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Canto en la Florida


Ha escrito extensamente sobre literatura española e hispanoamericana y en particular sobre drama y poesía, y ha brindado innumerables conferencias y publicado su obra de creación y ensayística en revistas profesionales y literarias de España, Hispanoamérica y Estados Unidos. El libro de Jorge Luis Arcos Las palabras son islas (Letras Cubanas, 1999) acredita que el primer intento por romper la mutua exclusión a la que sometían a los lectores las antologías de poesía cubana de ambas orillas, fue el tomo de nuestro autor La última poesía cubana. Antología reunida (1959-1973) publicado en Madrid en 1973.

Rossardi ha sido colaborador de los tomos El Español en los Estados Unidos (2008) y del Diccionario de Americanismos (2010), ambos de la Editorial Santillana. Dos de sus últimos títulos Casi la voz (2009) y Canto en la Florida (2010) han sido publicados por Aduana Vieja, en Valencia, España. Es miembro del PEN de Escritores Cubanos del Exilo, miembro de Número de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y Correspondiente de la Real Academia Española.

Con motivo de la reciente publicación del plaquette Canto en la Florida, Armando de Armas realizó la siguiente entrevista a Orlando Rossardi para Martí Noticias.

MN. ¿No es una plaquette un lujo cuasi espiritual en estos tiempos postmodernos de pragmatismo y rapidez virtual?

OR. Es más que un lujo, porque mi editor en Aduana Vieja, de Valencia, me quiso obsequiar con ella. Creo que en estos tiempos que corren todo lo que sea publicar poesía es mucho más que un placer espiritual, es una fiesta en que cuerpo (papel) y alma (poesía) se juntan y se meten a gozar de la voluptuosidad de la palabra escrita, en la página que nos trae un olor especial, en la hoja que al doblarse presenta cara y cruz de unos pensamientos muy recogidos e íntimos y que luego se meten entre otros libros a soñar su sueño, a ser vistos y a esperar ser encontrados.

MN. ¿Qué le motivó a escribir este poemario, Canto en la Florida?

OR. Ha sido algo así como el menudo pago de la deuda que los cubanos tenemos con esta extensa península. La historia del descubrimiento y de la conquista española que es también nuestra historia, nos ató a esta geografía y desde aquel lejano y mágico momento en que nuestros ancestros se iban asentando en estas tierras y cruzando el Estrecho de la Florida hasta nuestros hermanos que ahora lo cruzan para huir del espanto de una odiosa dictadura, la Florida ha estado ahí, junto a nuestra Isla, para ser parte vital de nuestra historia. Así, el canto ha surgido sin dificultad ninguna, casi por inercia. Está compuesto de tres partes: la historia lejana, la flora y la historia reciente.

MN. ¿Tiene este su Canto en la Florida antecedente o inspiración en el poema Florida, escrito por Fray Alonso de Escobedo entre 1598 y 1600 quien, por cierto, dedica unas pocas páginas de su extenso texto poético a su paso por la localidad cubana de Baracoa?

OR. No directamente. Ya he dicho que Cuba y La Florida son como hermanas en el tiempo y en la historia que llena ese tiempo. Aunque no son muchas las referencias en la literatura, sí están ahí para recordarnos cómo vamos de la mano. Es interesante ver cómo tanto en este poema que mencionas, como en Espejo de Paciencia, aparece uno de esos componentes que nos relaciona, la flora.

MN. ¿Se ha bañado usted en la Fuente de la Eterna Juventud?

OR. ¡Si alguien me revelara dónde se encuentra me daría un buen chapuzón!. Menciono en Canto en la Florida un párrafo de La Florida del Inca, donde éste hace alusión a esta fuente y la sitúa, según lo relacionan algunos navegantes de estas aguas, en la isla llamada Bímini, y que otros llaman Buyoca, y no en tierras de la Península propiamente, como algunos parecen creer. En mi "plaquette" hablo de esa fuente como metáfora de la vida recobrada que encontramos los cubanos en estos nuevos espacios.

MN. ¿Qué es poesía?

OR. ¡Ahora sí que podríamos pasar un buen rato discutiendo! Para mí la poesía es también eso que llamamos "inspiración" y que no cabe dudas, puede ser traída a cuentas a causa de una circunstancia cualquiera, en cualquier momento de nuestra vida diaria. Sin embargo el trabajo del poema, sobre un papel o en la computadora -si queremos ser más modernos-, que ha logrado crear esa "inspiración" es sumamente importante. En el aspecto literario, la poesía no existe si no se ha escrito, y el proceso de trabajar lo que se ha escrito, no resta ni quita a la creación. Juan Ramón Jiménez le llamaba el proceso de los cuarenta cajones o gavetas. La romántica respuesta de "poesía eres tú" que Gustavo Adolfo Bécquer brinda a la inquisitoria pregunta de la amada "¿qué es poesía?", no nos sirve sino dentro de espacios afectivos. La literatura necesita de constataciones que recojan las páginas de un libro publicado.

MN. ¿La inspiración, qué piensa de la inspiración?

OR. A eso nos hemos referido antes. Dije que esa chispa que hace brotar la llama de unas palabras acertadas, eso que Marichal llama "envión emotivo" y que provoca que el poeta ponga unos vocablos junto a otros y que suenen o se lean distintos a la lengua común y corriente, siendo ellos mismos lengua común y corriente, es el milagro que podemos llamar inspiración, por no tener mejor palabra.

MN. ¿En usted, cómo conviven el poeta, el periodista y el académico?

OR. He dedicado mucho tiempo de mi vida a la enseñanza universitaria. Para eso estudié en España y, sobre todo, en los Estados Unidos. Por años ejercí esa profesión hasta que salté a algo que ya había hecho anteriormente en Cuba, la radio. También había hecho teatro, pero en verdad nunca he sido periodista, aunque entiendo ese mundo por haber trabajado dentro de él. Si sabemos cómo vivir cada situación sin dejar que una opaque o suplante la otra no tendremos problema. Mi mundo académico, el mundo de mis artículos, de mis libros de ensayo va por un lado y el mundo de mi poesía por otro. A veces se juntan, pero sin estorbarse. No podemos olvidar que el académico vive en Orlando Rodríguez Sardiñas y que el poeta está vivo y "coleando" en el Orlando Rossardi que encabeza mis libros de creación literaria. Eso surgió hace muchos años en Cuba y se lo debo a mi padre, que como serio médico cirujano pensaba que me moriría de hambre haciendo poesía.

MN. ¿En qué proyecto literario trabaja ahora mismo?

OR. Un proyecto que me acerca al relato. Un largo poema en prosa al estilo de Tiempo y Espacio, esos largos poemas en prosa escritos por Juan Ramón Jiménez, precisamente en su estancia en Coral Gables, aquí en La Florida. Lleva por título Fundación del centro y se trata de la historia, o la intrahistoria que llamaría Unamuno, de uno mismo, del centro de uno mismo. Al mismo tiempo pudiera ser una especie de biografía que trae al cuento todas las ciudades en las que he vivido, o por las que he pasado y que son muchas. También las que en sueños he visitado. Es un largo juego entre el lenguaje y el inconsciente, algo como contar vida y sueño al mismo tiempo, porque no podemos olvidar que soñar es imaginar el símbolo (y hay muchos símbolos sueltos en el poema en prosa que escribo) y contar el sueño es simbolizar la imagen. Así ese poema es una gran imagen.

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