Ariel Ruiz Urquiola: "Uno lo puede perder todo excepto su dignidad"

Ariel Ruiz Urquiola, en huelga de hambre frente a la oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.

El científico cubano Ariel Ruiz Urquiola, en huelga de hambre frente a la oficina en Ginebra de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, dijo a Radio Martí que además de la carta que le entregó, la funcionaria supo de su presencia y de su protesta.

Nuestro colega Amado Gil conversó telefónicamente con el activista.

Your browser doesn’t support HTML5

Entrevista a Ariel Ruiz Urquiola

Amado Gil: Cuéntame un poco las gestiones que estás haciendo. ¿Qué respuesta has tenido? Vimos el video cuando entregaste la carta, ¿has tenido algún tipo de información por parte de la oficina de la Alta Comisionada?

Ariel Ruiz Urquiola: Mira yo entregué el documento. No es la primera vez que yo entrego un documento en [la oficina de] el Alto Comisionado de Derechos Humanos por mano propia. Lo hice en el 2017 -de lo cual tengo testigos aquí en Ginebra- justo en la antesala de los meses que me llevaron después a prisión.

En aquel momento ellos me negaron incluso una entrevista con un personal del Alto Comisionado porque, como Cuba no había ratificado los pactos de Derechos Humanos y Libertades, ellos no podían entrevistarse directamente con ningún cubano, ni tan siquiera recibir una queja, o una demanda de una víctima por vía personal.

Entonces yo les hice saber que era curioso que yo no tuviera esos derechos, que yo tuviera un tratamiento de ciudadano de segunda clase por ser cubano, cuando ese edificio estaba plagado de funcionarios cubanos. Y cuando los esbirros ministros de Relaciones Exteriores o de Salud Pública requerían hablar en Naciones Unidas, ellos sí podían hacerlo.

Ellos sí podían dirigirse a la comunidad de ciudadanos que, a fin de cuentas era para lo que yo creía que Naciones Unidas estaba diseñada, para defender el derecho de los ciudadanos del mundo, y no para defender el derecho de los que oprimen a los ciudadanos del mundo por una ideología socialista o comunista. Todo eso ocurría en el 2017.

(...) Mi meta es simplemente exigirles a ellos la posibilidad de expresar cómo la dictadura cubana y su desgobierno han violado los derechos y las libertades de mi hermana como paciente oncológica y de mi persona, como un ciudadano cubano que ha sido inoculado con el VIH.

Esto, como tú comprenderás, ha llegado a un nivel extremo, porque ¿qué le queda hacer al gobierno cubano conmigo? Matarme, ya es lo único que le queda. Es poner el muerto. Lo que pasa es que el muerto que han tratado de poner no han sido lo suficientemente inteligentes, o yo he sido lo suficientemente inteligente como para demostrar, creo que por primera vez,con todas las evidencias científicas, de lo que ellos son capaces de hacer con un ser humano que disiente, y aún así sigue trabajando dentro de la sociedad cubana.

Amado Gil: De la Oficina del Alta Comisionada, ¿has tenido algún tipo de respuesta más allá del cuño de recibimiento de la carta?

Ariel Ruiz Urquiola: Directamente, ninguna. Pero, ayer, cuando la señora, la Doctora -porque también es supuestamente doctora en Medicina- Verónica Michelle Bachelet salía caminando de su edificio, fue interceptada. Yo la vi. Ella me vio, ella vio las pancartas. Ella viró la cara (…). Y entonces una de las personas que estaba conmigo, que es un colombiano, la siguió e interactuó con ella, habló con ella, y le dijo que él estaba haciendo una afirmación sobre un cubano que tenía toda esta situación, y que había dejado una carta en Naciones Unidas, que si ella había visto la carta. Y ella le dijo que no, que ella se estaba enterando por él, y que hoy ( este martes) en la mañana, cuando llegara a su edificio, ella iba a pedir expresamente la carta para, sin lugar a dudas, comunicar una respuesta.

Amado Gil: ¿Esto te hace, de cierta manera, un poco más optimista? Por lo menos el mensaje ya llegó a la figura que tú quieres...

Ariel Ruiz Urquiola: No, no, no. No es optimista para mí porque hoy en la mañana, en lugar de venir un funcionario para, al menos, interactuar conmigo o humanamente preocuparse por mi estado de salud, lo que mandaron fue a la Policía Cantonal de Ginebra. Primero vino la Policía Municipal de Ginebra, del municipio donde está el Palacio Wilson, que es donde radica la sede del Alto Comisionado de Derechos Humanos, y la Policía tuvo un comportamiento adecuado. Tuvo un comportamiento respetuoso típico de lo que se podría pensar de la Policía aquí en Europa, pero particularmente en Suiza. Pero la Policía Cantonal, cuando arribó, lo único que le faltó para parecerse a la policía cubana fue dar golpes.

Amado Gil: Te sacaron del lugar, pero creo que después pudiste regresar.

Ariel Ruiz Urquiola: Claro, porque era ilegal lo que ellos estaban haciendo.

Amado Gil:¿Te mantienes con tus pancartas?

Ariel Ruiz Urquiola: No, no eso no lo puedo tener porque para eso supuestamente había que pedir un permiso. Pero es que yo no hice estas pancartas. Eso lo hizo un suizo que vio en mi Facebook esa pancarta y la editó y la publicó y que apareció con eso, porque obviamente yo no podía, en las condiciones en las que estoy aquí en la calle, hacer nada de eso.

Amado Gil: Lo que sí es cierto, y vamos a confirmar esto, ¿estás frente al Palacio Wilson en un lugar público?

Ariel Ruiz Urquiola: En una esquina, justamente al lado de los baños públicos y con más personas.

Amado Gil: ¿Hasta dónde quieres llegar, qué más vas a hacer?

Ariel Ruiz Urquiola: Hasta donde yo siempre he llegado. Hasta mi meta.

Amado Gil: ¿Y para eso te vas a mantener en huelga de hambre?

Ariel Ruiz Urquiola: Y de sed. Además, nadie tiene ningún derecho a hacer nada con mi cuerpo, ni a llevarme un hospital ni nada por el estilo. Espero que respeten al menos eso, ya que no lo hicieron en Cuba, y mira lo que hicieron en Cuba cuando me llevaron a un hospital. Me metieron el VIH.

Amado Gil: ¿Cuándo saliste para Ginebra, para Europa?

Ariel Ruiz Urquiola: El 20 de febrero

Amado Gil: Y es bueno aclarar que no saliste como una salida definitiva, a vivir en Europa. Saliste temporal.

Ariel Ruiz Urquiola: No claro que no. Yo salí a trabajar en el Museo de Historia Natural de Berlín, y sucedió que por el coronavirus está cerrada la universidad y el museo, como aquí también en Suiza. Y como mi expareja vive aquí en Suiza, me quedé con él aquí trabajando en una biogranja, que era un proyecto que teníamos en conjunto, y por eso es que he estado aquí, y por eso es que he esperado pacientemente también la acción de mis abogados y de la Sociedad Internacional de Derechos Humanos radicada en Frankfurt. Pero desgraciadamente la burocracia toma tiempo, la burocracia no está al alcance de los ciudadanos de a pie. Como me dijo hoy un policía suizo: la justicia no está al alcance de las personas honestas en este mundo.

Amado Gil: ¿Qué mensaje tienes para los que te están escuchando en este momento?

Ariel Ruiz Urquiola: Que uno lo puede perder todo excepto su dignidad. Incluso la dignidad te acompaña hasta tus últimos días. Es lo único que uno no puede perder en esta vida.