José "Pito" Abreu dispara su jonrón número 21 frente a los Mellizos de Mnnesotta

El actual líder jonronero de la MLB comenzó bateando piedrecitas con un palo de escoba, pero tenía instinto natural y dedicación. A los 26, supo que era hora de jugar en las Grandes Ligas... dejando atrás a la familia.

Para los padres del exitoso pelotero cubano José Dariel Abreu ─José Oriol Abreu y Daysi Correa─ este martes en el Target Field de Minneapolis sería no sólo la primera vez que lo verían jugar en un Juego de las Estrellas, sino también la primera ocasión en que podrían verlo jugar sentados en el estadio sede del encuentro, desde que llegaron a Estados Unidos hace unos dos meses, reporta el diario Chicago Sun-Times.

El "novato" Abreu: líder en jonrones y 3ro en impulsadas. Y eso que perdió dos semanas por lesión.

“Verlo jugar es la realización de tantos años de trabajo duro, de tanta dedicación'', dijo José Oriol, a través del traductor de los Medias Blancas. ''Es como ir a una gran fiesta, ser testigos de algo grande. El sueño que teníamos para él se está haciendo realidad''.

El “novato” Abreu ─líder de la Liga Americana en jonrones, con 29─ fue elegido para participar en el Juego de las Estrellas del 2014 como reserva.

El diario de Chicago señala que el hecho de que se encuentre tan pronto entre los mejores de la Liga Americana en varias categorías es una sorpresa para muchos, pero no para su mamá y su papá.

Béisbol cubano le quedó chico

''Estábamos convencidos de que iba a ser muy bueno'', dijo el padre. "Era demasiado bueno para el béisbol de Cuba. Sus números eran demasiado buenos para la serie nacional cubana, así que estábamos seguros de que podría hacerlo también ahora''.

"Pito" Abreu era "demasiado bueno para el béisbol de Cuba".

Los padres de Abreu compartieron con el Sun-Times recuerdos de cuando “Pito” era un niño, y de cómo se convirtió en uno de los bateadores más temidos en el béisbol.

La primera señal de que estaba destinado para algo especial fue cuando, en su primer cumpleaños, tomó de un estudio fotográfico una raqueta de badminton y se puso en pose de bateador.

Unos años más tarde, su padre ─pelotero él mismo con ciertos resultados─ lo llevó cerca de la vía del tren, no lejos de la casa familiar, y allí estuvo lanzándole piedrecita tras piedrecita, que José bateaba con la mitad de un palo de escoba.

“Yo le enseñé algunas cosas del béisbol y cómo se jugaba, pero el instinto... eso fue algo que siempre tuvo él naturalmente. Era muy dedicado. Siempre estaba concentrado''.

Hora de irse

Desde que comenzó a jugar en la Serie Nacional cubana a los 16 años, Abreu llevaba apuntes detallados de todos los lanzadores que enfrentaba.

A los 26 años, supo que era hora de irse a jugar en las Grandes Ligas. Eso significaba la separación de una familia muy unida, y dejar atrás, con su madre, a un hijo de 3 años. Además, un nuevo país, una nueva liga, todo nuevo. Cada vez que hablaba de su madre, después de salir de Cuba, se le salían las lágrimas.

'' Fue muy difícil'', dijo ella al diario de Chicago. ''Pasamos un tiempo muy difícil allá. Nunca nos habíamos separado por tanto tiempo, tan lejos”.

La serenidad y la concentración de Abreu le permitieron capear el temporal, afirman sus padres. Pero una vez salió de ese caparazón: después de conectar un jonrón decisivo con las bases llenas el 25 de abril, contra los Rays de Tampa.

''Él nunca muestra sus emociones, pero ese día tiró el casco feliz, y luego salió del dugout y dio las gracias a los fans'', recuerda su madre.“Fue como si dijera: ‘Estoy en las Grandes Ligas para quedarme’”.

Algo que a él todavía le parece un sueño, como reveló el lunes en la sesión del Juego de las Estrellas para los medios de comunicación: ''No sé qué decir. Estoy sentado aquí, y me quiero pellizcar", dijo. "Todavía no puedo creer que estoy aquí''.