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Estados Unidos

Discurso de John Kerry en la ceremonia de reapertura de la embajada en Cuba

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Traducción de las palabras del Secretario de Estado antes del izado de la bandera de Estados Unidos en La Habana, el 14 de agosto de 2015.

Gracias, muchas gracias, buenos días, lamento que empecemos un poco tarde hoy pero tuvimos un bonito paseo por el camino y es maravilloso estar aquí, y les doy las gracias por haber dejado mi futura transportación aquí afuera detrás de mí (tres autos americanos de los años 50 estacionados en el Malecón).

Distinguidos miembros de la delegación cubana, Josefina, gracias por tu liderazgo y todo el trabajo de tu delegación; Excelencias del cuerpo diplomático; mis colegas de Washington, pasados y presentes; embajador DeLaurentis y todo el personal de la Embajada; y amigos que nos contemplan en todo el mundo:

Gracias por acompañarnos en este momento verdaderamente histórico mientras nos preparamos a izar la bandera de Estados Unidos aquí en nuestra Embajada de La Habana. Simbolizando el restablecimiento de relaciones diplomáticas al cabo de 54 años.

Esta es, también, la primera vez que un secretario de Estado de Estados Unidos visita Cuba desde 1945.

Esta mañana me siento casi como en casa aquí y agradezco a los que han venido a compartir la ceremonia de pie ahí afuera, alrededor de nuestras instalaciones. Y me siento en casa aquí porque esta es ciertamente una ocasión memorable, un día para poner a un lado viejas barreras y explorar nuevas posibilidades. Y es en ese espíritu que puedo decir a nombre de mi país (EN ESPAÑOL) los Estados Unidos acogen con beneplácito este nuevo comienzo de su relación con el pueblo y el Gobierno de Cuba.

Sabemos que el camino hacia unas relaciones plenamente normales es largo, pero es precisamente por ello que tenemos que empezar en este mismo instante.

No hay nada que temer, ya que serán muchos los beneficios de los que gozaremos cuando permitamos a nuestros ciudadanos conocerse mejor, visitarse con más frecuencias, realizar negocios de forma habitual, intercambiar ideas y aprender unos de los otros.

(EN INGLÉS) Amigos, estamos congregados hoy aquí porque nuestros líderes, el presidente Obama y el presidente Castro, tomaron una valiente decisión: Dejar de ser prisioneros de la historia y enfocarse en las oportunidades de hoy y de mañana. Eso no significa que debamos o vayamos a olvidarnos del pasado. Después de todo, ¿cómo podríamos olvidarlo?

Al menos para mi generación las imágenes son indelebles. En 1959 Fidel Castro visitó Estados Unidos y fue saludado por multitudes entusiastas. A su regreso al año siguiente para la Asamblea General de la ONU fue abrazado por el entonces premier soviético, Nikita Khruschev. En 1961 se desarrolló la tragedia de Bahía de Cochinos, y el presidente Kennedy asumió la responsabilidad. Y luego, en octubre de 1962, surgió la crisis de los misiles: 13 días que nos empujaron hasta el umbral mismo de una guerra nuclear. Yo era entonces un estudiante y todavía puedo recordar las caras tensas de nuestros líderes, el espantoso mapa que mostraba los movimientos de buques adversarios, el plazo que estaba por vencerse, y esa palabra peculiar: Cuarentena. Estábamos crispados e inseguros sobre el futuro, porque no sabíamos al cerrar los ojos cada noche qué nos encontraríamos al despertar.

En ese ambiente de frialdad, los lazos diplomáticos entre Washington y esta capital se tensaron, luego se debilitaron y por último se cortaron. A fines de 1960 el Embajador estadounidense abandonó La Habana. A principios del siguiente mes de enero, el Gobierno cubano exigió una fuerte reducción en el personal de nuestra misión y el presidente Eisenhower decidió que no tenía otra alternativa que cerrar la Embajada.

La mayor parte del personal estadounidense se marchó rápidamente. Pero unos pocos se quedaron para entregar las llaves a nuestros colegas suizos, que fungirían de manera diligente y honorable como nuestra potencia protectora durante más de 50 años. Me acabo de reunir con el ministro suizo de asuntos exteriores Didier Burkhalter, siempre estaremos agradecidos por su servicio y su ayuda.

Entre los que permanecieron en la Embajada había tres custodios, tres Infantes de Marina: Larry Morris, Mike East y James Tracey. Cuando salieron del edificio fueron confrontados por una gran multitud que se interponía entre ellos y el asta de la bandera. Había una gran tensión, nadie se sentía seguro, pero los marines tenían una misión que cumplir, y lentamente, la multitud les abrió paso; consiguieron llegar al asta de la bandera, arriaron la Old Glory, la plegaron y regresaron al edificio.

Larry, Mike y Jim habían cumplido su misión, pero también hicieron una atrevida promesa: Que un día regresarían a La Habana e izarían de nuevo la bandera. En ese momento nadie habría podido imaginar cuán distante estaba ese día.

