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El problema venezolano: Cuba “empuja pero no se da golpes”


Nicolás Maduro y Raúl Castro
Nicolás Maduro y Raúl Castro

Para el análisis de la problemática venezolana actual es necesario partir de algunas bases:

· Primero, es la Cuba castrista quien mantiene a Maduro en el poder; por eso, de no haber opción militar en Venezuela, habría que sancionar/negociar con Cuba y no con Venezuela para obtener algún resultado. Ahora, Cuba “empuja, pero no se da golpes”;

· En segundo lugar, Maduro en Venezuela - adiestrado por los hermanos Castro en Cuba - jamás se irá “por las buenas”; él sigue el postulado castrista: “lo que por la fuerza tomamos, por la fuerza tienen que quitárnoslo”. Sin opción de fuerza, no hay solución;

· En tercer lugar y basado en la rotunda negativa latinoamericana de que no haga “uso de la fuerza” en Venezuela, EUA no intervendrá con tropas hasta que Latinoamérica no de la luz verde, como copartícipe (opción preferencial) o no, de la contienda;

· En cuarto lugar, hay interés electoral de Trump en este evento, que le garantizaría ganar el voto latino de EUA y el estado de la Florida, sin discusión. Para esto sería preferible esperar un año más, lo cual en apariencias es casi imposible.

Esto que acá se escribe lo saben también los “asesores” cubanos y Nicolás Maduro, por eso se dan el lujo de convidar nada menos que a soldados rusos para desembarcar uniformados en el aeropuerto de Caracas. Se permiten apagones de varios días cubriendo la capital y el resto del territorio nacional, momento ideal para una acción armada desde el exterior. Mandan a apresar al segundo hombre de Guaidó, y EUA - junto a Latinoamérica - se comportan como si nada. La situación es casi límite para la dictadura de Maduro, pero las circunstancias lo favorecen.

La inexplicable negativa del Grupo de Lima de oponerse de manera pública y repetidamente al uso de la fuerza para liberar a Venezuela (podrían incluso no estar de acuerdo, pero no explicitarlo tan frecuentemente, porque esto da seguridades a Maduro) va mucho más allá del miedo a arriesgar sus juventudes en una contienda bélica. Hay mucho de anti-norteamericanismo remanente (incluso entre los militares brasileños, los más declaradamente pro-norteamericanos según su propio presidente). Esto desconcierta a EUA, que se siente aislado en un problema que es común, incluso más latinoamericano que norteamericano.

En estos momentos el tiempo corre a favor de Maduro, Cuba y sus secuaces; no sólo porque el calendario electoral de EUA no incentiva ahora a la administración Trump - interesada en una reelección - a la deposición de Maduro por la vía militar (lo ideal sería inicios del año electoral de 2020) sino también porque la correlación venezolana interna de “fuerzas” (aquellas que no quiere el Grupo de Lima) le favorece plenamente a Maduro, su policía política y “colectivos”.

En las condiciones actuales, no es difícil percatarse que re-direccionando los golpes (militares, sanciones, conversaciones bajo la mesa, etc.) asestarlos contra la Cuba castrista, porque resultaría en un dividendo mayor, ya que el esfuerzo contra Cuba sería mucho menor que contra Venezuela. El éxito de los golpes contra el poder castrista redundaría además en un triunfo triple, pues implicaría muy probablemente en la liberación simultánea - y muy deseable - de Cuba, Venezuela y Nicaragua. No sería descabellado re-direccionar las acciones contra “la base” de todo: Cuba, que hoy es tan, o más débil que Venezuela y sostiene todo el andamiaje.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

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