Los más emprendedores son optimistas, mientras el pesimismo invade a los que ya no se pueden subir al tren.
“El objetivo de los rebeldes que asaltaron el cuartel Moncada en julio de 1953 era una sociedad más equitativa, pero desde que los subsidios soviéticos a la isla se redujeron, el gobierno de Cuba ha tenido que esforzarse para mantener el sistema a flote, dice el encabezamiento de un reportaje de la BBC titulado “Los cubanos hablan de sus esperanzas para el futuro”.
La corresponsal en La Habana Sarah Rainsford entrevistó a cuatro cubanos comunes sobre sus vidas hoy en día y sus esperanzas para el futuro, las que se presentan buenas para unos y no muy buenas para otros, en medio de las reformas económicas y sociales que están cambiando al país.
Alexei Gutiérrez, agricultor privado, cree que la gente como él puede vivir bien si trabaja duro la tierra. Los indicadores de su bienestar actual son un Chevrolet del 52, un tractor de 1948, y algún dinero extra – en un año bueno-- para llevar a su familia a comer fuera y a vacacionar en la playa.
Alexei razona que si Cuba y Venezuela son socialistas, bien se podrían tomar para Cuba las cosas buenas de Venezuela.
Sus aspiraciones son prosperar, tener una vida mejor, comprarse un carro y un tractor nuevos, y conocer el mundo --Egipto, Estados Unidos, Francia--. Pero advierte que para eso hace falta tener más “flujo económico”.
Meiling Wong Chiu tiene una academia para practicar el arte marcial chino conocido como wuzú. Se inició en él a los 9 años y dice tener muchas medallas. Fundó su academia en 1995.
Mientras dirige con firmeza a sus discípulos, Meiling alaba las ventajas de que en Cuba el deporte sea gratuito.
También, de que se le conceda una especial atención, “no por las medallas olímpicas o el reconocimiento, sino porque entiende el papel del deporte en el desarrollo del carácter y la disciplina de un niño”
Ahora vive de una pensión. “No es fácil”, dice. “Lo más importante es la comida, ¡y esos precios han subido!”
Clementina añora a su hijo , que vive en Miami. A sus nietos los conoce por fotografías. Dice que él ha ido de visita, pero que no regresaría a vivir en la isla “Ha vivido mucho tiempo afuera y aquí no se adaptaría”, dice, y reflexiona: “¡Ese es el gran error de nosotros los viejos, que no creamos las condiciones para ellos!”. Y le pregunta a la reportera de la BBC. “¿Cree que no me duele que mi hijo se haya ido?”. “ ¡Con el alma!”, se responde.
Jorge Peña es un emprendedor nato. Cree que el gobierno “ha dado un cambio de mejora, en el sentido de que ahora se puede poner un negocio aquí”. Vio como surgieron los primeros en el barrio -- un restaurante, una cafetería--, pero quiso hacer algo nuevo: “Entre yo y mi tío hemos hecho algo que en otros países es normal pero aquí en La Habana es una novedad”.
En la misma casa de la familia, en el garaje donde su tío guardaba su carro, los dos han instalado un cine en tercera dimensión, básicamente con un televisor y un reproductor de DVD 3D, y suficientes pares de gafas 3D para los clientes.
“Tener un negocio propio es muy complicado. A veces ni duermo, porque quiero que todo salga perfecto. Yo trabajaba para el Estado. Ahora trabajo todo lo que puedo, trato de ofrecer un buen servicio para que los clientes sigan viniendo.
Ve positivos los cambios “porque le están dando a la gente oportunidad de progresar”, pero cree “muy importante” que vengan más cambios
La corresponsal en La Habana Sarah Rainsford entrevistó a cuatro cubanos comunes sobre sus vidas hoy en día y sus esperanzas para el futuro, las que se presentan buenas para unos y no muy buenas para otros, en medio de las reformas económicas y sociales que están cambiando al país.
Los campesinos pastorean unas reses en una cooperativa.
Alexei Gutiérrez, agricultor privado, cree que la gente como él puede vivir bien si trabaja duro la tierra. Los indicadores de su bienestar actual son un Chevrolet del 52, un tractor de 1948, y algún dinero extra – en un año bueno-- para llevar a su familia a comer fuera y a vacacionar en la playa.
Alexei razona que si Cuba y Venezuela son socialistas, bien se podrían tomar para Cuba las cosas buenas de Venezuela.
Sus aspiraciones son prosperar, tener una vida mejor, comprarse un carro y un tractor nuevos, y conocer el mundo --Egipto, Estados Unidos, Francia--. Pero advierte que para eso hace falta tener más “flujo económico”.
Meiling Wong Chiu tiene una academia para practicar el arte marcial chino conocido como wuzú. Se inició en él a los 9 años y dice tener muchas medallas. Fundó su academia en 1995.
Mientras dirige con firmeza a sus discípulos, Meiling alaba las ventajas de que en Cuba el deporte sea gratuito.
También, de que se le conceda una especial atención, “no por las medallas olímpicas o el reconocimiento, sino porque entiende el papel del deporte en el desarrollo del carácter y la disciplina de un niño”
Un grupo de vecinos aprueban el "Proyecto de lineamientos de la política económica y social".
Clementina Hernández, nacida en Los Palacios, Pinar del Río en 1944, recuerda la revolución por su participación en la campaña de alfabetización. “Fui a enseñar a leer y a escribir a los guajiros”, dice. También recuerda que ella y su madre trabajaban como criadas en una casa privada, cuando llegó la revolución “y cambió mucho mi vida. Teníamos casa, comida…”.Ahora vive de una pensión. “No es fácil”, dice. “Lo más importante es la comida, ¡y esos precios han subido!”
Clementina añora a su hijo , que vive en Miami. A sus nietos los conoce por fotografías. Dice que él ha ido de visita, pero que no regresaría a vivir en la isla “Ha vivido mucho tiempo afuera y aquí no se adaptaría”, dice, y reflexiona: “¡Ese es el gran error de nosotros los viejos, que no creamos las condiciones para ellos!”. Y le pregunta a la reportera de la BBC. “¿Cree que no me duele que mi hijo se haya ido?”. “ ¡Con el alma!”, se responde.
Jorge Peña es un emprendedor nato. Cree que el gobierno “ha dado un cambio de mejora, en el sentido de que ahora se puede poner un negocio aquí”. Vio como surgieron los primeros en el barrio -- un restaurante, una cafetería--, pero quiso hacer algo nuevo: “Entre yo y mi tío hemos hecho algo que en otros países es normal pero aquí en La Habana es una novedad”.
En la misma casa de la familia, en el garaje donde su tío guardaba su carro, los dos han instalado un cine en tercera dimensión, básicamente con un televisor y un reproductor de DVD 3D, y suficientes pares de gafas 3D para los clientes.
“Tener un negocio propio es muy complicado. A veces ni duermo, porque quiero que todo salga perfecto. Yo trabajaba para el Estado. Ahora trabajo todo lo que puedo, trato de ofrecer un buen servicio para que los clientes sigan viniendo.
Ve positivos los cambios “porque le están dando a la gente oportunidad de progresar”, pero cree “muy importante” que vengan más cambios