Por más de medio siglo, las relaciones EEUU-Cuba han estado fosilizadas en el ámbar de la política de la Guerra Fría. En el ínterin, una generación entera de estadounidenses y cubanos creció, y envejeció. Estados Unidos ha tenido 10 nuevos presidentes. En una Alemania unida el Muro de Berlín se convirtió en un vago recuerdo. Liberada de los grilletes soviéticos, la Europa central es de nuevo hogar de florecientes democracias. Y la semana pasada yo estuve en Hanoi para celebrar el 20 aniversario de la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Vietnam.

Piénselo: Una larga y terrible guerra que infligió cicatrices indelebles, físicas y mentales, seguida por dos décadas de mutua sanación, que fueron seguidas por otras dos décadas de compromiso diplomático y comercial. En ese período Vietnam evolucionó de ser un país desgajado por la violencia a ser una sociedad dinámica con una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo. Y en todo ese tiempo de reconciliación, de normalización, las relaciones cubano-estadounidenses siguieron encerradas en el pasado.

Mientras tanto, nuevas tecnologías permitieron a personas de todas partes beneficiarse de proyectos compartidos a través de esas extensiones de océanos y tierras. Amigos, no hacía falta un GPS para entender que el camino de mutuo aislamiento y distanciamiento por el que andaban Estados Unidos y Cuba no era un buen camino y que había llegado la hora de que avanzáramos en una dirección más prometedora.

En Estados Unidos eso significa reconocer que la política estadounidense no era el yunque en el que se forjaría el futuro de Cuba. Al margen de décadas de buenas intenciones, las políticas del pasado no condujeron a una transición democrática en Cuba. Tampoco sería realista esperar que la normalización de relaciones tenga a corto plazo un impacto transformador. Después de todo, son los cubanos los que tienen que moldear el futuro de Cuba.

La responsabilidad por la naturaleza, la calidad y la rendición de cuentas de un Gobierno no recae, como no debe ser, en ninguna entidad externa, sino únicamente en los ciudadanos de un país. Pero los dirigentes en La Habana y el pueblo cubano deben saber también que Estados Unidos será siempre un paladín de las reformas y los principios democráticos. Como muchos otros Gobiernos dentro y fuera de este hemisferio, continuaremos urgiendo al Gobierno cubano a cumplir con sus obligaciones bajo los pactos de Derechos Humanos interamericanos y de la ONU, obligaciones que comparten Estados Unidos y todos los demás países de las Américas.

Y, realmente, seguimos convencidos de que el pueblo de Cuba estará mejor servido por una auténtica democracia, en la que la gente pueda elegir a sus líderes, expresar sus ideas, practicar su fe; en la que el compromiso con la justicia social y económica se realice de manera más plena; en la que las instituciones rindan cuentas a aquellos a quienes sirven; y en la que la sociedad civil sea independiente y se le permita florecer.

Permítanme ser muy claro: El establecimiento de relaciones diplomáticas normales no es algo que un Gobierno hace como un favor a otro; es algo que dos países emprenden conjuntamente cuando los ciudadanos de ambos países se van a beneficiar. Y, en este caso, la reapertura de nuestras embajadas es importante en dos niveles: de pueblo a pueblo, y de Gobierno a Gobierno.

Primeramente, creemos que es útil para nuestras naciones aprender más una de la otra, conocernos más. Es por eso que nos entusiasma que los viajes de Estados Unidos a Cuba se hayan incrementado 35% desde enero y continúen aumentando. Nos alienta que cada vez más compañías estén explorando aquí proyectos comerciales que crearán oportunidades para el creciente número de emprendedores cubanos; y nos entusiasma también que las firmas de Estados Unidos estén interesadas en ayudar a Cuba a expandir sus telecomunicaciones y sus conexiones a internet, y que el Gobierno aquí haya prometido recientemente crear decenas de puntos más baratos de Wi-Fi.

También queremos reconocer el papel especial que la comunidad cubanoamericana está desempeñando para establecer una nueva relación entre nuestros países. Y, de hecho, tenemos hoy con nosotros a representantes de esa comunidad, de los cuales algunos nacieron aquí y otros en Estados Unidos. Con sus fuertes lazos culturales y familiares, ellos pueden aportar mucho al espíritu de cooperación bilateral y progreso que deseamos crear, del mismo modo que han aportado mucho a sus comunidades en su país adoptivo.

La restauración de lazos diplomáticos también hará más fácil la cooperación entre nuestros Gobiernos. Somos, después de todo, vecinos; y los vecinos siempre tienen muchas cosas que discutir en áreas como la aviación civil, política migratoria, preparación para desastres; protección del medio ambiente marino, cambio climático global y otros asuntos más difíciles y complicados. Tener relaciones normales facilitará que conversemos y el diálogo puede profundizar la comprensión, aun cuando sabemos muy bien que no estaremos de acuerdo en todo.

Estamos plenamente conscientes de que, a pesar de la nueva política del presidente Obama, el embargo comercial a Cuba sigue vigente y sólo puede ser derogado por un acto del Congreso, un paso que cuenta con nuestro fuerte apoyo (aplausos). Por el momento, el Presidente ha tomado medidas para aliviar las restricciones a las remesas, las exportaciones y las importaciones a fin de ayudar a los emprendedores privados cubanos; a las telecomunicaciones, los viajes familiares... pero queremos ir más allá. El objetivo de todos estos cambios es ayudar a los cubanos a conectarse con el mundo y mejorar sus vidas. Y, mientras hacemos nuestra parte, instamos al Gobierno cubano a hacer menos difícil para sus ciudadanos empezar negocios, participar en el comercio, acceder a la información online. El embargo ha sido siempre una calle de dos vías y ambas partes deben eliminar las restricciones que han estado frenando a los cubanos.

