Chang Ping, periodista chino refugiado en Alemania: "Te convertirán en la persona que siempre odiaste"

Chang Ping, periodista chino residente en Alemania desde 2001

El veterano periodista chino Chang Ping, huyó de China hace una década y vive ahora en Alemania, donde trabaja como escritor. Chang habló con Radio Free Asia acerca de los progresivos controles del Partido Comunista de China sobre la libertad de prensa y la libertad de expresión pública. Compartió así sus advertencias con los periodistas de Hong Kong, quienes enfrentan un creciente hostigamiento bajo la draconiana Ley de Seguridad Nacional impuesta por Beijing:

Los editores de China Continental no tienen la más mínima idea de cómo cubrir las noticias. Lo que ellos practican es, la “autoprotección y la autocensura”. Yo también dispongo de dichas habilidades, pero me avergüenzo de ellas.

Se trata de “jugar cuidadosamente el juego”, lo más cercano posible al abismo de lo que está permitido; se trata de reescribir las frases y de elegir cuidadosamente las palabras, para “tocar el borde del abismo” pero sin cruzar la línea que provocaría la caída del periodista. Se trata de habilidades que son recompensadas por el sistema.

Se trata de estar al margen de la lucha de consecuencias, mientras buscas “ir adivinando” los hechos y las intenciones de los demás y así, continuar detrás del rebaño.

En China, los periodistas leen los documentos oficiales, no por interés en su contenido, sino para entender lo que quieren decir y estar en la mejor situación posible para adivinar su verdadero propósito.

Algunos medios de comunicación tratan de usar la misma retórica del gobierno, “tanto por lanza como por escudo” y desconciertan al gobierno para que implemente una genuina “armoniosa sociedad”.

Si el gobierno hace algo para que así sea -por pequeño que fuere- la Prensa se precipita a la acción con editoriales de elogio por sus hechos, editoriales que fueron preparados con anticipación, con la esperanza de forzar al gobierno para que se mantenga en la mejor posición moral.

Pero en realidad, eso nunca da los resultados esperados, porque todo lo que dicen tiene que ser expresado en el lenguaje del régimen, por lo que sólo logran el éxito al repetir los lemas del gobierno. O sea que continúan estando al servicio de ese tipo de lenguaje o expresión.

La muerte del pensamiento independiente comienza con controles del idioma, del lenguaje, y termina cuando éste “se atasca” en las rígidas normas establecidas.

A la generación anterior a la nuestra le faltaba vocabulario. Si alguien era bueno, entonces decían que tenía que ser porque era miembro del Partido Comunista de China. Si criticaban a alguien por ser una mala persona, preguntaban si todavía podía ser considerado como comunista.

No piensen que, si ejercían las libertades permitidas y permanecían dentro de la jaula, habrían de encontrarse en terreno seguro. Si no se resiste, “la jaula se va achicando” cada vez más.

Si alguien ni siquiera pensara en usar palabras sensitivas, entonces, las palabras usadas que no fueran sensitivas, serían designadas como palabras sensitivas.

Nos vemos en la obligación de apoyar a quienes trabajan “al borde del abismo”. Cantidad de personas piensan que no son las más inteligentes o las más hábiles, o piensan que son lo suficientemente inteligentes como para operar “al borde del abismo” permitido, pero en realidad, esas son las personas que “reciben los balazos” en lugar del resto de nosotros.

Es difícil usar palabras y frases que ya se encuentran desapareciendo en Hong Kong, como “revertir el veredicto del 4 de junio de 1989”.

Existe ese sentimiento de que no deberíamos decir esas palabras o frases. Pero si tenemos que expresar un concepto como “armoniosa sociedad”, ¿por qué no podemos usar términos como democracia, libertad y prensa libre para describir esta idea? Yo usaría cualquier otra palabra o expresión, de las que usa el régimen.

De otro modo, la gente de Hong Kong permitirían que las autoridades les convirtieran en el tipo de personas que ellos siempre han odiado.