El dictador Fidel Castro informó en la televisión estatal para analizar el primer impacto del huracán en la Isla, que ocho personas murieron en la provincia oriental Granma y otras dos en la provincia de Santiago de Cuba y que dos de esas diez víctimas eran niños, siendo uno de éstos una niña de 18 meses.
“Ya tenemos diez bajas”, dijo Castro. Vestido de uniforme de campaña verde olivo, daba instrucciones en vivo para dirigir una movilización de la población ante la peligrosa tormenta.
Más de un millón de cubanos han sido evacuados y refugiados en 1,500 albergues, dijeron las autoridades. Se pronosticaba que Dennis saldría de Cuba en la noche del viernes por un punto situado entre el nordeste de La Habana y la vecina provincia de Matanzas, situada al este.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos informó en Miami, Florida, que el “feroz y extremadamente peligroso” huracán entraría en el Estrecho de la Florida al salir de Cuba para dirigirse hacia el Estado de Florida y la zona oriental del Golfo de México.
“Este huracán viene bien fuerte y lo estamos esperando. Michelle (otro huracán de años anteriores) me tumbó la casa y ahora la estoy asegurando (reforzando)”, dijo a Reuters a Estelvino Rodríguez, residente en Playa Larga, Matanzas.
En Santiago de Cuba, informó Reuters, las inundaciones del mar causaron gran daño en instalaciones turísticas y el viento tumbó el 85 por ciento del tendido eléctrico dejando a la ciudad con muy poca energía.
En la televisión estatal Castro oyó el informe de que la ciudad de Manzanillo, también situada en la región oriental de Cuba, no tenía ninguna electricidad y que la situación allí era “muy complicada”. El funcionario informante no dio más detalles en público.
Un boletín del Instituto de Meteorología de Cuba informó que “el centro (vórtice) del huracán Dennis penetró en tierra justo al oeste de la Bahía de Cienfuegos a las 2:15 P.M. (hora local)”.
A medida que pasaban las horas, en La Habana los cubanos hacían largas filas el viernes por la tarde en las gasolineras y las tiendas en un intento por aprovisionarse de combustible y alimentos, mientras otros habaneros tapaban ventanas y reforzaban puertas y azoteas.
En los Cayos de la Florida los residentes comenzaron a abandonar sus hogares desde el jueves al advertirse que Dennis podría llegar allí el domingo o lunes. Los turistas también emprendieron masiva retirada y el gobernador Jeb Bush declaró el estado de emergencia.