Antes de terminar, quiero agradecer sinceramente a los líderes de las Américas que por largo tiempo han urgido a Estados Unidos y Cuba a restablecer relaciones normales. Agradezco al papa Francisco y al Vaticano por apoyar el inicio de un nuevo capítulo en las relaciones entre nuestros países. Y creo que no es por accidente que el Santo Padre planea en este momento venir aquí y luego a Washington, Estados Unidos. Aplaudo por igual al presidente Obama y al presidente Castro por haber tenido el valor de acercarnos, pese a la considerable oposición. Agradezco a la secretaria adjunta Roberta Jacobson y su equipo, a nuestras contrapartes en el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano, a nuestro jefe de misión, el embajador Jeffrey DeLaurentis y su extraordinario personal, por todo el arduo trabajo que nos ha traído hasta este día. Y le digo al maravilloso personal de nuestra embajada: Si creen que han estado muy ocupados en los últimos meses, ajústense el cinturón de seguridad (Risas).

Pero, sobre todo, sobre todo, quiero rendir tributo al pueblo de Cuba y a la comunidad cubanoamericana en Estados Unidos. José Martí dijo una vez que "Todo lo que divide a los hombres (todo lo que especifica, aparta o acorrala), es un pecado contra la Humanidad". Claramente, los sucesos del pasado –las palabras ácidas, los actos de provocación o represalias, las tragedias humanas– todos han sido fuente de una profunda división que ha disminuido nuestra común humanidad. Ha habido demasiados días de sacrificio y de dolor; demasiadas décadas de suspicacia y temor. Por eso me entusiasman aquellos que en ambos lados del estrecho, bien por sus lazos familiares o por el simple deseo de reemplazar el rencor con algo más productivo, han respaldado esta búsqueda de un camino mejor.

Hemos comenzado a avanzar por ese camino sin albergar ilusiones sobre lo difícil que puede ser. Pero estamos cada uno confiados en nuestras intenciones y los contactos que hemos tenido, y complacidos con las amistades que hemos empezado a forjar.

(EN ESPAÑOL) Estamos seguros de que este es el momento de acercarnos, dos pueblos ya no enemigos ni rivales, sino vecinos. Es el momento de desplegar nuestras banderas, enarbolarlas y hacerle saber al resto del mundo que nos deseamos lo mejor los unos a los otros.

Es teniendo presente esta misión sanadora que me dirijo ahora a Larry Morris, Jim Tracey y Mike East. Hace 54 años, ustedes, caballeros, prometieron regresar a La Habana e izar en la Embajada de Estados Unidos la bandera que arriaron aquel día de enero hace ya mucho tiempo. Les invito hoy, a nombre del presidente Obama y del pueblo americano, a cumplir aquella promesa presentando la bandera de las barras y las estrellas para que sea izada por miembros de nuestro actual destacamento militar.

Larry, Jim y Mike, esta es su seña para hacer realidad las palabras que llenarían de orgullo a cualquier diplomático, como también a cualquier miembro del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos: Promesa que se hace, promesa que se cumple. Gracias.

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Universidad de Columbia amenaza con expulsar a estudiantes que tomaron edificio (FOTOS)

Un estudiante ondea una bandera palestina en la azotea del Hamilton Hall de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, este martes 30 de abril. (REUTERS/David Dee Delgado)
Un estudiante ondea una bandera palestina en la azotea del Hamilton Hall de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, este martes 30 de abril. (REUTERS/David Dee Delgado)

Decenas de manifestantes ocuparon la madrugada del martes un edificio de la Universidad de Columbia en Nueva York, colocaron barricadas en los accesos y colgaron una bandera palestina en una ventana, en una nueva escalada de las manifestaciones contra la guerra entre Israel y Hamás que se han extendido a campus universitarios de todo Estados Unidos. La escuela prometió expulsar a los participantes.

La ocupación en Columbia —donde los manifestantes hicieron caso omiso a un ultimátum de abandonar un campamento de tiendas de campaña el lunes o ser suspendidos— se desarrolló mientras otras universidades intensificaban sus esfuerzos para despejar los campamentos. La policía irrumpió en algunos campus, provocando enfrentamientos con los manifestantes y numerosos arrestos. En casos más raros, los funcionarios universitarios y los líderes de las protestas han llegado a acuerdos para limitar la perturbación de la vida en el campus.

Los manifestantes en el campus de Columbia en Manhattan entrelazaron los brazos ante el edificio Hamilton Hall la madrugada del martes y llevaron cargando muebles y barricadas de metal hasta el recinto, uno de los que fueron ocupados durante una protesta por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam en 1968. Publicaciones en una cuenta de Instagram de organizadores de la protesta poco después de la medianoche instaban a la gente a proteger el campamento y sumarse a ellos en el Hamilton Hall. Un cartel con la frase "Palestina libre" colgaba de una ventana.

