Denuncia acoso gubernamental editor del diario argentino Clarín

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Miles de manifestantes se congregan en el Obelisco de Buenos Aires para protestar contra intenciones del oficialismo de forzar un tercer mandato de Cristina Fernández.

El gobierno de Cristina Fernández ha lanzado "una campaña de descalificación y presión como nunca se vio en tres décadas de democracia”, escribe el directivo.
El editor general del diario Clarín de Buenos Aires, Ricardo Kirschbaum alerta en la edición de este miércoles acerca del peligro que se cierne sobre el periodismo argentino, y la campaña de hostigamiento del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner contra ese grupo, que incluye al diario de mayor tirada del país.

Kirschbaum recuerda que semanas atrás sólo un canal de televisión en abierto y uno de cable, los dos del Grupo Clarín, mostraron las imágenes en vivo de una gigantesca protesta en todo el país contra el anticonstitucional proyecto para una segunda reelección de Fernández de Kirchner.

El autor enumera las represalias contra el Grupo Clarín y sus periodistas: “Se nos ha catalogado como “la cadena del desánimo”, no se les responden las preguntas o se los acusa de infinitas segundas intenciones. Todo hecho difícil que sucede en el país (...) sería responsabilidad del periodismo no adicto, una campaña de descalificación y presión como nunca se vio en las últimas tres décadas de democracia”.

Además, el gobierno quiere obligar a la empresa, a “desinvertir” y entregar al menos una de sus emisoras a la competencia (oficialista), y le ha dado como plazo hasta el viernes 7 de diciembre

Ricardo Kirschbaum, editor de Clarín

Explica Kirschbaum que La decisión se basa en una ley de medios audiovisuales
votada tres años atrás, hecha a medida para debilitar a ese grupo: “Clarín tiene un sistema de televisión por cable importante, y se ha impuesto en la ley una restricción al número de canales de cable que puede tener una empresa. Sin embargo, “hay competidores con igual o mayor número de emisoras de pago pero lo distribuyen por satélite —o por la red telefónica— en vez de por cable. Para ellos, no hay limitación alguna”.

Denuncia el también presidente de la Red Mundial de Editores que “a excepción de tres diarios en Buenos Aires (además de Clarín, mantienen su independencia La Nación, Perfil y El Cronista), y de un puñado del interior de la Argentina, casi no quedan medios independientes en el país”. Los demás “actúan como una verdadera cadena paragubernamental, subvencionada con publicidad del Estado o pagados por empresarios amigos que luego ven retribuida su fidelidad con concesiones públicas”

Expone asimismo “el uso descarado de los medios públicos (...) para hacer propaganda del Gobierno de Kirchner” con lo que --afirma-- "siguen la misma política que en Venezuela, Ecuador y Bolivia”.

Concluye diciendo Ricardo Kirschbaum que “el Gobierno argentino no quiere generar nuevas voces, sino herir la capacidad de emisión y de trabajo de aquellas que no le son fieles. Hay que estar alertas y denunciar esta situación grave para la libertad de expresión y el derecho a informar. La arbitrariedad y las presiones desvergonzadas son contrarias al espíritu democrático”.