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Cuba

Otra Cuba para Nuestro Hombre en La Habana

El director de “Soy la otra Cuba” se dejó crecer la barba y se fue a la Sierra Maestra. Jugó béisbol con jóvenes alegres, tomó fotos a familias de intrincados parajes montañosos. Comió junto a ellos. Conversó con ex combatientes.

Después de retocar su obra en la patria italiana, nuestro hombre en La Habana aterrizó en Miami. Lo hizo precedido por un gran augurio: la censura. El mejor antecedente para despertar interés. Un realizador cuya última obra había sido rechazada por todos y cada uno de los festivales europeos donde pretendió exponerla.

Probó en pequeños certámenes: no fue admitido. Probó en grandes certámenes: el Festival de Venecia miró hacia otra parte. “Soy la otra Cuba” no encontró una grieta para enseñarse al público europeo.

Otra lección más para el quijotesco director Pierantonio Maria Micciarelli y sus dos productores, Leopoldo Caggiano y Luca Acerno, después de los siete mil kilómetros que recorrieron en la geografía cubana: la Isla que ellos mostraban en su obra de 84 minutos, no era la que demasiados ojos del Viejo Continente querían ver.

Cuba, por dictamen de trasnochadas e influyentes izquierdas, debe saber a coco glacé, debe sonar a timba, debe verse con caderas cimbreantes, y debe inspirar felicidad. El panorama desencantado que “Soy la otra Cuba” les lanzaba al rostro, era un aguafiestas para el concierto general.

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Pierantonio Maria Micciarelli, con su extravagante imagen de personaje surrealista, su mirada al mismo tiempo incisiva y enamorada de un país soñado, y con un equipo de filmadores kamikazes que quizás no medían el tamaño de los riesgos que enfrentarían, consiguieron con su documental algo acertadamente dramático: recordarnos que esa Cuba de sueños rotos, de utopías traicionadas, es dolorosa por necesidad.

¿Qué quiso filmar este italiano emprendedor, de hombros angulosos y sonrisa fácil? La Cuba revolucionaria, única en su proyecto social, que desde joven le sedujo con intensidad maniática. ¿Qué terminó filmando durante esos 59 días? Una mueca esperpéntica. Un dibujo inexacto, mal hecho; un boceto incorregible de lo que debería ser un país revolucionado, y es en verdad un país paralizado. Contextualizando una terrible frase de otro utópico, el venezolano Don Simón Rodríguez, Pierantonio quiso filmar un paraíso en aquella tierra, y terminó encontrando un infierno incluso para sí.

Micciarelli se dejó crecer la barba y se fue a la Sierra Maestra. Jugó béisbol con jóvenes alegres, tomó fotos a familias de intrincados parajes montañosos. Comió junto a ellos. Conversó con ex combatientes. Escuchó sus voces henchidas de orgullo por la epopeya, y comprobó de pasada sus vidas de abundante miseria. De vuelta a la realidad, alejado del oasis de idílica ignorancia en que vive la Cuba campesina, aquellos italianos comandados por el barbudo Micciarelli descubrieron otra verdad.

No solo la que dicen dos Sánchez (Elizardo y Yoani) en sus extensas entrevistas para el documental. No solo la que cuenta el padre José Conrado desde su Santiago asfixiado por la temperatura, la pobreza y la violencia; o la que disidentes excarcelados intentan revivir entre el dolor. “Soy la otra Cuba” se da de bruces con la desesperanza social, extendida, donde jóvenes no comprenden por qué están condenados como sus padres o sus abuelos a la eterna escasez, y sí comprenden la única salida: la emigración. A como dé lugar.

“Soy la otra Cuba” revela testimonios de desconocidos, gente sin nombres pero con voces que dicen: “Solo un milagro podría salvar esto”. Testimonios que dicen, con dolor mal disimulado: “Lo que añoro es verdadera libertad”. Mujeres que le preguntarían a Fidel Castro por qué odia tanto a su pueblo, o que se preguntan si algún día podrán marchar con un gladiolo en la mano sin temor a las patadas y las piedras.