La toma del Hamilton Hall ocurrió unas 12 horas después del plazo límite de las 2 de la tarde del lunes para que los manifestantes abandonaran el campamento en el campus de la Universidad de Columbia. (Mary Altaffer/Pool vía REUTERS)
La toma del Hamilton Hall ocurrió unas 12 horas después del plazo límite de las 2 de la tarde del lunes para que los manifestantes abandonaran el campamento en el campus de la Universidad de Columbia. (Mary Altaffer/Pool vía REUTERS)

"Un grupo autónomo reclamó el edificio Hind's Hall, antes conocido como 'Hamilton Hall', en honor a Hind Rajab, un mártir asesinado a manos del Estado genocida israelí a los seis años", escribió el martes de madrugada CU Apartheid Divest en la red social X.

El Hamilton Hall abrió sus puertas en 1907 y lleva el nombre de Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, que asistió al King's College, el nombre original de Columbia.

La toma del edificio ocurrió unas 12 horas después del plazo límite de las 2 de la tarde del lunes para que los manifestantes abandonaran un campamento de unas 120 carpas bajo amenaza de suspensión.

En un comunicado el martes, el portavoz de Columbia, Ben Chang, dijo que "los estudiantes que ocupen el edificio se enfrentan a la expulsión". Agregó que aquellos que no aceptaran los términos del lunes serían suspendidos.

"Los manifestantes han optado por escalar a una situación insostenible: destrozar propiedades, romper puertas y ventanas y bloquear entradas, y estamos aplicando las consecuencias que describimos ayer", agregó.

Estudiantes protestan este martes con banderas palestinas y kufiyas a la entrada del Hamilton Hall, en la Universidad de Columbia. (Mary Altaffer/Pool via REUTERS)
Estudiantes protestan este martes con banderas palestinas y kufiyas a la entrada del Hamilton Hall, en la Universidad de Columbia. (Mary Altaffer/Pool via REUTERS)

El jefe del Departamento de Policía de Nueva York, Jeffrey Maddrey, dijo en una conferencia de prensa el martes que la policía no ingresará al campus de Columbia sin una solicitud de la administración de la universidad o sin una emergencia inminente.

Los manifestantes insistieron en que permanecerán en el edificio hasta que la universidad acepte tres demandas: desinversión, transparencia financiera y amnistía.

Los enfrentamientos han generado preocupación en la Casa Blanca. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, dijo que el presidente Joe Biden cree que los estudiantes que ocupan un edificio académico es "un enfoque absolutamente equivocado" y "no es un ejemplo de protesta pacífica".

Universidades de todo Estados Unidos buscan la forma de desalojar los campamentos antes de las inminentes ceremonias de graduación. Algunas seguían en negociaciones mientras otras recurrían a la fuerza y los ultimátum, que han producido choques con la policía. Docenas de personas fueron detenidas el lunes en protestas en universidades de Texas, Utah, Virginia y Nueva Jersey, mientras que Columbia dijo unas horas antes de que se ocupara el edificio Hamilton que había empezado a suspender a alumnos.

Por su parte, la policía intervino el martes por la mañana para desmontar un campamento en la Universidad de Yale, en Connecticut, aunque no había reportes inmediatos de arrestos.

Manifestantes estudiantiles acampan en el campus de la Universidad de Columbia, este martes, 30 de abril de 2024, en Nueva York. (Pool Photo/Mary Altaffer)
Manifestantes estudiantiles acampan en el campus de la Universidad de Columbia, este martes, 30 de abril de 2024, en Nueva York. (Pool Photo/Mary Altaffer)

El Yale Daily News, un periódico estudiantil independiente, indicó que policías de Yale y de New Haven habían rodeado el campamento en la explanada del campus con cinta a partir de las seis de la mañana, y dijeron que cualquiera que estuviera dentro del perímetro podría ser detenido y suspendido si no se machaba. Para las 7:30 de la mañana no se habían hecho detenciones, indicó el agente Christian Bruckhart, vocero de la policía de New Haven.

Las protestas en campus de todo el país comenzaron en respuesta a la ofensiva de Israel en Gaza después de que Hamás realizara un letal ataque contra el sur de Israel el 7 de octubre.

Los milicianos mataron a unas 1.200 personas, la mayoría civiles, y tomaron unos 250 rehenes. Israel ha prometido erradicar a Hamás y matado a más de 34.000 palestinos en la Franja de Gaza, según el Ministerio local de Salud.

Israel y sus partidarios han descrito las protestas estudiantiles de antisemitas, mientras que los críticos de Israel dicen que esa acusación se emplea para silenciar a las voces discordantes. Aunque algunos manifestantes han sido grabados haciendo comentarios antisemitas o amenazas violentas, los organizadores de las protestas, algunos de los cuales son judíos, dicen que se trata de un movimiento pacífico que aspira a defender los derechos de los palestinos y denunciar la guerra.

Bancos y contenedores de basura bloquean la entrada a Hamilton Hall, donde algunos estudiantes acamparon, en el campus de la Universidad de Columbia. (Mary Altaffer/Pool vía REUTERS)
Bancos y contenedores de basura bloquean la entrada a Hamilton Hall, donde algunos estudiantes acamparon, en el campus de la Universidad de Columbia. (Mary Altaffer/Pool vía REUTERS)

En la Universidad de Texas, en Austin, un abogado informó de al menos 40 inconformes detenidos el lunes. El enfrentamiento representó un agravamiento de la situación en el campus de 53.000 estudiantes en la capital estatal, donde más de 50 manifestantes fueron arrestados la semana pasada.

