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La mujer del hombre en el vitral


Con motivo de la publicación de El hombre del vitral, su primera novela, y de la presentación de la misma en la ciudad de Miami en el contexto de la Feria Internacional del Libro, Armando de Armas realizó la siguiente entrevista a Díaz Corrales para MartíNoticias.

MN. ¿Cómo se siente después de haber escrito y publicado su primera novela?

SD. Compensada. La necesidad de decir ciertas cosas se canaliza, aunque en verdad no logro todavía sentirme una novelista. Lo confieso, soy una poeta que ha escrito una novela.

MN. ¿Qué, quién es el hombre del vitral?

SD. El hombre del vitral es un ser total, es un sueño, es aquello en lo que somos completados. Es una búsqueda que no termina, sino que se prolonga en otras búsquedas, es lo perfecto que se concreta en su propia imperfección. Si el hombre del vitral hubiera sido perfecto nos perderíamos su humanidad, su absoluta indefensión y también su grandeza, veríamos en él solo un sujeto amorfo, aséptico, que no tendría nada que decirnos, porque no tiene nada en común con nosotros. En cambio este hombre es el que contiene lo que somos.

MN. ¿Qué papel juega el símbolo en su novela?

SD. La novela toda es un símbolo, si se fija bien los personajes se ubican en un fragmento de tiempo que no contempla el pasado, ni el futuro, es un presente perpetuo, donde ni importan ni hacen falta detalles como la apariencia física de los personajes, o la descripción de los sitios donde viven o trabajan, lo que se cuenta en relación con el espacio es sólo la permanencia en el mismo, también se juega un poco con esa agonía de los seres humanos por preservar el pasado, por asegurarse de que habrá un futuro viviéndolo con antelación y alevosía.

MN. ¿Había en la iglesia de Cabaiguán un vitral, un hombre en ese vitral, como el que describe en su novela?

SD. No exactamente. En la iglesia de Cabaiguán había, hay, unos vitrales maravillosos, de un colorido que embelesaba, pero este hombre del vitral, aunque no podamos separarlo de aquellos, es el vitral del sueño de una mujer que intenta alcanzar lo inalcanzable, lo imperecedero a través de lo simple, de lo que podría pasar inadvertido si no estás muy despierto, muy perceptivo.

Imagen de portada de El hombre del vitral.

MN. En su novela se lee: ... "¿Tienes alguna garantía de que la muerte no sea una repetición de la vida en una u otra forma? Y te vuelvas a encontrar con muchas personas con las que te has encontrado ya, y todo sea igual otra vez"... Personalmente, ¿cree en la reencarnación?

SD. Personalmente creo que la vida y la muerte son parte de un todo, de un absoluto que va mas allá de nosotros y que no sé si el término reencarnación abarca en su totalidad. No le digo un nombre a ese estado de cosas, le digo un susurro largo que pueda trasponer el cuerpo y los alrededores, ir hacia afuera, un afuera al que tampoco doy nombre, porque se que acabará siendo un adentro.

MN. ¿Qué piensa de la soledad? ¿Qué de la soledad a que parece estar condenado el creador?

SD. Creo que la soledad es una cura drástica, y a veces el recogimiento que nos ayuda a reconocernos tal cual somos. En particular aprecio mi soledad. En general creo que la mayoría de las personas posponen esa asignatura infinitamente, no quieren saberse solos porque en ello hay un poco de abismo, de responsabilidad.

Los que creamos sabemos que aunque la soledad nos parta en dos es el medio ideal para que nazca lo que hemos gestado. Lo cierto es que no lo veo como una condena sino como una ambivalente necesidad.

MN. ¿Hay en su novela una búsqueda, por parte de las protagonistas, de la perfección humana, masculina, o una búsqueda de la aceptación de lo imperfecto humano, masculino?

SD. Me gustaría dejar claro que aunque ahora las que buscan son dos mujeres, igual podrían ser dos hombres, la cuestión del género no se sublima aunque se deje claro que las mujeres la mayor parte de las veces tienen que demostrar un número de competencias importante antes de asumir una responsabilidad, a los hombres en cambio, primero se les deja la responsabilidad porque se da por asegurado que tendrán esas competencias.

Pero aquí se trata de una perfección-imperfección que no tiene sexo, inherente a seres humanos, no a hombres o mujeres.

MN. ¿El amor es enfermedad o plenitud del espíritu?

SD. Es lo uno y lo otro, alternativamente, repetitivamente, o ambas cosas a la vez en muchos casos. Quisiera poder responderle otra cosa, decirle que solo es plenitud del espíritu, pero no tendría sentido mentirle, o enmascarar esa verdad.

MN. ¿Habrá una próxima novela?

SD. Hay una novela anterior, inédita, que espera una oportunidad para convertirse en libro, se llama El puente de los elefantes, y es una novela de Cuba, sobre un tema cubano. Y claro que habrá una próxima novela, estoy en ello.

Desearía agradecerle la gentileza de interesarse en lo que pienso sobre temas tan controvertidos como la soledad o la muerte, y sobre todo que sus preguntas se centraran en la literatura.

Matar un sueño es más difícil/más riguroso que matar un animal.

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