Eliécer Ávila, el joven que discutió al entonces presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón su derecho a viajar, por primera vez en su vida ha tenido la oportunidad de visitar Suecia, gracias a amigos cubanos residentes allí.
Un sonriente Eliécer, confesó a Martinoticias.com vía Skype, que “tenía un poco de miedo a viajar en aviones” pero esta primera experiencia fue “perfecta”, al punto de que buena parte de las 8 ó 9 horas de vuelo hasta Ámsterdam las pasó conversando animadamente con un profesor de izquierda, de visita en Cuba.
Los problemas se le presentaron a su llegada a Ámsterdam, donde debió esperar de 4 a 5 horas por verificaciones legales, pues, como cuenta el propio Ávila, “tenía todas las papeletas para ser un inmigrante ilegal”: primer viaje, sin dinero y ligero de equipaje, solo dos botellas de Havana Club de regalo para los amigos anfitriones.
Ávila, quien se ha destacado por su labor como activista en los últimos tiempos en proyectos como Estado de SATS o el programa Un cubano +, trasmitido por Youtube, detalló que salvo una rápida conversación en el aeropuerto para desearle “feliz viaje”, la Seguridad del Estado no mostró hostilidad alguna.
Entre las muchas sorpresas que deparaban a Eliécer, estuvieron los saludos y sonrisas abundantes de personas en el aeropuerto y a bordo del avión, quienes recordaban las palabras de Alarcón: “si todo el mundo quisiera viajar se formaría una gran trabazón en los aires”.
El joven tunero, ahora por experiencia propia, opinó: “Yo creo que hay bastante espacio para que todos volemos. Fue la impresión que me llevé” y apuntó que piensa “sacar el máximo de este excepcional viaje”.
La situación de este joven informático de Puerto Padre, en Las Tunas es la misma que millones de cubanos, quienes durante más de cinco décadas se vieron obligados a pedir permiso al gobierno cubano para salir de la isla.
Las modificaciones a la Ley Migratoria, vigentes desde el pasado 14 de enero, a través del decreto- ley número 302 del Consejo de Estado, eliminó los permisos de salida para viajar al extranjero y dejó sin efecto el requisito de la carta de invitación. No obstante, el gobierno niega la obtención de ese pasaporte por razones de defensa y seguridad nacional y para preservar la fuerza de trabajo.
Interrogado sobre sus planes de regresar a Cuba o emigrar, mencionó su propósito de conocer los Estados Unidos, pero aseguró que esta oportunidad de viajar le da “más deseos de regresar y estoy conociendo cosas que me van a ayudar a transformar mi realidad. En este momento mi vida es Cuba.”
Ávila pidió a quienes tengan “un cubanito dentro de la isla” les ofrezcan la posibilidad de visitar el extranjero, pues “merece la pena cualquier esfuerzo por salir de Cuba y por darse cuenta que el mundo es inmenso y que va más allá de nuestras costas, que Cuba no es el ombligo del mundo. Hay mucho que ver y mucho por descubrir.”
Un sonriente Eliécer, confesó a Martinoticias.com vía Skype, que “tenía un poco de miedo a viajar en aviones” pero esta primera experiencia fue “perfecta”, al punto de que buena parte de las 8 ó 9 horas de vuelo hasta Ámsterdam las pasó conversando animadamente con un profesor de izquierda, de visita en Cuba.
Los problemas se le presentaron a su llegada a Ámsterdam, donde debió esperar de 4 a 5 horas por verificaciones legales, pues, como cuenta el propio Ávila, “tenía todas las papeletas para ser un inmigrante ilegal”: primer viaje, sin dinero y ligero de equipaje, solo dos botellas de Havana Club de regalo para los amigos anfitriones.
Ávila, quien se ha destacado por su labor como activista en los últimos tiempos en proyectos como Estado de SATS o el programa Un cubano +, trasmitido por Youtube, detalló que salvo una rápida conversación en el aeropuerto para desearle “feliz viaje”, la Seguridad del Estado no mostró hostilidad alguna.
Entre las muchas sorpresas que deparaban a Eliécer, estuvieron los saludos y sonrisas abundantes de personas en el aeropuerto y a bordo del avión, quienes recordaban las palabras de Alarcón: “si todo el mundo quisiera viajar se formaría una gran trabazón en los aires”.
El joven tunero, ahora por experiencia propia, opinó: “Yo creo que hay bastante espacio para que todos volemos. Fue la impresión que me llevé” y apuntó que piensa “sacar el máximo de este excepcional viaje”.
La situación de este joven informático de Puerto Padre, en Las Tunas es la misma que millones de cubanos, quienes durante más de cinco décadas se vieron obligados a pedir permiso al gobierno cubano para salir de la isla.
Las modificaciones a la Ley Migratoria, vigentes desde el pasado 14 de enero, a través del decreto- ley número 302 del Consejo de Estado, eliminó los permisos de salida para viajar al extranjero y dejó sin efecto el requisito de la carta de invitación. No obstante, el gobierno niega la obtención de ese pasaporte por razones de defensa y seguridad nacional y para preservar la fuerza de trabajo.
Interrogado sobre sus planes de regresar a Cuba o emigrar, mencionó su propósito de conocer los Estados Unidos, pero aseguró que esta oportunidad de viajar le da “más deseos de regresar y estoy conociendo cosas que me van a ayudar a transformar mi realidad. En este momento mi vida es Cuba.”
Ávila pidió a quienes tengan “un cubanito dentro de la isla” les ofrezcan la posibilidad de visitar el extranjero, pues “merece la pena cualquier esfuerzo por salir de Cuba y por darse cuenta que el mundo es inmenso y que va más allá de nuestras costas, que Cuba no es el ombligo del mundo. Hay mucho que ver y mucho por descubrir.”