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Haití: el país olvidado


Hay un empobrecido pedazo de tierra enclavado en el Caribe que al parecer no se acuerdan ni el propio Dios y mucho menos los hombres...

Hay un empobrecido pedazo de tierra enclavado en el Caribe que al parecer no se acuerdan ni el propio Dios y mucho menos los hombres, por eso es razonable que su bienestar no sea prioridad en agendas divinas y humanas donde aparece relegado en las ultimas paginas su nombre: Haití.

Luego de cumplirse un año- 12 de enero- del terrible terremoto de 7.3 en la escala de Richter que transformaron 35 segundos en una suma infernal de más de 200 mil muertos, 300 mil heridos, la destrucción del 60 por ciento de las deterioradas infraestructuras del gobierno, daños sensibles en 200 mil viviendas y perdidas por 7 mil 800 millones de dólares, el país sigue sumergido dentro de la inercia abúlica en la espera de un milagro.

Por supuesto que si Haití fuera productor de reservas naturales importantes como grandes yacimientos de petróleo o vetas importantes de oro, que movieran las acciones en las bolsas del mundo, el 80 por ciento de su población, de acuerdo a “The World Factbook”, no viviera dentro de la pobreza absoluta y no comieran galletas de barro en forma sistemática y dañina.

Quizás muchos no sepan que en Haití, para engañar los rugidos estomacales del hambre, los pobres comen una combinación de barro o fango que elaboran las mujeres con tierra, sal y mantequilla vegetal. Lo irónico de este “alimento”, sin ningún valor nutricional, es que antes del terremoto costaba cinco centavos y ahora su valor es de un dólar y medio.

En la práctica comerse una galleta de fango le significa a un obrero haitiano la mitad de un día de su paga, ya que el salario mínimo es de 70 gourdes, menos de 2 dólares.

Pero no, Haití no posee oro, ni petróleo u otras riquezas capaces de mover a la “solidaridad” de la bolsa mundial. Eso sí, Haití tiene 20 millones de metros cúbicos de escombros en las calles, más de un millón de damnificados, quienes carecen de acceso a servicios básicos y pobreza, mucha pobreza.

Lo que ocurre en Haití es inimaginable para la cordura y buenos sentimientos; esas mismas emociones desbordadas, las cuales sensibilizaron al duro mundo durante la época que las aves de rapiña de los medios de prensa enfocaban toda su atención para mostrar aquellos cuadros dantescos de la realidad haitiana para vender más periódicos u aumentar las emisiones televisivas y radiales.

En ese mismo tiempo del dolor mundial por Haití, es decir hace un año, cuando la Unión Europea ofreció 428 millones de dólares, Estados Unidos 100 millones y se prometió fuerte ayuda económica de 5 mil 300 millones de dólares en los próximos 18 meses para llegar a 10 mil 500 en tres años a posteriori parecía que a pesar de los pesares la brújula del destino dejaría de marcar hacia el infierno para los haitianos.

Sin embargo esa esperanza de ayuda huye y Haití sigue acantonado en la antesala donde Lucifer juega tenis tal y como informó la Organización No gubernamental Intermón Oxfam, la cual reveló en un informe titulado “De la emergencia a la reconstrucción”, que la recuperación de Haití se encuentra en punto muerto y de los escombros solo se retiró hasta el momento el 5 por ciento transcurrido un año y nada más hay construido un 15 por ciento de los refugios necesarios.

El coordinador general de la Cruz Roja española, Antoni Bruel confesó de manera amarga “que es insostenible que un país pueda estar sin desescombrarse un año. Las calles están llenas de basura, muchas casas siguen sin poder habitarse y resulta difícil hasta la instalación de algo tan fundamental como las letrinas, esenciales para hacer frente a la epidemia del cólera”.

Toda esta laxitud en los trabajos es responsabilidad de la Comisión Interna para la Reconstrucción de Haití, (CIRH) copresidida por el ex mandatario Bill Clinton y el primer ministro haitiano Jean Max Bellerive, las indecisiones del gobierno haitiano y la descoordinación de los países donantes.

