EE.UU y su política cubana: nuevos cargos y pulseadas de poder

John Kerry en la cancillería y Bob Menéndez en el Comité de Relaciones Exteriores de seguro medirán fuerzas en torno a Cuba.

Con nuevos rostros en política exterior, y tras ganar la Florida sin los anticastristas ¿sacará Obama del refrigerador las relaciones con Cuba?
Un artículo en el diario digital Huffington Post analiza aspectos de la nueva correlación de fuerzas en la política estadounidense hacia Cuba, luego de varios cambios en la administración Obama y el Congreso que deben hacerse efectivos a principios de 2013.

La autora, Sarah Stephens, anticipa que entre los relevos ministeriales para su segundo mandato el presidente incorporaría a su gabinete de seguridad, en un par de cargos claves, a dos figuras experimentadas con un largo historial a favor de reformar la política cubana: el senador John Kerry (demócrata por Massachussetts), como Secretario de Estado; y el ex senador republicano por Nebraska Chuck Hagel, como Secretario de Defensa.

Al mismo tiempo, el determinante Comité de Relaciones Exteriores de la cámara alta que ahora preside Kerry quedaría a cargo de un veterano de la Guerra Fría, el senador demócrata cubanoamericano Bob Menéndez

El artículo recuerda que, con respecto a Cuba, el senador Kerry ha apoyado permitir los viajes a la isla no sólo a los cubanoamericanos, sino a todos los estadounidenses; ha bloqueado temporalmente los fondos para implementar en Cuba los programas pro democracia de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID; y ha sido escéptico respecto a los resultados en la isla de los fondos asignados para las transmisiones de Radio y TV Martí.

Por su parte, Chuck Hagel, un condecorado veterano de Vietnam, sirvió dos términos en el Senado, durante los cuales describió la política hacia Cuba como "sin sentido". Cuando el ex presidente Jimmy Carter visitó la isla en 2002, Hagel fue el único miembro del Congreso a quien Carter le pidió que formara parte de su delegación, aunque no pudo asistir debido a un debate en el Senado sobre comercio.

Anteriormente, Hagel copatrocinó proyectos de ley para abrir más el mercado cubano a las ventas de alimentos y medicinas estadounidenses, y para derogar las restricciones a los viajes de norteamericanos a la isla.

Stephens advierte que si estos dos hombres fueran nominados y confirmados en las carteras vacantes – la secretaria Clinton ya anunció su retiro en enero y León Panetta lo pospuso el año pasado para hacerse cargo del Pentágono-- ello no quiere decir que el presidente Obama colocará a Cuba entre sus prioridades de política exterior. Pero sí implicaría que figuras veteranas que han instado al país a deshacerse de su equipaje de la Guerra Fría y normalizar relaciones estarían sentadas a la mesa donde se adoptan las decisiones estratégicas.

No obstante –anticipa la articulista-- si Kerry fuera escogido, lo más probable es que sea juramentado antes de testificar sobre su aptitud para el cargo por el senador Bob Menéndez, probable presidente de un Comité de Relaciones Exteriores que ha cambiado bastante. Menéndez, quien se opone a liberalizar la política hacia Cuba, ha prometido frustrar mediante un debate sin fin "cualquier proyecto de ley que de alguna manera intente levantar o relajar la prohibición de viajar a Cuba".

Menéndez unió fuerzas en 2011 con el senador Marco Rubio (R-FL), en un esfuerzo fallido por detener el proyecto de viajes de pueblo a pueblo de Obama. También amenazó con afectar el presupuesto de la Organización de Estados Americanos después que ese organismo abriera las puertas para la readmisión del gobierno cubano.

Stephens opina que, después de triunfar en una elección en la que ganó la Florida sin deber nada a quienes apoyan la línea dura hacia La Habana, Obama podría usar su segundo mandato para dejar un legado en las relaciones con Cuba.

Pero también recuerda que después de suprimir todas las restricciones para viajar a los cubanoamericanos, hacer aprobar las categorías de viajes de pueblo a pueblo, y reiniciar las conversaciones bilaterales sobre inmigración, su enfoque de "compromiso constructivo" se vio frenado por la detención en Cuba de Alan Gross, y la negativa de Washington a negociar con los Castro su liberación.