Más tarde el lunes, docenas de agentes con material antimotines en la Universidad de Utah intentaron desalojar un campamento ante la oficina del presidente de la universidad, una operación que se alargó hasta bien entrada la tarde. La policía sacó a estudiantes a rastras por los pies y las manos, rompió los postes que sostenían las carpas y retuvo con bridas a los que se negaron a marcharse. Diecisiete personas fueron detenidas. La universidad dijo que acampar durante la noche en terrenos del centro estaba prohibido y que se habían dado varias advertencias a los alumnos antes de la intervención policial.

En la Universidad de Princeton, 13 personas fueron detenidas el lunes por la noche, incluidos 11 alumnos, tras ocupar brevemente un edificio que aloja su facultad. Recibieron citaciones judiciales por allanamiento y se les ha prohibido el acceso al campus, según un comunicado del presidente del centro, Christopher Eisgruber.

También el martes, la policía desalojó un campamento en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y detuvo a unas 30 personas. En la Universidad de Connecticut, la policía realizó arrestos después de que los manifestantes se negaran a retirar las tiendas de campaña.

La situación de los estudiantes detenidos se ha convertido en una parte central de las protestas, en las que los estudiantes y un número creciente de profesores exigen una amnistía para los manifestantes. La cuestión es si las suspensiones y los expedientes judiciales seguirán a los estudiantes durante su vida adulta.

Las protestas en Texas y en otros sitios —también en Europa y Canadá— fueron inspiradas por las primeras manifestaciones en Columbia. El lunes, los estudiantes activistas en Columbia desafiaron el plazo de las dos de la tarde para abandonar un campamento. Un puñado de manifestantes opuestos ondeaban banderas israelíes, y uno sostenía un cartel en el que se leía: "¿Dónde están los cánticos contra Hamás?".

El campamento improvisado por los manifestantes en el campus de la Universidad de Columbia se mantenía este martes, 30 de abril. (Pool Photo/Mary Altaffer)
El campamento improvisado por los manifestantes en el campus de la Universidad de Columbia se mantenía este martes, 30 de abril. (Pool Photo/Mary Altaffer)

Aunque la universidad no llamó a la policía para desalojar a los manifestantes, el portavoz de la universidad, Ben Chang, dijo que Columbia había iniciado las suspensiones.

Organizadores de las protestas dijeron no estar al tanto de ninguna suspensión para el lunes por la noche.

En un caso excepcional, la Universidad del Noroeste dijo que llegó a un acuerdo con estudiantes y profesores que representan a la mayoría de los manifestantes en su campus cerca de Chicago. Permite manifestaciones pacíficas hasta que concluyan las clases el 1 de junio, requiere el retiro de todas las tiendas excepto una para prestar ayuda, y restringe el área de la manifestación para permitir solamente el ingreso de estudiantes, profesores y otro personal a menos que la universidad apruebe otra cosa.

En la Universidad del Sur de California, los organizadores de un gran campamento se reunieron el lunes con la presidenta de la universidad, Carol Folt. Folt declinó dar detalles, pero dijo que había escuchado las preocupaciones de los manifestantes y que el diálogo continuaría el martes.

La USC abrió una controversia el 15 de abril cuando prohibió que el orador representante de los alumnos, que ha apoyado públicamente a los palestinos, hiciera un discurso inaugural alegando motivos de seguridad no especificados por su inusual decisión.

Policías estatales de Texas montan guardia en la Universidad de Texas en Austin, Texas, el 29 de abril de 2024. (Suzanne Cordeiro/AFP)
Policías estatales de Texas montan guardia en la Universidad de Texas en Austin, Texas, el 29 de abril de 2024. (Suzanne Cordeiro/AFP)

Después, la institución canceló el discurso del cineasta Jon M. Chu, un antiguo alumno, y declinó entregar títulos honorarios.

La indignación por esas decisiones y las protestas en Columbia inspiraron el campamento y las manifestaciones en el campus la semana pasada, donde 90 personas fueron detenidas por policías antidisturbios. La universidad ha cancelado su acto principal de graduación.

En otros lugares, los administradores han intentado salvar sus ceremonias de graduación y varios han ordenado desalojar los campamentos en los últimos días. Cuando estos intentos han fracasado, los funcionarios han amenazado con medidas disciplinarias, incluida la suspensión, y con posibles detenciones.

Pero los estudiantes se han mantenido firmes en sus posiciones en algunas universidades de alto nivel, como Harvard, la Universidad de Pensilvania y Yale, entre otras. Policías con material antimotines intentaron desalojar un campamento en la Universidad Commonwealth de Virginia el lunes por la noche y se enfrentaron con los manifestantes.

EEUU y México planean tomar medidas drásticas contra la inmigración ilegal en su frontera compartida

El presidente Joe Biden y el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador conversaron el domingo vía telefónica sobre la crisis en la frontera entre ambos países.
El presidente Joe Biden y el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador conversaron el domingo vía telefónica sobre la crisis en la frontera entre ambos países.

Estados Unidos y México planean tomar medidas drásticas contra la inmigración ilegal en su frontera compartida, según dijeron el lunes los líderes de ambos países.

