Las instrucciones impartidas en el memorando de tres páginas exigen que el personal militar americano se cerciore de que el santo libro musulmán no sea colocado “en lugares ofensivos como el suelo, cerca de un inodoro o un lavamanos, junto a los pies, ni en sitios sucios o mojados.”
El memorando tiene fecha del 19 de enero de 2003 y dice que solamente los capellanes militares musulmanes o los intérpretes militares musulmanes pueden tocar el libro sagrado y esto, solamente después que se pongan guantes limpios en presencia de los reclusos del centro de detención. Las minuciosas regulaciones, dice The Washington Post, exigen que miembros del personal musulmán americano usen ambas manos cuando toquen el Corán “en señal de respeto y reverencia” y especifica que la mano derecha debe ser empleada en forma preferente “a causa de asociaciones culturales de la mano izquierda”. El memorando dice también que el Corán debe ser tratado como “una frágil pieza de arte delicado”.
El memorando del Pentágono se escribió un año después que los primeros detenidos llegaron a la Base de Guantánamo desde Afganistán, y refleja lo que funcionarios americanos consideran que es una política específica para la respetuosa manipulación del Corán, cosa sumamente importante para los musulmanes, dice The Washington Post. Funcionarios del gobierno, agrega el diario, dijeron que el Departamento de Defensa no tiene una política similar relacionada con ningún otro libro religioso de importancia y sí toma “precauciones extraordinarias” en relación con el Libro Sagrado de los musulmanes.
“No pueden ser irrespetuosos ni profanar en modo alguno el Corán”, dijo el lunes el portavoz del Departamento de Estado, Richard A. Boucher. “Hemos insistido en que nuestras prácticas y políticas son completamente diferentes” a las alegaciones del artículo de Newsweek del cual la revista se retractó el lunes. El artículo decía que personal militar americano había echado el Corán al inodoro para hacer hablar a los prisioneros que eran interrogados.
El memorando del Pentágono prohíbe que la Policía Militar toque el Corán y recalca que si un volumen del Libro Sagrado debe ser trasladado de celda, tiene que ser puesto en “una toalla limpia y seca” y envolvérselo con ella, pero sin voltearlo en ningún momento. Los capellanes musulmanes tienen entonces que velar para que el libro no sea puesto en ningún lugar “insultante” durante su transportación.