Bashar al-Assad dice que dejaría el poder si el pueblo se lo pide

  • Agencias

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Ahora que el régimen sirio acumula los reveses militares, cuatro años y medio después del inicio de la guerra civil, Rusia se muestra más que nunca como un aliado indefectible de Assad.

El presidente sirio, Bashar al-Assad, dijo en una entrevista con medios rusos que sólo dejaría el poder si el pueblo sirio lo quiere y no bajo la presión de Occidente.

"En cuanto al presidente, llega al poder con el consentimiento del pueblo a través de las elecciones, y si se va, se va si el pueblo lo quiere, no porque lo juzgue Estados Unidos, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la Conferencia de Ginebra o el Comunicado de Ginebra", dijo Bashar al-Assad.

"Si la gente quiere que el presidente se quede, se queda. En caso contrario, debería dimitir con celeridad", añadió.

La ayuda de Irán, que le ha proporcionado tecnología militar, ha sido crucial en la lucha contra el terrorismo en Siria, dijo. Pero Teherán no ha enviado unidades militares a Damasco, añadió.

La coalición encabezada por Estados Unidos no ha logrado impedir la expansión de combatientes del Estado Islámico hasta ahora, señaló Assad.

Mientras tanto, Rusia ha reafirmado su apoyo a Bashar al-Assad y reafirma a los países occidentales el papel capital que planea desempeñar en la resolución del conflicto sirio, estiman los analistas.

Ahora que el régimen sirio acumula los reveses militares, cuatro años y medio después del inicio de la guerra civil, Rusia se muestra más que nunca como un aliado indefectible de Assad.

En este sentido, ha fortalecido en los últimos días de manera significativa su presencia en la provincia de Latakia, el feudo de Assad en el oeste del país, causando la preocupación de Estados Unidos.

El Pentágono y fuentes estadounidenses han informado sobre un despliegue de artillería y tanques en un aeropuerto del norte de Siria, así como de la presencia de varias decenas de tropas de infantería naval y de prefabricados donde se podría albergar a varios cientos de personas.

"Estos refuerzos se explican primero por la voluntad de Rusia de proteger su presencia en el Mediterráneo pero también de reforzar su apoyo militar a Siria", explica Basam Abu Abdalá, director del Centro de Estudios Estratégicos de Damasco.

Moscú quiere mostrar que "no abandona a sus aliados", sostiene Volker Perthes, director del Instituto alemán de Relaciones Internacionales y Seguridad.

Aún más si se toma en cuenta que Siria es un aliado de larga data, con quien forjó vínculos en la época de la Guerra Fría hace más de medio siglo.

Desde entonces, esta alianza ha resistido muchas vicisitudes y la caída de la Unión Soviética. Varios oficiales y estudiantes sirios fueron formados en Moscú, y Siria ofrece a la marina rusa su principal base en el Mediterráneo, en la provincia de Tartus.

"Seguiremos ofreciendo (a Siria) una ayuda militar técnica", afirmó el martes Putin, en referencia a los contratos de suministro de armas firmados con Damasco.

Un apoyo más que necesario después de que Assad admitiera en julio, de forma sorprendente, que su ejército estaba "agotado".

Los expertos militares estiman que el ejército sirio ha perdido la mitad de sus tropas a causa de las muertes en combate y deserciones.


El gobierno ha paliado esta falta de efectivos recurriendo a las milicias locales y buscando el apoyo de la milicia chiita libanesa Hezbolá y de expertos militares iraníes.

Pero esto no impedido que sufra nuevos reveses, incluyendo la pérdida de casi toda la provincia de Idleb (noroeste) frente a una coalición de islamistas y del brazo sirio de Al Qaida.

Para Abu Abdalá, experto cercano al régimen sirio, Rusia envió consejeros para formar a las tropas sirias al uso de nuevo material, principalmente "un sistema de defensa aéreo a corto alcance y tanques para cambiar la ecuación militar en el terreno".

Además de esta dimensión militar, la intervención rusa "tiene como objetivo principal forzar a Estados Unidos y a los países occidentales a tomar en consideración la posición de Moscú sobre el futuro de Siria", asegura Daragh McDowell, analista de Verisk Maplecroft Consultancy.

Rusia quiere convencer a estos países que "la lucha contra el Estado Islámico no puede ser relegada al segundo plano," detrás de la dimensión política, agrega esta experta. Así, Putin afirmó el martes su apoyo al gobierno sirio "en la lucha contra la agresión terrorista".

Para esta lucha, "no existe, según Rusia, alternativas al presidente sirio", añade Abu Abdalá.

Rusia ha propuesto incluir a Siria en la coalición anti Estado Islámico, liderada por Estados Unidos, pero el desaire que recibió la empujó a actuar unilateralmente, explicó a la AFP un responsable político sirio cercano al régimen.

Para Alexandre Goltz, experto militar independiente en Moscú, "los dirigentes rusos piensan que una coalición antiterrorista amplia tiene muchas ventajas. Esperan salir del aislamiento internacional gracias a esta idea de coalición".
Putin defenderá seguramente esta posición en su discurso ante la Asamblea General de la ONU de septiembre.

No obstante, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, reiteró el martes "que Assad no podrá ser nunca un miembro creíble" de la coalición contra el EI.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, viajará a Rusia la próxima semana para hablar con Putin sobre las amenazas que pesan sobre Israel tras el refuerzo militar ruso en Siria.