En un comunicado conjunto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijeron que sostuvieron el domingo una conversación telefónica y que sus administraciones pronto tomarían medidas para disminuir los cruces ilegales y, al mismo tiempo, abordarían los problemas económicos y de seguridad que provocan que las personas migren.

“En el corto plazo, los dos presidentes ordenaron a sus equipos de Seguridad Nacional trabajar en conjunto para implementar de inmediato medidas concretas, a fin de reducir significativamente los cruces fronterizos irregulares, protegiendo al mismo tiempo los derechos humanos”, anunció el comunicado.

El comunicado no da detalles sobre las "medidas concretas".

También se comprometieron a promover iniciativas para abordar las causas fundamentales de la migración en todo el hemisferio occidental, señalando que aumentar la prosperidad y la seguridad compartidas será de importancia crítica para enfrentar eficazmente el desafío migratorio a largo plazo.

En la Casa Blanca, al pedido de una periodista de más detalles sobre las medidas, la vocera Karine Jean-Pierre dijo que no quería ir más allá de lo dicho en el comunicado.

“Voy a tener mucho cuidado aquí. No voy a adelantarme a lo establecido en la declaración, pero diría que es un compromiso continuo para fortalecer la relación bilateral, la relación que tenemos y la cooperación regional, y no olvidemos que la cooperación regional beneficiará aquí, a nosotros aquí, en los Estados Unidos, pero también al pueblo de México, así que no voy a ir más allá de la lectura, esa declaración conjunta que salió”, declaró la portavoz.

Por su parte, el López Obrador le dijo a la prensa el lunes que habló con Biden sobre mantener la frontera abierta para aquellos que sigan los procesos legales para llegar a Estados Unidos.

También elogió la reducción de llegadas a la frontera entre EEUU y México, diciendo que se habían reducido a alrededor de 6.000 por día en enero debido, en parte, a programas sociales en otros países latinoamericanos respaldados por su gobierno.

Biden, demócrata que aspira a otro mandato en las elecciones del 5 de noviembre, ha endurecido su enfoque sobre la seguridad fronteriza en los últimos meses, a medida que la inmigración se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los votantes estadounidenses.

Los republicanos lo han criticado por dar marcha atrás en las políticas fronterizas restrictivas de la era de su antecesor, el expresidente Donald Trump, y por no frenar el aumento de los cruces ilegales.

La Casa Blanca ha considerado utilizar la autoridad ejecutiva del gobernante para bloquear a los migrantes en la frontera, pero tal medida podría desencadenar desafíos legales y el disgusto de algunos demócratas.

También está estudiando formas de conceder un estatus legal temporal y permisos de trabajo a los inmigrantes que se encuentren ilegalmente en Estados Unidos y estén casados con ciudadanos del país norteamericano, una medida que podría servir de contrapeso a las restricciones en la frontera.

Corte Suprema de EEUU escucha argumentos sobre afirmación de Trump de inmunidad absoluta

Miembros de los medios de comunicación se establecieron fuera de la Corte Suprema de Estados Unidos mientras los jueces escuchan argumentos sobre el reclamo de inmunidad presidencial del ex presidente Trump, el 25 de abril de 2024. REUTERS/Bonnie Dinero
Miembros de los medios de comunicación se establecieron fuera de la Corte Suprema de Estados Unidos mientras los jueces escuchan argumentos sobre el reclamo de inmunidad presidencial del ex presidente Trump, el 25 de abril de 2024. REUTERS/Bonnie Dinero

La Corte Suprema de Estados Unidos examinó este jueves si el expresidente Donald Trump cuenta con inmunidad y puede evitar ser procesado por su intento de revertir su derrota electoral de 2020 ante el demócrata Joe Biden.

El juicio del ex presidente por presunta interferencia electoral ha sido retrasado durante meses mientras la Corte considera el argumento de Trump de que los presidentes deberían ser inmunes a las acciones que tomen mientras están en el cargo.

En Nueva York, Trump dijo que quería estar presente en la Corte Suprema pero en vez de eso, tuvo que nuevamente presentarse a una corte de Nueva York, donde está siendo juzgado por cargos de falsificar registros para ocultar información perjudicial a los votantes cuando dirigió pagos monetarios a una actriz de películas para adultos a fin de mantener en secreto sus afirmaciones de que tuvieron relaciones sexuales.

"Creo que en la Corte Suprema que tiene que ver con la inmunidad, escuché que el argumento fue brillante. Pensé que las preguntas del juez eran geniales y todos los presidentes deben tener inmunidad", declaró Trump.

La mayoría de los jueces de la Corte Suprema, que se espera que emita su fallo a finales de junio, no parecían inclinados a respaldar la afirmación de Trump.

Pero al menos cuatro de los nueve magistrados parecieron estar en desacuerdo con un fallo de un tribunal inferior que estipuló que un expresidente no goza de "inmunidad absoluta" frente a un proceso penal después de dejar el cargo.

Los abogados de Trump sostuvieron que los expresidentes tienen derecho a inmunidad absoluta por sus actos oficiales. De lo contrario, dicen, los procesos por motivos políticos de exmandatarios serían rutinarios y los presidentes no podrían asumir el papel de comandante en jefe si tienen que preocuparse por cargos penales.

