Cacería de huevos en México

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Fotografía de archivo.

El precio del producto se ha duplicado de 20 pesos (1,50 dólares) a 40 (3,0 dólares) y algunas tiendas incluso lo han triplicado
Un drástico desabastecimiento de huevos en México, el mayor consumidor mundial, provocado por el sacrificio de 11 millones de aves debido a una epidemia de influenza aviar, ha lanzado a los mexicanos a la cacería de ese producto esencial para su dieta.

La agencia AFP dijo que en un barrio del sur de la capital mexicana, numerosos habitantes hacen fila para comprar huevo a precio subsidiado, mientras en la que frontera norte muchos compran en los supermercados estadounidenses.

Como parte de las medidas de emergencia para enfrentar el desabasto, el gobierno cortó las tarifas aduaneras y adquirió 906 toneladas de Estados Unidos desde que la crisis estalló el mes pasado.

Algunos comercios han racionado sus ventas y no despachan más de dos cartones de huevo por persona. El precio del producto se ha duplicado de 20 pesos (1,50 dólares) a 40 (3,0 dólares) y algunas tiendas incluso lo han triplicado.

El consumo promedio de huevo per cápita es de 22,4 kilogramos por año, según la Unión Nacional de Avicultores, es decir que cada mexicano consume entre 350 a 400 unidades por año.

"Es un alimento de primera necesidad", dice a la AFP Bertha Padilla Ramírez, una abuela de 53 años, después de comprar un cartón de huevo en el centro de distribución móvil en un barrio popular del sur de la capital. "Comemos huevo porque es muy cara la carne", comenta.

En México, donde casi la mitad de los 112 millones de habitantes vive en la pobreza, el huevo es junto con el maíz, el frijol y el arroz uno de los principales alimentos, sobre todo por ser, hasta hace unas semanas, una fuente barata de proteína.

El huevo no falta en el desayuno del mexicano común y a menudo es el plato fuerte en la comida o cena de familias de escasos recursos, se cocina sólo o acompañado de frijoles, arroz, tortillas o salsas.

Los precios se dispararon el mes pasado tras un brote de gripe aviar que obligó desde junio al sacrificio de 11 millones de aves en el estado de Jalisco (oeste), uno de los mayores productores. Ante la especulación de algunos comercios, el gobierno ha amagado con sanciones.

"Es una crisis psicológica para las amas de casa porque no podemos dar a comer a nuestros niños", añade Padilla Ramírez mientras hace fila, junto con docenas de personas.

Desde hace un mes, no ha tenido otra opción que cocinar frijoles y arroz en su casa, donde viven siete personas. Antes, diario guisaba 10 huevos para su esposo, sus tres hijos y dos nietos.

"Regresen pronto porque nos falta", le pide al coordinador del programa de distribución semanal de huevo que en el sector de Coyoacán, en el sur de la capital.

En la frontera norte, las autoridades aduaneras permiten el paso de mexicanos que viajan a Estados Unidos para comprar huevo.

Algunos habitantes de Nuevo Laredo, fronteriza con Texas y donde el huevo llegó a venderse hasta 60 pesos el kilo, aseguran que "del otro lado" pueden comprar la docena de huevos por 1,38 dólares (19 pesos).

Sobre las importaciones de huevo, expertos aseguran que no contribuirán a reducir el precio del producto ya que traerlo de otros países resulta caro.

"La importación de huevo no servirá de mucho, porque aunque ayudará un poco nunca bajará su precio y no será mejor el producto que el que se produce en México", expresó Homero Villarreal Cerda, consejero de la Cámara de Comercio de Nuevo Laredo.

Por su parte, la agencia mexicana del consumidor exhorta a optar por alternativas de proteína a buen precio, como el atún en lata, a través del programa "Tú eliges comer bien".

El secretario de Economía, Bruno Ferrari, señala que esta es una forma de combatir la especulación.

"Recomiendo que durante esta inestabilidad, el consumidor tome el papel que le corresponda y no permita este tipo de abusos. Intercambie por estos días su dieta, busque otro tipo de proteína", dijo.

Pero las alternativas siguen siendo limitadas porque los precios de la carne y el pescado son elevados.

En el centro de distribución de Coyoacán, Montserrat Rojos, de 23 años, y su esposo Carlos Acuña, de 26, compran cada uno una caja de 30 huevos.

"Frijoles, arroz, tortillas y huevos, es lo que no puede faltar en tu mesa. Vamos a comer tres huevos a la semana. Vamos a racionar y cuidarlos lo más posible", comenta Rojos, en cuya casa viven su madre y abuela.