Chávez aseguró que goza de buena salud y que no transmitió su programa de televisión y radio de los domingos, porque el espacio se había cedido para ofrecer el partido de volibol entre Venezuela y Brasil.
Cientos de manifestantes se habían reunido frente al palacio presidencial para demandar que apareciera Chávez, pues se pensaba que podía haber sido objeto de un golpe de estado como el que sufriera en abril de 2002 cuando fue derrocado, aunque volvió al poder en muy breve plazo.
El mandatario venezolano declaró que pasó el fin de semana con su hija de 7 años, Rosines, que vive en Barquisimeto, en el centro del país, lo que también le obligó a cancelar su presentación en una manifestación pro-gubernamental.