De los 2 mil 100 millones de dólares prometidos por los gobiernos para el año pasado solo se entregó el 42 por ciento, según indicó la Oficina del enviado especial de la ONU en Haití. Y si las cosas se mantienen de la misma manera será letra muerta el último acuerdo de la CIRH que alcanzaron en diciembre durante una reunión en República Dominicana donde se aprobó un plan de alojamiento para los damnificados, demolición y remoción de escombros, un seguro agrícola, un parque industrial y la construcción de escuelas. ¿Otro sueño que se paralizara?

En realidad es difícil esperar adelantos cuando dentro de la propia comisión existen fricciones que salieron a la luz al finalizar 2010 con una carta abierta de los doce miembros haitianos del la CIRH, quienes se quejaban de ser marginados de la información y toma de decisiones.

“Nos sentimos completamente desconectados de las actividades de la CIRH por la falta de información y comunicación de parte del secretario ejecutivo y más aún del Comité Ejecutivo.

A pesar del rol de los haitianos en la estructura de gobierno de esta entidad, hasta ahora no hemos recibido ninguna actualización sobre las actividades de la CIRH”.

En la carta, que reprodujo un periódico local, los miembros haitianos del CIRH se quejan también del protocolo de las reuniones en la entidad, donde saben cuál es el orden un día antes del encuentro y eso impide que tengan tiempo para “leer, analizar, comprender y mucho menos responder con inteligencia”. Indicó la misiva.

Y mientras se desenvuelven estas riñas internas dentro del grupo que debe comandar el renacimiento haitiano, el tiempo aplasta mas y mas a la primera tierra donde desembarcó Colón, la primera nación independiente de América Latina, el país que apoyó a Simón Bolívar en 1817 en su lucha por la independencia y que hoy en día solo rumia sus desesperanzas de su ayer glorioso.

La verdadera realidad de Haití que no dicen los medios de prensa masivos, ni los ejecutivos de ONG que ganan salarios cuantiosos, ni los poderosos miembros del CIRH, la cuenta de forma descarnada una joven española llamada Lucia Lantero a su madre Memi Escarzada en una carta que le envió y que su texto resulta doloroso.

Lantero llegó a Haití para trabajar y formar sobre agricultura ecológica, pero la cruel realidad en que viven los niños de ese país la llevó a vincularse en un proyecto hacia ellos. Les dejo algunos fragmentos de su carta y saquen sus propias conclusiones.

…”Nos ha donado siete colchones para que duerman los niños y, bueno, ya por lo menos no tienen que acostarse en la gravilla que hace de suelo de la casa. He comprado sábanas y mantas, pero como muchos de ellos no recuerdan haber dormido nunca en una cama no saben muy bien qué hacer con las sábanas, así que no las utilizan. Cuatro de ellos se hacen pis encima, y 'pas' también, así que he tenido que contratar a una mujer vecina para que venga a lavar y limpiar todos los días. Hasta ahora lo hacía yo, pero me pasaba cinco horas en el río, entre la gente que esta lavando bicicletas y motos y los que están haciendo sus necesidades un poco más abajo, ya que aquí la playa, cualquier árbol y el río son baños públicos. ¿Cómo van a pretender controlar el cólera? Es un absurdo”.

“..Comprar la comida es una pasta, alucinas lo caro que es: aquí solo encuentras arroz, habichuelas y aceite. Esperamos que el PMA (Programa Mundial de Alimentos) nos empiece a donar comida a partir de que se acaben las vacaciones y que las huelgas de transporte se terminen debido a la inestabilidad política del país. Conseguir legumbres y verduras es el lujo más ostentoso y así están todos, con unos niveles de anemia y desnutrición increíbles. El alcalde me dijo que un estudio que ha venido a hacer unos americanos a la zona revela que el 50% de la población de esta región come una vez cada dos días, afortunados en realidad. Te estoy escribiendo y se me están cayendo las lágrimas, es tan triste”...

“Cada día tengo a más gente en la puerta de casa, ofreciéndome a sus hijos. Las madres me dicen orgullosas que sus hijos son buenos trabajadores y que sus hijos ya no se hacen ni pis ni cacas, niños de 3, 4, 10 años, muchísimos bebés también. Sus madres son incapaces de darles de comer, así que te los regalan... “

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