Falsa unanimidad en legislativo cubano

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Una asamblea del poder popular

La pasividad legislativa es tal que Cuba en vez de ser un país de leyes se ha convertido en una Estado de "resoluciones", "circulares" y "decretos", afirma el corresponsal de la BBC en La Habana.
Un artículo de Fernando Ravsberg publicado en la página digital de la BBC dice que en varias ocasiones Raúl Castro ha criticado la falsa unanimidad, pero si alguien tiene el récord indiscutible en este sentido es el parlamento cubano, donde han legislado durante casi 4 décadas sin que jamás un diputado haya votado en contra.

Son 600 hombres y mujeres de todo el país, de diferentes extractos sociales, desde veinteañeros hasta abuelos en edad de retiro, tocan los más diversos temas de la vida nacional y curiosamente siempre terminan estando todos de acuerdo.

Se trataría de una rareza en cualquier parte del mundo pero, conociendo el alma controversial de los cubanos, aquí se podría definir como un verdadero milagro. El problema es que muchos no se lo acaban de creer y sospechan que hay gato encerrado.

La pasividad legislativa es tal que Cuba en vez de ser un país de leyes se ha convertido en una Estado de "resoluciones", "circulares" y "decretos", promulgados por los funcionarios de gobierno y algunas veces reñidos con la legalidad e incluso con la Constitución.

La tarea principal de un parlamento es legislar, además de ejercer, en nombre de los ciudadanos, un control sobre el Poder Ejecutivo.

Evidentemente no son ellos el problema sino un modelo de gobierno, unos mecanismos y una mentalidad que les impiden actuar como representantes de sus comunidades y jugar así el papel que realmente les tocaría en un país institucionalizado.