El gobierno no quiere ayuda ni dice cifras exactas, afirma Obispo venezolano

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Vista general de la refinería de Amuay, que continúa ardiendo, en el Estado Falcón, Venezuela. y Minería, Rafael Ramírez, afirmó hoy que esperan poder sofocar en las próximas horas el fuego en esta refinería ubicada en el Centro Refinador Paraguaná (CRP),

Monseñor Roberto Lückert, arzobispo de Coro, describió al diario La Verdad, la dramática situación que vivieron y viven las familias afectadas por la fuerte explosión del Centro de Refinación Paraguaná.
Pánico, penetrantes olores, incontables desaparecidos, insuficiente personal y escasez de insumos médicos para atender con rapidez la emergencia, están unidas a la tragedia, dijo el prelado, quien declaró que el gobierno no enfrenta ni habla con sinceridad sobre la realidad de la tragedia suscitada en Punto Fijo, pues “hay muchos más muertos y heridos de los que el Gobierno dice”.

Una calamidad nacional, califica Lückert en su conversación telefónica con el rotativo La Verdad, lo sucedido en la madrugada del sabado, y critica la ligereza con la cual se maneja en la actualidad la empresa petrolera de esa región venezolana. El Obispo de Coro dijo al diario que “la seguridad y mantenimiento” eran los principales principios que regían la refinería de alto riesgo y ambos se dejaron perder en los últimos 10 años.

Un miembro de la Guardia Nacional vigila hoy, lunes 27 de agosto de 2012, los alrededores de la refinería de Amuay, que continúa ardiendo, en el Estado Falcón, Venezuela.

De acuerdo con el conocimiento que posee de la zona, agregó que con la explosión quedaron sectores completamente eliminados del territorio e innumerables personas desaparecidas, las cuales quizás nunca más sean vistas.

El fuego, recordó, arrasó con el Destacamento 44 de la Guardia Nacional Bolivariana y con ello murieron no solo los oficiales, sino también sus familiares. “Hay casas que desaparecieron y edificios con fuertes daños”.

“La industria petrolera poseía un organismo encargado de preparar a los trabajadores antes de ingresar a las plantas. Eso lo desaparecieron. Ahora se visten con camisas rojas y laboran sin tener las experticias y condiciones necesarias”. En esa región, a criterio del obispo, hay escasez de medicamentos y personal para atender a las personas afectadas en los diferentes ambulatorios y hospitales de la entidad. Las familias le notificaron de la falta de insumos básicos como suero fisiológico, alcohol y gasas.

El obispo aprovechó ocasión para exhortar a la población de todo el país, incluyendo a las autoridades políticas, a prestar su colaboración con la donación de medicamentos y materiales para quienes perdieron su hogar y enseres.

Los párrocos de la Iglesia católica desconocen de cerca la situación, pues los funcionarios de la Guardia Nacional, quienes resguardan las instalaciones de la refinería, les impiden el acceso a los que se acercan interesados por ayudar. El Obispo ha intentado en vano hablar con el vicepresidente Elías Jaua y el ministro Rafael Ramírez, que arribaron el fin de semana a la zona. Caritas Diocesana. Caritas Nacional, y dos agrupaciones de ayuda católica, están alertas para servir, recordó Lückert.