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Los viajes de Gulli-Leffler


Christian Leffler, director general para las Américas del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE).
Christian Leffler, director general para las Américas del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE).

El jefe del equipo negociador de la Unión Europea con el Gobierno cubano, Christian Leffler, anunció en una comparecencia ante el Congreso de los Diputados de España que las negociaciones entre ambas partes continuarían, a pesar de las detenciones de activistas.

El funcionario, que ostenta el cargo de Director para las Américas del Servicio Europeo de Acción Externa (es decir, la cancillería del Consejo de Europa) justificó el mantenimiento de las pláticas con La Habana porque según él, la política europea se caracteriza por ser "de diálogo, de contacto, aunque sea difícil a veces" o se desarrolle "a largo plazo".

Leffler fue un poco más allá al afirmar que en la tercera ronda de negociaciones, a celebrarse a comienzos del mes de marzo se hablará de "Derechos Humanos, como de otros temas", y que el acuerdo bilateral con la dictadura castrista debe incluir "cláusulas democráticas", que aunque son "más o menos estándares", se suelen "ajustar a la situación de cada país" y, que, por tanto, en el caso cubano se hará lo mismo. Todo un tributo al lenguaje inocuo de la diplomacia, no sólo europea, sino también de otras naciones, con relación a Cuba y los Derechos Humanos y la democracia.

En estos temas no parece haber mucho de acción, sino más bien inacción externa. Leffler ha viajado unas cuantas veces a Cuba y, hasta ahora, no ha mostrado ningún interés por reunirse ni siquiera con los ganadores del Premio Sajarov del Parlamento Europeo, quienes se supone sean los interlocutores en Cuba de la UE en este asunto. Mucho ruido y pocas nueces, o muchos viajes y pocos resultados.

En definitiva éste parece ser el signo de los tiempos con relación a Cuba, los viajes. Se transita hacia y desde Cuba, gentes se van y otras vienen, pero donde único no se transita es dentro de la Isla. Raúl sigue siendo un dictador, para los que no lo saben.

Nancy Pelosi y su delegación senatorial demócrata (por cierto la segunda en una semana); viaja a Cuba y suplanta a ambos Gobiernos, el de Estados Unidos y Cuba, al anunciar la fecha exacta de la nueva ronda de negociaciones entre ambos países, el próximo 27 de febrero. ¿No debió corresponder este anuncio a Josefina Vidal y Roberta Jacobson? El corre corre es tan grande que ya no se sabe quién es quién.

Estamos asistiendo a una externalización y trivialización de la problemática cubana, con el objetivo de distraer la atención del foco del problema, que es la relación entre el régimen y el pueblo cubano. Al proyectar los problemas de Cuba hacia el exterior, por medio de todo tipo de viajes, se proyectan también las soluciones hacia factores externos. El águila no caza moscas y lo que está en juego es una carrera mercantilista por la plaza cubana, bajo el argumento simplista de que los negocios producen democracia. De acuerdo a esta lógica, todo debe supeditarse al gran tema de una supuesta prosperidad económica que nunca llega, puesto que la estructura política no lo permite.

En este marco de relaciones, o intereses, los problemas internos pasan a ser "daño colateral". Al igual que en China o Viet Nam, el humo de las "reformas económicas" nubla la visión sobre el fuego de la explotación de mano de obra semiesclava, violación de Derechos Humanos y ausencia de un pleno Estado de Derecho. Al igual que el Gobierno de Estados Unidos, la Unión Europea continuará sus negociaciones con el Gobierno cubano aunque continúe la represión contra los activistas porque sencillamente, ése no es su problema sino el de los activistas.

El interés "es un monstruo grande y pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente" como dice la canción, y lo engulle todo, especialmente algo tan "insignificante" como los Derechos Humanos, de los cuales se puede hablar pero no negociar. Para Gulli-Lefler y sus viajes, Cuba es el país de los enanos y la UE es el país de los gigantes. Lo mismo piensa Pelosi y EU.

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