The Economist: Información alternativa marcó diferencia tras paso de Sandy

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Casi una semana después, Santiago de Cuba continuaba sin electricidad, observa The Economist.

La revista resalta que los periodistas independientes ofrecieron los primeros informes sobre muertes y daños graves, vía mensajes de texto.
La revista británica The Economist dice en un artículo publicado en su portal de internet que seis días después del paso del huracán Sandy, Santiago de Cuba, la segunda ciudad de la isla con medio millón de habitantes, seguía a oscuras, el agua corriente era escasa y había escasez de alimentos. Más de 115.000 viviendas resultaron dañadas y 15.000 destruidas.

La publicación comenta que gracias a una política de defensa civil que prioriza la evacuación, los huracanes rara vez suelen causar grandes pérdidas de vidas en Cuba, aunque esta vez murieron 11 personas. Ello –afirma-- contrasta favorablemente con al menos 52 muertos en el vecino Haití.

The Economist resalta como otra diferencia con el pasado que buena parte de la información emanada del escenario del desastre provino de los periodistas independientes cubanos, los cuales –dice-- son técnicamente ilegales. La página electrónica toma nota de que los primeros informes sobre daños graves y muertes circularon a partir de mensajes de texto desde la ciudad, mucho antes de que los noticieros bajo control estatal anunciaran la pérdida de vidas al final de una emisión vespertina, casi 15 horas después del paso del huracán.

Cada vez más, los cubanos pueden acceder a esas fuentes alternativas de noticias, aunque sea indirectamente, agrega. Desde 2008, cuando Raúl Castro les autorizó a comprar teléfonos móviles, el número de estos se ha sextuplicado, hasta un millón 800.000.

Aunque aún no se permite el acceso a Internet desde los celulares, los usuarios pueden enviar mensajes de texto a través de Twitter. Las conexiones a la web desde el hogar están en general prohibidas, pero cubanos ingeniosos se las arreglan para burlar la prohibición mediante la compra de contraseñas de aquellos que, como los médicos y académicos, están autorizados a navegar.

La revista pone como ejemplo de las dificultades del gobierno para controlar la información el torrente de rumores sobre la salud de Fidel Castro en publicaciones extranjeras y en Twitter, los que precipitaron la decisión de que el exgobernante reapareciera.

Según The Economist, todo esto significa que Yoani Sánchez, la bloguera más conocida de Cuba, ha llegado a ser percibida por las autoridades como la disidente más problemática de la isla. La revista da por sentado que una cláusula en la nueva ley migratoria para seguir negando la salida de Cuba a quienquiera que trate de socavar el sistema comunista, se redactó pensando en la autora de Generación Y.