Por su parte, la fiscalía afirmó que quienes redactaron la Constitución nunca tuvieron la intención de que los presidentes estuvieran por encima de la ley y que, en cualquier caso, los actos de los que se acusa a Trump —incluyendo el participar en un plan para incluir electores falsos en estados disputados ganados por Biden— no son de ninguna manera parte de los deberes oficiales de un presidente.

La inmunidad presidencial de Trump en manos de la Corte Suprema

El expresidente estadounidense Donald Trump habla con los medios de comunicación a su llegada al Tribunal Penal de Manhattan en la ciudad de Nueva York el 25 de abril de 2024.
El expresidente estadounidense Donald Trump habla con los medios de comunicación a su llegada al Tribunal Penal de Manhattan en la ciudad de Nueva York el 25 de abril de 2024.

La Corte Suprema de Estados Unidos asumirá este jueves un papel determinante en el futuro político del expresidente Donald Trump, favorito por el Partido Republicano a las elecciones presidenciales del 2024.

El expresidente ha solicitado inmunidad judicial en varias acusaciones que buscan procesarlo por sus esfuerzos por anular el resultado electoral de las presidenciales de 2020.

Otras instancias del sistema judicial han rechazado su solicitud de ser protegido de cuatro cargos penales relacionados con las elecciones con el argumento de que estaba sirviendo como presidente.

Los abogados de Trump dijeron a los jueces que un expresidente tiene "inmunidad absoluta contra el enjuiciamiento penal por sus actos oficiales" y alertaron que sin esa protección "la amenaza de un futuro enjuiciamiento y encarcelamiento se convertiría en un garrote político para influir en las decisiones presidenciales más sensibles y controvertidas".

Una decisión rápida de la Corte Suprema podría permitir que el juicio se lleve a cabo antes de las elecciones de noviembre.

Trump no asistirá a los argumentos de la Corte Suprema, integrada por una mayoría conservadora, entre los que se incluyen Amy Coney Barrett, Brett Kavanaugh y Neil Gorsuch, los tres nombrados por el expresidente republicano. Los miembros de la rama judicial son nombrados por el presidente y confirmados por el Senado.

En 2020 la misma instancia rechazó varios intentos que buscaron anular los resultados de las elecciones presidenciales que dieron la victoria a Joe Biden, por un margen de 306 a 232 votos en el colegio electoral de EE.UU.

En marzo, la Corte Suprema concedió una importante victoria para la carrera de Trump cuando anuló una decisión judicial que le había excluido de la papeleta electoral de Colorado en virtud de una disposición constitucional relativa a la insurrección por incitar y apoyar el ataque del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio de Estados Unidos perpetrado por sus partidarios.

Desde la histórica sentencia del caso Bush contra Gore, que en 2000 dio la victoria al republicano George W. Bush sobre el demócrata Al Gore, la corte no había desempeñado un papel tan importante en una carrera presidencial.

Los casos de la Corte Suprema son casi completamente de naturaleza apelativa y las decisiones de esta corte no pueden apelarse ante ninguna otra autoridad, ya que la Corte Suprema es la última instancia decisoria en los Estados Unidos en cuanto a las leyes federales. Sin embargo, la Corte Suprema puede considerar apelaciones de las cortes estatales de mayor rango o de los tribunales federales de apelaciones. La Corte también tiene jurisdicción de primera instancia sobre ciertos tipos de casos, incluyendo aquellos que implican a embajadores y otros funcionarios diplomáticos, y casos entre estados.

Nuevas detenciones en protestas estudiantiles en EEUU por la guerra de Gaza

La semana pasada, más de 100 manifestantes que habían acampado en el campus de la Universidad de Columbia, en Nueva york, fueron arrestados por la policía.
La semana pasada, más de 100 manifestantes que habían acampado en el campus de la Universidad de Columbia, en Nueva york, fueron arrestados por la policía.

Las protestas en universidades en Estados Unidos contra la guerra entre Israel y Hamás obligaron el martes a algunas casas de estudio a imponer las clases virtuales.

NUEVA YORK, EEUU — Los pulsos entre las universidades estadounidenses y las protestas propalestinas de sus alumnos eran cada vez más tensos el miércoles en ambas costas, y la Universidad de Columbia marcó un plazo límite a cientos de personas para que levantaran un campamento, mientras docenas de inconformes seguían atrincherados en dos edificios en un campus universitario del norte de California.

Los dos incidentes formaban parte de unas manifestaciones estudiantiles que ganaban intensidad en todo el país por la guerra de Israel con Hamás. Los estudiantes reclaman que las escuelas corten lazos financieros con Israel y desinviertan de compañías implicadas en el conflicto. Docenas de personas han sido detenidas y acusadas de allanamiento o alteración del orden.

El presidente de Columbia, Minouche Shafik, fijó el martes en un comunicado un plazo límite para llegar a un acuerdo con los alumnos para desalojar el campamento o “consideraremos opciones alternativas”.

Ese plazo pasó sin noticias de un acuerdo. Videos del lugar mostraban a algunos manifestantes retirando sus carpas mientras otros redoblaban sus discursos. Circulaban rumores en internet sobre que el plazo se había retrasado a la mañana, aunque la universidad declinó confirmarlo.

