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La hora de las conjunciones


El negocio de los tiranos no es sacar al pueblo de las prisiones sino por el contrario, encarcelarlo.

El Arzobispado de La Habana acaba de anunciar oficialmente que el Dr. Oscar Elías Biscet será excarcelado. Tras una espera de cuatro meses al expirar la supuesta fecha límite establecida por la mediación de la Iglesia, el régimen se vio finalmente forzado a conceder la libertad, aunque limitada por el estatuto de licencia extrapenal, a uno de los más emblemáticos presos de conciencia cubanos. Porque no debemos llamarnos a engaño, esta excarcelación, como todas las anteriores fruto de este acuerdo, se producen contra los verdaderos deseos de la dictadura. El negocio de los tiranos no es sacar al pueblo de las prisiones sino por el contrario, encarcelarlo.

Ni corto ni perezoso, el Lic Guillermo Fariñas declaró que la excarcelación “representa el triunfo de la oposición pacífica frente a un sistema totalitario que viola consistentemente las libertades individuales. . . Biscet es un hombre íntegro que puede contribuir a la unidad del movimiento opositor cubano por toda la serie de planes que ha elaborado”. Esa es, sin lugar a dudas, una de las principales lecturas del hecho. El liderazgo, carisma, y sobre todo la visión hacia un activismo efectivo enfocado en la lucha estratégica noviolenta que caracterizan a Biscet, tienen un valor incalculable en el escenario político, económico y social que enfrenta hoy día el castrismo, que se encuentra en una posición vulnerable, tanto en el plano nacional como internacional.

Sirvan como evidencia de esta situación el fracaso de las recientes “jugadas” diplomáticas en dirección a dos de los pesos pesados de Latinoamérica, Brasil y México, en busca de cierta credibilidad. Petrobras se retiró de la exploración petrolera en aguas cubanas, y el Presidente Felipe Calderón sigue sin visitar a Cuba tras casi tres años de invitaciones y anuncios, ni con los llamados lacrimales del embajador cubano, Manuel Aguilera. A tal punto ha llegado el desplante, que Raúl Castro hasta se ha auto invitado él mismo al país azteca, para al final quedar como la sufrida novia de Pacheco, vestida y alborotada.

La salida de Biscet se produce en un momento particularmente significativo para quienes dentro de Cuba luchan por impulsar un activismo efectivo en pro de la democracia y la libertad. Después de su excarcelación sólo quedarían pendientes tres de los 75 sancionados en la Primavera Negra del 2003: Librado Linares, José Daniel Ferrer y Félix Navarro, oriundos de Santiago de Cuba, Las Villas y Matanzas, lo cual abre la posibilidad, en caso de que todos permanezcan en Cuba como han expresado, de contar con un liderazgo reconocido y mejor aún, empoderado por sus incuestionables victorias contra el régimen, en cada una de las tres principales regiones del país, Occidental, Central y Oriental.

La situación es excepcional, y la oportunidad está latente. Si estos liderazgos se aplican para influenciar sus entornos, y se conectan entre sí con agendas comunes y específicas, podrían recabar un apoyo nacional nunca antes visto, lo que tendría el potencia de recabar un apoyo internacional sin precedentes..

Estas conjunciones no son una quimera, sino una realidad estratégica bien concreta que hasta cierto punto está siendo dictada por los acontecimientos. Biscet, Fariñas, Ferrer, Navarro, Arguelles y demás presos que han decidido permanecer en Cuba, junto a actores “novedosos” como Yoany Sánchez, Gorki Aguila, Los Aldeanos y otros, tienen en sus manos los elementos para brindar un ejemplo y un salto de calidad en el ejercicio del activismo pro democracia en Cuba. La hora está presente, sólo queda aprovechar los minutos.

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