Preguntó Ava Gardner cuando se cruzó una mañana en la Habana con la amante de Fidel Castro, Martina Lorenz.
Una vez más Fidel Castro figura junto a los más temibles dictadores del mundo como Slobodan Milosevic, Kim Yong-Il y Osama Bin Laden, en esta ocasión detallado a través del testimonio de sus amantes, para el libro de la periodista francesa Diane Ducret, también autora de Mujeres de dictadores.
El libro describe a Fidel Castro como un mujeriego con una larga lista de amantes, y detalla el momento en que la estrella de Hollywood Ava Gardner se cruzó una mañana en la Habana a la entonces favorita de Fidel, la jovencita Martina Lorenz. “Se tambaleó hasta mí y me dijo: ‘¿así que eres tú la perra que está con Fidel y que se lo guarda solo para ella?’ ¡Y luego me dio una bofetada en toda la cara!”, cuenta en el libro la examante del comandante”, relata una reseña en El País.
También describe una escena en que Fidel Castro jugaba con pequeños tanques como un niño en una habitación del hotel que tomó como cuartel general, recién llegado al poder.
La propia Martina Lorenz cuenta como Castro la obligó a abortar un hijo suyo y la “puso en un vuelo con destino a Estados Unidos”. Luego relata que “volvió unos años después a La Habana como espía. La CIA le ofreció dos millones de dólares por envenenar al revolucionario convertido en pesadilla para Washington. Ella aceptó como revancha. Pero cuando le vio, volvió a caer en sus brazos y tiró las pastillas al baño. “Los sentimientos eran demasiado fuertes… jamás hubiera podido hacerlo, no soy un asesina. Le quería”, dice Lorenz”.
El libro describe a Fidel Castro como un mujeriego con una larga lista de amantes, y detalla el momento en que la estrella de Hollywood Ava Gardner se cruzó una mañana en la Habana a la entonces favorita de Fidel, la jovencita Martina Lorenz. “Se tambaleó hasta mí y me dijo: ‘¿así que eres tú la perra que está con Fidel y que se lo guarda solo para ella?’ ¡Y luego me dio una bofetada en toda la cara!”, cuenta en el libro la examante del comandante”, relata una reseña en El País.
También describe una escena en que Fidel Castro jugaba con pequeños tanques como un niño en una habitación del hotel que tomó como cuartel general, recién llegado al poder.
La propia Martina Lorenz cuenta como Castro la obligó a abortar un hijo suyo y la “puso en un vuelo con destino a Estados Unidos”. Luego relata que “volvió unos años después a La Habana como espía. La CIA le ofreció dos millones de dólares por envenenar al revolucionario convertido en pesadilla para Washington. Ella aceptó como revancha. Pero cuando le vio, volvió a caer en sus brazos y tiró las pastillas al baño. “Los sentimientos eran demasiado fuertes… jamás hubiera podido hacerlo, no soy un asesina. Le quería”, dice Lorenz”.