Los médicos que atienden al Santo Padre le aconsejaron reducir sus actividades y limitar las salidas, a fin de evitar recaídas y recuperar fuerzas para las celebraciones de Semana Santa, del 20 al 27 de marzo.
Por prescripción médica, el Pontífice de 84 años debe permanecer en ambientes protegidos y recibir a pocas personas para evitar que se contagie con infecciones de carácter respiratorio.
El Papa prosigue su convalecencia en el Vaticano, donde un equipo de médicos y enfermeras lo atiende permanentemente. Juan Pablo Segundo fue sometido a una traqueotomía el pasado 24 de febrero por problemas respiratorios derivados de una gripe.