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Rodiles en el punto de mira del régimen


Antonio G. Rodiles (izq), Wilfredo Vallín(C) y Yoani Sánchez(Der) en Estado de Sats
Antonio G. Rodiles (izq), Wilfredo Vallín(C) y Yoani Sánchez(Der) en Estado de Sats

Muchos se preguntan por qué emprenderla con Antonio Rodiles. ¿Qué encontraron los sesudos de la policía política en este inquieto intelectual?

Dos dinámicas opuestas han tenido que cambiar sus acciones para prevalecer: la represión gubernamental y la oposición pacífica. Los cubanos de a pie se hicieron con las armas de las nuevas tecnologías, se apoyaron en los pocos resquicios que les dejaba la mal llevada y traída Constitución de la República y los represores han tenido que golpearlos en plena calle sin miramientos, dejarse fotografiar por ciudadanos anónimos y asimilar el costo político ante la opinión pública internacional.

Las recientes detenciones temporales, golpizas e interrogatorios a un nutrido grupo de disidentes cubanos ha mostrado dos aristas importantes entre ciudadanos inconformes y garantes del viejo poder estalinista. Las víctimas fueron a protestar frente a un importante departamento del Ministerio del Interior en la capital cubana. Por una parte se ha comprobado que la intensidad de las golpizas es la misma, mientras los opositores han combinado las más útiles herramientas de difusión de su mensaje, y su membresía se colorea cada vez más.

En la refriega que propició la Seguridad del Estado el pasado 10 de noviembre había un escritor de renombre; varios abogados (tres de ellos detenidos y conducidos a calabozos); un académico; una bloguera conocida en el mundo entero; cinco ex presos políticos del Grupo de los 75 (Primavera Negra Cubana 2003); el Premio Sajarov 2010 a la libertad de conciencia; varios activistas de los derechos humanos, y el director de Estado de Sats, Antonio G Rodiles, que recién había sido nominado a un EMMY.

Una gama bien abierta y colorida de la disconformidad social de ahora mismo.

Rodiles… la nueva escala represiva

A estas alturas muchos se preguntan por qué emprenderla con Antonio Rodiles. ¿Qué encontraron los sesudos de la policía política en este inquieto intelectual? La Demanda Ciudadana por otra Cuba pudiera haber pasado como una iniciativa más, pero las garras de la contención desde las altas esferas de la contrainteligencia militar no quieren jugarse una carta más.

La Demanda Ciudadana por otra Cuba… en la que exigen al gobierno que ratifique los pactos firmados en la ONU en 2008 y "ponga en práctica de inmediato las imprescindibles garantías legales y políticas" establecidas en la Declaración Universal de Derechos Humanos, ha levantado la cooperación de sectores anteriormente encontrados de la disidencia en Cuba. De esta manera, suma cada día a más cubanos dentro y fuera de la isla, un detalle que consigue adhesiones rápidamente.

Rodiles, joven intelectual, ideó la forma de noticiar y dar a conocer lo más variopinto del pensamiento y el activismo anticastristas a través de entrevistas filmadas de manera precaria en su casa. Los ‘programas televisivos’ de Estado de Sats se filman y editan de manera pulcra, pero sencilla, sin artilugios tecnológicos, e inmediatamente que suben a canales de publicación masiva como YouTube, se diseminan por toda la geografía nacional con inusitada velocidad.

Yoani Sánchez… subiendo el perfil.
En el video de la detención del pasado 7 de noviembre se ven detalles precisos de la brutal represión y son dos aristas que no debieran olvidarse si se quiere conocer a fondo la realidad cubana actual. Lo primero es que otra vez más un ciudadano anónimo filma a militares de alto perfil operativo. La segunda es que en poco menos de un lustro los actos represivos vienen acompañados de un rostro, y en eso la bloguera Sánchez tiene un peso fundamental.

Conocida por sus breves escritos en la bitácora más popular de habla hispana, Yoani ha sido protagonista de cursos y talleres sobre las herramientas del mundo tecnológico moderno, del empoderamiento del ciudadano de a pie, como también suele decirse.

Aquel corto video de una oficial de Inmigración, sin argumentos ningunos, notificándole que no tenía el permiso de salida de Cuba, le dio la vuelta al mundo. Yoani inauguraba las sesiones de los cibervictimarios, promocionando (casi online) sus tropelías. Sin dudas, los estrategas de la Inteligencia cubana cayeron en la trampa de una altanería que no les hacía falta y con la que se acusaban a sí mismos.

El esposo de la multipremiada disidente, el periodista Reinaldo Escobar, empujado por una masa de bravucones con licencia para linchar, fue otro episodio al que tanto él como Yoani le pusieron la arquitectura. Escobar retó a un connotado oficial operativo y se apostó, a la usanza de un muchacho de barrio, en una céntrica calle capitalina a esperar a su ‘oponente’, y esta vez vino la vuelta de tuerca: los medios informativos acreditados en La Habana filmaron y proyectaron al mundo imágenes de actos represivos gubernamentales contra ciudadanos indefensos. Nuevamente Yoani Sánchez movía los hilos, acomodaba las fichas.

Cuando un conocido reportero independiente reveló sus vínculos de colaboración con la policía política, la televisión cubana le dio riendas sueltas a su maquinaria de propaganda y puso al aire una serie de cortos capítulos titulada Razones de Cuba, donde exhibía fotos, videos y otros testimonios sobre el accionar de la resistencia cívica. Acto seguido, la autora del blog Generación Y subió la parada, armó en su casa un improvisado estudio de grabaciones y comenzó a publicar entrevistas a integrantes de la sociedad civil que empaquetó en la serie Razones ciudadanas, con las que revelaba en primer plano los rostros y el pensamiento más fresco del enfrentamiento a la longeva dictadura militar.

Parecen pequeñas escaramuzas, pero por el conjunto de sus acciones Yoani Sánchez ha recibido lo mismo infinidad de lauros fuera de Cuba que difamaciones públicas del ex presidente Fidel Castro, así como la aceptación de actores importantes de la oposición cubana reconociéndole haber abierto una brecha, un camino allanado a base de apropiaciones legítimas de las herramientas civiles que estaban ahí, y que la dictadura ha criminalizado.

El acto de un ciudadano publicando desde su teléfono móvil el rostro de la represión en Cuba lo arma de argumentos contra sus verdugos. No es un invento de la conocida bloguera, pero fue ella quien lo puso en práctica, y eso la consagra en la historia de la resistencia cívica de la isla.
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