Superbacterias permitirían producir nuevos antibióticos

  • Jesús Rojas / Radio Martí

El uso excesivo de antibióticos ha provocado la aparición de bacterias difíciles de controlar con los actuales medicamentos.

Organismos microbianos de clima frío en la Antártida serían la clave para crear medicamentos efectivos con capacidades antimicrobianas distintas a los actuales, aseguran científicos chilenos de la Universidad Católica de Valparaíso.

Científicos chilenos estudian superbacterias extraídas de la Antártida que por su resistencia a condiciones extremas serían claves para derribar la creciente resistencia a los antibióticos, según un estudio presentado en Santiago.

Tras analizar unas 80 muestras de suelo antártico, extraídas en dos viajes en 2014 y 2015, fueron identificadas más de 200 bacterias de especies como las Pseudomonas y Staphylococcus, que tienen "un amplio potencial en aplicación de medicina", explicó María Soledad Pavlov, estudiante de doctorado en Biotecnología de la Universidad Católica de Valparaíso y parte del equipo de investigación.

Los organismos microbianos que "generan estrategias para competir y sobrevivir" al clima extremo del continente blanco serían la llave para la creación de "antibióticos que tengan capacidades antimicrobianas distintas a los actuales", lo que permitiría quebrar la actual resistencia de algunas bacterias.

Pavlov subraya que "estamos intentando generar un producto biotecnológico interesante, a partir de estas bacterias antárticas, que puedan suplir esta falta severa de antibióticos".

De acuerdo a la investigación, el uso excesivo de antibióticos ha provocado la aparición de bacterias multirresistentes, muy difíciles de controlar con los actuales medicamentos o antibióticos convencionales.

La investigación chilena, desarrollada con el apoyo del Instituto Antártico Chileno (INACH), tomó muestras en las islas Shetland del Sur y en sectores continentales de la Antártida cercanos a las bases chilenas. En la etapa inicial de la investigación, Pavlov advierte que se necesitarían unos 10 a 15 años más de investigación para poder utilizar el compuesto antimicrobiano generado en medicina humana, mientras que para utilizarlo en agricultura se reduce el tiempo y serían suficientes unos cinco años más de laboratorio.