Sus víctimas en esa barriada de Marianao suman más de una decena, pese a que usa siempre el mismo modus operandi: las amenaza con un cuchillo y las lleva al estadio local para violarlas.
El humo tóxico penetra en las viviendas de la zona, ya que la chimenea desde hace años colapsó y se encuentra a una altura inadecuada.
Vienen de las provincias y duermen allí sobre la tierra, esperando por los camiones de basura para recolectar todo lo que puedan vender.