Pierantonio fue un privilegiado, además: pudo captar escenas singulares. Por ejemplo, lograr una impúdica entrevista con uno de los seres más repulsivos de la fauna recién sacada a la luz por la intelligentsia nacional: Carlos Serpa Maceira, el “agente Emilio” de la Seguridad del Estado, cuando aún portaba la piel de opositor. Grabar a un hombre que lo mismo sabe denunciar el artículo 88 del Código Penal cubano como una violación a los derechos humanos, que proclamar vivas a Fidel y a Raúl poco después, con su casaca quitada, es un golpe de extraordinaria suerte para el documental. La Historia Universal de la Infamia le agradecerá por siempre a Micciarelli su grabación. Quizás Serpa Maceira no.

Como también fue un golpe (estrictamente hablando) con algo de suerte final, el sospechoso accidente que sufrió todo el equipo de rodaje, mientras conversaban con Laura Pollán en un auto en marcha. El testimonio del terror, del todo puede suceder, del mejor aléjate o ven a Cuba solo por sexos baratos y calientes, fue captado de casualidad, por un realizador que no duda en afirmarlo: su documental fue obra del amor y del milagro.

Así lo supo tras los encuentros con la Seguridad del Estado, donde le mostraron fotos suyas en cada provincia del país, quizás con la sutil insinuación de “entréganos el material filmado, o no saldrás de este aeropuerto”. Por fortuna, las horas de rodaje estaban a salvo ya, en la lejana Italia, gracias a amigos con mucha adrenalina dentro. A Pierantonio solo le quedaba asombrarse de cuán fotogénico lo mostraban las instantáneas de sus vigilantes.

Pierantonio Maria Micciarelli asegura que esta preciosa obra no es su regalo a la Cuba que ama: según él, “Soy la otra Cuba” es el obsequio que esa Patria donde no nació pero que siente como propia, le ha hecho a él.

No me cabe duda: “Soy la otra Cuba” está filmada desde el amor, encontrará un resquicio para ser exhibida en los Estados Unidos, una nación sin censuras camufladas; y los cubanos le debemos un afectuoso respeto a este soñador Micciarelli, nuestro italiano en La Habana, que durante mucho tiempo no la podrá visitar más.

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Régimen emplea cuatro autos patrulla para impedir que Camila Acosta visite a familiares de presos políticos en Cárdenas

Camila Acosta fue arrestada el pasado domingo en Cárdenas, Matanzas / Foto: Twitter de la periodista
Camila Acosta fue arrestada el pasado domingo en Cárdenas, Matanzas / Foto: Twitter de la periodista

La periodista independiente Camila Acosta fue detenida el domingo en Cárdenas, provincia de Matanzas, donde tenía previsto reunirse con familiares de presos políticos.

Acosta denunció lo sucedido través de una directa que publicó en CubaNet, diario para el cual trabaja, al bajarse del carro patrullero que la llevó de regreso a su casa en La Habana.

“Me detuvieron en Cárdenas, Matanzas. Me tenían un operativo montado –después supe- desde las seis de la mañana aquí, en la casa, pero bueno, yo me fui antes”, relató la joven periodista.

Según Acosta, tras arribar a la ciudad de Cárdenas fue arrestada por la policía política local.

“No estuve ni media hora, enseguida me detuvieron. Yo iba a visitar a los familiares de unos presos políticos, a brindarles mi apoyo, a hacer mi trabajo también. Y, bueno, no me dejaron”, comentó.

Según dijo, la llevaron para la Estación de la Policía, donde la mantuvieron detenida por una hora aproximadamente.

El regreso a la capital, explicó en el video, fue una carrera de relevo con cuatro autos patrulleros de los órganos represivos del régimen.

