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Marcha con visión estratégica


La "Marcha Nacional por la Libertad Boitel y Zapata Viven", protagonizada por decenas de diferentes organizaciones del movimiento cívico independiente, representa un hito en el accionar de la oposición al régimen castrista.

Un movimiento interesante ha estado tomando lugar dentro de Cuba en los últimos días. La "Marcha Nacional por la Libertad Boitel y Zapata Viven", protagonizada por decenas de diferentes organizaciones del movimiento cívico independiente, representa un hito en el accionar de la oposición al régimen castrista debido a la visión estratégica que la caracteriza y el alcance nacional de sus acciones.

El propio diseño de la marcha, concebida no como una procesión linear de personas que se desplazan de un lugar a otro, sino como una serie de marchas locales que se suceden unas a otras, crea un estado de confrontación cívica ante el cual no funcionan con su acostumbrada efectividad los mecanismos habituales de represión del sistema.

Esta dinámica coloca a la dictadura como un gato que trata de cazar 20 ratones al mismo tiempo, lo que le brinda una sensación de desconcierto que mina la imagen de omnisciencia y omnipotencia con que usualmente se presenta ante la población.

Prueba de ello es el esquema de detenciones temporales contra los líderes de la marcha, que lejos de disminuir, acrecentó su relevancia. Uno de los hechos más significativos ocurrió en la ciudad de Pinar del Río, cuando 19 activistas se plantaron ante la unidad de la policía local para exigir la liberación de 6 participantes en la marcha. Al cabo de 24 horas, el Teniente Coronel Pedro Linares, jefe de la Seguridad del Estado en la provincia, liberó a los detenidos tras negociar con Eduardo Díaz Fleitas, preso del grupo de los 75, el fin del plantón.

En la más pura expresión del jiu jitsu político, Díaz Fleitas y los plantados fueron capaces de utilizar la fuerza del adversario para incrementar la suya propia, al generar una victoria concreta. Tal y como establece Sun Tzu en su clásico “El arte de la Guerra”, no se puede ganar estando a la defensiva.

La coordinación entre diferentes grupos y la creación de un código de conducta pone de relieve el alto grado de madurez política entre los organizadores, quienes demostraron que la unidad de la oposición no es una quimera. Esta marcha sigue el patrón histórico de todos los movimientos exitosos de su tipo, en cualquier lugar del mundo y cualquier época: las fragmentaciones pasan a un segundo plano cuando surge un proyecto bien articulado, con posibilidades de éxito, y capaz de capturar la imaginación popular.

Hasta el presente, la “Marcha Nacional Boitel y Zapata Viven” ha tenido como escenario las provincias de Guantánamo; Santiago de Cuba; Holguín; Granma; Las Tunas; Villa Clara y Pinar del Río. Más de 150 detenidos en todo el país no han podido impedir su ejecución, y la decisión de hacer un alto y evaluar las lecciones aprendidas acentúa aún más la acertada visión de sus promotores. La oposición fue capaz de mostrarse a la ofensiva, forzando al régimen a reaccionar ante sus acciones.

Como se ha visto, la gran diferencia entre esta marcha y otras acciones del mismo tipo no consiste en la manifestación en las calles por sí misma, sino en el asomo de los primeros signos de una nueva cultura de planeamiento estratégico. Esto demuestra un salto cualitativo en la dinámica del activismo en Cuba, y de continuar este patrón, la marcha puede construir la tan necesaria identidad nacional de oposición que resulta el paso previo para articular un movimiento nacional noviolento.

Hay muchas lecciones a aprender de este evento, pero la fundamental deriva de experiencias que ya han resultado exitosas ante regímenes similares en otros lugares y épocas de la Historia: no hay fórmula mágica o generación espontánea para el cambio, sino que proviene del trabajo meticuloso y sostenido de quienes lo promueven.

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