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Por la cubanósfera


El régimen lanzó una verdadera campaña de gardeo en toda la cancha contra quienes buscan expresarse, informarse y asociarse libremente a través de las nuevas tecnologías de comunicación.

Mientras pasaba el jamo en estos días por la red… (sí, bueno, por la cubanósfera), me cayó entre otros materiales interesantes uno del diario mexicano La Jornada. Su título: “Define Cuba que las telecomunicaciones quedan en manos del estado: ex ministro”. Lleva la firma de Susana González.

El ex ministro mencionado es el “ex” de Economía y Planificación de la isla, José Luis Rodríguez, quien confirmó a La Jornada que el gobierno cubano no permitirá más inversión extranjera en las telecomunicaciones, por considerarlas un sector estratégico y hasta de seguridad nacional.

Rodríguez, de paso por México para impartir una conferencia sobre “la actualización del modelo”, comentó al matutino que el Estado debe tener el control de las telecomunicaciones, debido a las implicaciones que tiene ese sector. Agregó que tanto la telefonía e Internet, como todas las demás comunicaciones resultan vitales para el Estado cubano, pero además, muy rentables.

Hace unos días el colega Iván García me decía desde La Habana que se han hecho estudios en la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, ETECSA, sobre la rentabilidad de comercializar en la isla la Internet, a raíz de los altos dividendos generados por la apertura, desde marzo-abril del 2008, de la telefonía celular.

Ya en julio de 2010 el monopolio estatal telefónico cubano registró por primera vez una cifra mayor de teléfonos celulares (1 millón 7 mil) que de líneas fijas (1 millón 4 mil). El periodista independiente Odelín Alfonso nos contaba que, solamente activar un celular cuesta 40 cuc o pesos convertibles, unos 45 dólares, y es imprescindible depositar de 5 a 10 cuc cada dos meses por el servicio prepagado, so pena de perder la línea.

De lo que se trataría entonces es de poner el parche (los amarres totalitarios) antes de que se abra la herida (una comercialización local controlada de la web)

El economista Rodríguez explicó a la Jornada que cuando se permitió en 1995 que se asociaran con Etecsa conglomerados de México, Canadá y, finalmente, Telecom Italia, el gobierno no tenía otra opción.

Pero en febrero pasado La Habana dejó con el bate al hombro a Telefónica de España, que tenía interés en comprar el 27 por ciento de las acciones de ETECSA en poder de Telecom. Y el ponche vino por la vía de sacar de la chistera del mago, como si fuera un pañuelito, y en medio de una desesperante crisis de liquidez, 706 millones de dólares.

RAFIN S. A fue la firma cubana que realizó la compra. Juan Juan Almeida, hijo del fallecido comandante de la Revolución Juan Almeida, le aseguró a Diario de Cuba que RAFIN es un fondo especial que, como indican las dos sílabas de su nombre, es manejado por Raúl y Fidel Castro.

En el proceso de asumir el control total de las telecomunicaciones, el gobierno cubano también espera aprobar este año, durante una de las dos sesiones anuales de la Asamblea Nacional, su primera ley de telecomunicaciones.

El director de Regulaciones y Normas del ministerio del ramo, Wilfredo López, dijo a la oficialista Prensa Latina que la ley, fijará "la soberanía nacional sobre el espectro radioeléctrico, el papel social de las telecomunicaciones, sus perspectivas y los derechos de los operadores, ya sean públicos o privados".

El funcionario, que dio por hecha la aprobación de la ley en la Asamblea, dijo que después se procedería a elaborar los reglamentos sobre "interconexión, uso del espectro y sobre el servicio universal, para establecer los derechos mínimos de cada ciudadano en materia de nuevas tecnologías”.

Cualquier cubano acostumbrado a leer al revés los medios oficiales se preguntará si el énfasis no estará más bien en los deberes que en los derechos.

Preguntado sobre el papel de la dirección de Regulaciones que él encabeza, Gómez dijo que, más allá de prohibiciones, su papel será garantizar que los seres humanos puedan comunicarse.

Sin embargo, ahora mismo está en marcha una recia preparación artillera: una verdadera campaña de gardeo en toda la cancha contra quienes se las rebuscan en Cuba para expresarse, informarse y asociarse libremente a través de las nuevas tecnologías de comunicación. Y esa atmósfera de cacería de brujas no puede menos que predisponer a que se aprueben reglamentos de telecomunicaciones especialmente estrictos, con severos castigos para los infractores.

El autor del blog de temas cubanos Penúltimos Días, Ernesto Hernández Busto, uno de los villanos de la última serie televisiva facturada por Producciones Villa Marista (Razones de Cuba) escribió recientemente, a propósito de uno de sus episodios, donde se describía el “tenebroso” viaje a Cuba de un funcionario de Freedom House para dotar a los cubanos de acceso a Internet, que el hecho de que este acceso sea ilegal bajo la legislación cubana, o el que el funcionario lo haya hecho de manera semiclandestina, no lo hace menos legítimo, porque “al final, se trata de cuánta legitimidad se le puede conceder a la legislación de una sociedad autoritaria y represiva, condenada por organismos internacionales, y que cada día da pruebas de su incapacidad para aceptar los valores democráticos y respetar los Derechos Humanos”.

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