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Los héroes deportivos no deben envejecer


No es muy cercana la fecha, pero si se avista, más temprano de lo que ellos mismos calculan, el adiós de Tiger Woods y Roger Federer del deporte activo.

Los héroes deportivos no deben envejecer. Ellos tendrían que permanecer jóvenes, sanos, desafiantes tal y como los recordamos en sus momentos de máxima gloria cuando hicieron maravillas casi sobrenaturales. Así debería ser, pero no es.

Hay un pequeño inconveniente que lastra esa posibilidad para la inmortalidad de nuestros ídolos y lo conforma una sustancia irrecuperable, constante, definitoria en las vidas humanas y se llama tiempo.

Nadie escapa a esa constante del padre crono aunque su nombre sea tan sonoro como Tiger Woods, un semidios del golf o Roger Federer, la más exacta maquinaria de jugar tenis, una suerte de reloj Rolex con raqueta

Ambos son hombres que subieron a lo más alto de la grandeza deportiva, fueron cobijados por los traicioneros brazos de la popularidad y besaron tantas veces los labios de la gloria que pensaron, tal vez, ya les pertenecía ese aliento embriagador. Pobres hombres, se equivocaron.

El Tigre del golf pasa por un momento tortuoso donde se percata de manera amarga que no le sirven para nada las respuestas a la vida que tenia, porque sencillamente algún duende diabólico le cambió las respuestas y en esta encrucijada de su destino muchos de los sacerdotes que lo elevaron a los altares de la riqueza, sencillamente lo abandonan o miran hacia otro lado.

Y no es para menos que esos seguidores ahora odien al hombre que ayer amaban, quien por el uso desenfrenado de su órgano sexual les representó pérdidas millonarias de 12 mil millones de dólares, según aseguró un estudio de la Universidad de California, fue lo que escapó de la bolsa de los accionistas de las empresas que lo patrocinaban. Su retirada del accionar en esos tiempos del escándalo significó, de acuerdo a un estudio de Nielsen, que las audiencias para el golf se hundieron en un 47 por ciento y según Bloomberg, la probable reducción de asistencia a los torneos fue de un 20 por ciento de público.

Por eso poco a poco el castillo de marcas registradas que lo rodeaban comenzó a derrumbarse con el sálvese quien pueda de sus otrora orgullosos patrocinadores. En la estampida se fueron Gatorade, American Express, Asahi, General Mills, Golf Digest, Rolex, Gillete, Tag Heuer, AT&T,Buick, entre las más significativas.

Ya nadie recuerda que antes de cumplir los 20 años Woods portaba en sus ambiciosos bolsillos tres US Open Amateur y que al convertirse al profesionalismo en 1996 ganó enseguida dos torneos profesionales. Un año después asombró al planeta cuando se agenció el exigente Masters de Augusta.

Nadie recuerda eso, solo es visible que aparece en el lugar 15 del ranking, no gana un certamen grande desde el abierto de Estados Unidos del 2008, que ganó lesionado de su rodilla. El campeón de 14 torneos de alto perfil no sabe lo que es posar para la foto del primer lugar desde hace más de 19 meses.

Al Tigre se le caen las rayas y ya no ruge y eso no se lo perdonan los entusiastas de siempre, quienes por lo general sufren del síndrome de la memoria volátil.

Precisamente esos seres de la memoria fugaz, ya murmuran sobre el cronometro del tenis Federer, de quien dicen ya no muestra la potencia de años atrás y cedió, no solo su trono de primer lugar al español Rafael Nadal en el tope mundial, el 18 de agosto del 2008, sino que ahora perdió en el 2011 la segunda posición a manos del destructor serbio Novak Djokovic cuando terminó el torneo de Masters Indians Wells y de un tirón lo sobrepasó también el británico Andy Murray para colocarlo en la cuarta plaza del tope del planeta.

Federer es un hombre que viene de vuelta por todos los caminos victoriosos del tenis. Sus 16 torneos de Grand Slam dentro de sus vitrinas personales resulta un aval solido. Tiene el record de estar en la cima del escalafón mundial por más tiempo de manera consecutiva cuando lo consiguió durante 237 semanas. Además acumuló en total 285 semanas en ese puesto y ocupa la segunda posición detrás de Pete Sampras con 286.

A estas soberbias cifras hay que adicionarles 17 torneos ATP Masters 1000, cinco ATP World Tour Finals, la medalla de oro en dobles de los Juegos Olímpicos del 2008 y su facilidad de poder jugar con potencias en las distintas superficies.

Sin embargo después que hizo esperar detrás de la puerta a Rafael Nadal para cederle su lugar en el tope máximo por 160 semanas, el reloj ya no funciona con la misma exactitud que acostumbró a sus seguidores.

Y aunque al terminar 2011 ganó dos torneos Máster de forma consecutivas en los cuales volvió a enseñar ese tenis depurado, exacto y letal, ya a Federer, al igual que a Woods, se le acaba el crédito con el rendimiento deportivo.

Los héroes griegos morían jóvenes para quedarse en la grandeza y evitar descender de esas alturas de la forma más despiadada. No es muy cercana la fecha, pero si se avista, más temprano de lo que ellos mismos calculan, el adiós de Tiger Woods y Roger Federer del deporte activo.

Y cuando eso ocurra sus admiradores no recordaran este tiempo cuando las derrotas quisieron ensombrecer sus figuras de triunfadores eternos, de ser elegidos de los dioses.

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