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¿Por qué el régimen cubano censura revolico.com?


Revolico.com
Revolico.com

Un sitio que le ayuda a resolver problemas materiales a una población que lleva 54 años viviendo con escasez y racionamiento

Luego de la apertura y no al alcance de todos los bolsillos, de más de un centenar de salas de internet en Cuba el 4 de junio, se puede entender que la autocracia verde olivo no permita el acceso a páginas online consideradas "contrarrevolucionarias", como Martí Noticias o Cubanet.

Lo que no tiene ninguna explicación, al menos lógica, es que desde muchos antes, los cubanos residentes en la isla no podían acceder a revolico.com, web de anuncios clasificados dedicada a la compra-venta de bienes, desde casas y autos hasta electrodomésticos y libros; alquileres de viviendas, a cubanos y extranjeros; permutas, y oferta de servicios particulares.

Un sitio que le ayuda a resolver problemas materiales a una población que lleva 54 años viviendo con escasez y racionamiento, en el pugilato, en la 'lucha' diaria para poder comer, vestir y tratar de mantener su cuerpo y su hogar lo más limpio posible.

Revolico ha venido a ser el sustituto -digital en este caso- de Opina, aquella publicación lanzada en los años 80 por el Instituto de la Demanda Interna. Los primeros 'fulas' que tuve en mi vida, en 1994, unos meses después que Fidel Castro despenalizara "la moneda del enemigo", fueron 39 dólares, por la venta de mi colección de discos brasileños, con canciones de Ellis Regina, Antonio Carlos Jobim, María Bethania, Caetano Veloso, Gal Costa, Chico Buarque y Milton do Nascimento, entre otros.

Puse el anuncio en Opina y enseguida me llamaron. Con esos 39 dólares compré varios metros de tela antiséptica y de gasa, que fueron destinados a la confección de culeros y pañales a Yania, mi primera nieta. Entonces en Cuba no estaban de moda los culeros desechables, como ahora: las madres que no tienen suficientes divisas, los reciclan.

En noviembre cumpliré diez años en Suiza y en este tiempo he podido comprobar cómo las autoridades en Lucerna, el cantón donde resido, hacen todo lo posible por facilitarle la vida a las personas, en particular a niños, mujeres, ancianos y minusválidos. Contínuamente están haciendo arreglos y reparaciones. Ahora mismo, a un costado de nuestro edificio llevan un mes poniendo unos muros de un material antisonoro, para que el ruido de los trenes moleste lo menos posible a los vecinos que vivimos cerca de las vías férreas.

Cada día, por internet la situación cubana, en particular la reportada por los periodistas independientes. Algunas cosas han cambiado en una década, pero en lo que respecta al interés y preocupación del gobierno por elevar el nivel de vida de la población, no solo hace poco, si no cuando puede hacerlo, sin costarle un centavo, no lo hace. O lo prohibe, como viene haciendo con revolico.com

Han abierto un poco la mano y están dejando viajar a muchos cubanos -no a todos, como al ex preso político Jorge Olivera, pero siguen con ese miedo a que los ciudadanos puedan salir adelante por iniciativa propia. Ante la desidia y la falta de creatividad del Estado, la gente no se ha quedado cruzada de brazos. Y con revolico o sin revolico, seguirá haciendo negocios entre sí.
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