Policías con equipo antimotines montan guardia mientras manifestantes corean consignas afuera del campus de la Universidad de Columbia, el jueves 18 de abril de 2024, en Nueva York. (AP Foto/Mary Altaffer)
Policías con equipo antimotines montan guardia mientras manifestantes corean consignas afuera del campus de la Universidad de Columbia, el jueves 18 de abril de 2024, en Nueva York. (AP Foto/Mary Altaffer)

El incremento de la tensión se daba la noche antes de que el presidente de la Cámara de Representantes Mike Johnson, viajara a Columbia para visitar a los estudiantes judíos y hablar sobre el antisemitismo en los campus universitarios.

En el otro extremo del país, los manifestantes en la Universidad Politécnica Estatal de California, Humboldt, empezaron a utilizar muebles, carpas, cadenas y bridas para bloquear los acceso a un edificio el lunes por la noche. Era un desafío más inesperado en una región conservadora de California, unos 480 kilómetros (300 millas) al norte de San Francisco.

“¡No les tenemos miedo!”, coreaban los inconformes antes de que agentes con material antimotines trataran de abrirse paso en la entrada del edificio, según videos. La alumna Peyton McKinzie dijo que estaba entrando el lunes en el campus cuando vio a la policía agarrar a una mujer por el pelo y a otro alumno al que le estaban vendando la cabeza por una herida.

“Creo que muchos alumnos están en shock por eso”, dijo a The Associated Press.

Tres estudiantes fueron detenidos, según un comunicado de Cal Poly Humboldt, que cerró el campus hasta el miércoles. Un número desconocido de alumnos había ocupado un segundo edificio del campus el martes.

Profesores de la Universidad de Columbia hablan en solidaridad con el derecho de los estudiantes a protestar sin ser arrestados, en el campus de Nueva York, el 22 de abril de 2024. (AP Foto/Stefan Jeremiah)
Profesores de la Universidad de Columbia hablan en solidaridad con el derecho de los estudiantes a protestar sin ser arrestados, en el campus de Nueva York, el 22 de abril de 2024. (AP Foto/Stefan Jeremiah)

El incremento de las manifestaciones ha obligado a las universidades a buscar un equilibrio entre la seguridad del campus y los derechos de libertad de expresión. Muchas toleraron durante mucho tiempo las protestas, que en su mayoría reclamaban que las universidades condenaran el ataque de Israel a Gaza y desinvirtieran de compañías que venden armas a Israel.

Ahora las universidades imponen una disciplina más estricta alegando motivos de seguridad, mientras algunos estudiantes judíos dicen que las críticas a Israel han derivado en antisemitismo.

Las protestas contra la guerra en la Franja de Gaza llevaban meses bullendo, pero se intensificaron luego del arresto el jueves de la semana pasada de más de 100 manifestantes que habían acampado en el campus de la Universidad de Columbia en Manhattan.

En la Universidad de Nueva York, 133 personas habían sido detenidas y liberadas para el lunes por la noche con orden de comparecer ante una corte bajo cargos de alteración del orden público.

En Connecticut, la policía arrestó a 60 manifestantes —incluidos 47 estudiantes— en la Universidad de Yale, luego de que se rehusaron a abandonar un campamento en el centro del campus.

Manifestantes bloquean el tráfico durante una protesta para exigir un alto el fuego permanente en Gaza, cerca de la casa del senador Chuck Schumer, en Brooklyn, Nueva York, el martes 23 de abril de 2024. (Foto AP/Andres Kudacki)
Manifestantes bloquean el tráfico durante una protesta para exigir un alto el fuego permanente en Gaza, cerca de la casa del senador Chuck Schumer, en Brooklyn, Nueva York, el martes 23 de abril de 2024. (Foto AP/Andres Kudacki)

El presidente de Yale, Peter Salovey, dijo que los manifestantes habían rechazado una oferta para poner fin a la protesta y reunirse con los administradores. Después de varias advertencias, las autoridades escolares determinaron que “la situación ya no era segura”, así que la policía desalojó el campamento y realizó los arrestos.

En la región del centro-norte de Estados Unidos, un campamento en el campus de la Universidad de Michigan había crecido hasta tener casi 40 tiendas de campaña. Y nueve manifestantes contra la guerra de la Universidad de Minnesota fueron detenidos luego de que la policía desmanteló un campamento frente a la biblioteca. Cientos de personas marcharon en el campus de Minnesota por la tarde para pedir su liberación.

La Universidad de Harvard, en Massachusetts, ha intentado adelantarse a las protestas cerrando la mayoría de las puertas de acceso a su famoso Harvard Yard y limitando el acceso a quienes lleven una identificación de la escuela. La universidad también ha colocado carteles que advierten contra la instalación de tiendas o mesas en el campus sin permiso.

Las protestas en los campus comenzaron tras el letal ataque de Hamás contra el sur de Israel, en el que mataron unas 1.200 personas, la mayoría civiles, y unas 250 personas fueron tomadas como rehenes. En la guerra posterior, Israel ha matado a más de 34.000 palestinos en la Franja de Gaza, según el ministerio de salud local, que no distingue entre civiles y combatientes pero señala que al menos dos tercios de los muertos eran mujeres y niños.

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