“Me montaron en una patrulla y hasta el intermitente del Punto de Control de Bacunayagua. Ahí me recogió otra patrulla hasta el Punto de Control de Guanabo y en Guanabo me recogió la patrulla que acaban de ver al inicio de esta transmisión, que me dejó aquí, al doblar de mi casa”, explicó.

“No hablaron conmigo, no me dieron explicaciones, simplemente, me montaron en la patrulla allí, en Cárdenas, y me dijeron que me iban a mandar para La Habana".

No obstante, Acosta -quien ha sido acosada durante años por agentes de la Seguridad del Estado- aseguró que seguirá haciendo su trabajo. "En otra ocasión, no sé si mañana, pasado, la semana que viene o dentro de un mes, pero yo voy a ir a visitar a esas personas que se quedaron esperándome”, advirtió.

La pasada semana la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denunció la represión que ejercen las autoridades contra los periodistas independientes cubanos.

“En medio de la crisis económica de sobrevivencia, aquellos periodistas que aún no pueden o no desean emigrar sufren la tensión de la vigilancia continua, el acoso en contra de sus familiares y contactos y la amenaza permanente de arrestos arbitrarios y condenas a prisión”, explica el más reciente informe de la organización.

EN IMÁGENES: La situación de la basura en La Habana

Turista muere durante vacaciones en Varadero y la familia en Canadá recibe el cadáver de un ruso

Faraj Allah Jarjour, de 68 años, viajó junto a su familia a Varadero / Foto: Captura de video CtvNews
Faraj Allah Jarjour, de 68 años, viajó junto a su familia a Varadero / Foto: Captura de video CtvNews

Faraj Allah Jarjour, un sirio residente en Canadá, viajó a Cuba como turista en marzo pasado y falleció de un infarto mientras nadaba en la playa con una de sus hijas.

Su familia está ahora devastada porque luego de semanas gestionando la repatración del cadáver del hombre de 68 años, recibieron un cuerpo equivocado. En el ataúd que llegó a Canadá había un ruso, unos 20 años menor que Faraj.

"No era el cuerpo de mi padre. Era otra persona que no se parecía a él", dijo al canal CtvNews su hija, Miriam Jarjour.

El hombre se hospedó el 20 de marzo en el Mélia Varadero y murió dos días después. Según la familia, no había socorristas cerca de la playa, ni personal médico en las instalaciones del hotel, por lo que el cuerpo permaneció en la arena durante unas ocho horas.

De acuerdo al testimonio de su hija, pagaron diez mil dólares por la repatriación del cuerpo de su padre. No obstante, un mes después de su fallecimiento, aún no hay noticias de dónde puedan estar sus restos.

Canadá es actualmente el principal país emisor de turistas a Cuba. Según publicó este viernes la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), el 49.3% de los viajeros en el primer trimestre de 2024 eran de ese país.

Entre diciembre y marzo 399.272 turistas de Canadá visitaron la isla, seguido por Rusia, con 75.386 y Estados Unidos, 46.717, detalla el informe.

La prensa local canadiense publica a menudo testimonios sobre la mala calidad y atención en los centros turísticos de la isla. El mes pasado una de esas familias que viajó a Cuba contó la terrible experiencia que vivieron en el resort Meliá Marina Varadero.

Michele y Jessy Revivo, reisdentes en Ontario, tuvieron que cambiar de hotel porque lo que encontraron el primer día de su viaje fue desastroso.

“Tuvimos que usar las linternas de nuestros teléfonos móviles para encontrar nuestra habitación”, dijo Michele. Además, “había colillas de cigarrillos por todas partes y manchas en las paredes”. La pareja de canadienses había gastado casi 7.000 dólares en la reserva de su viaje con la agencia Transat.

Se acelera la inflación en Cuba por segundo mes consecutivo

Cubanos miran los precios de los alimentos en un negocio privado en La Habana - Imagen de archivo / Foto: Yamil Lage (AFP)
Cubanos miran los precios de los alimentos en un negocio privado en La Habana - Imagen de archivo / Foto: Yamil Lage (AFP)

Por segundo mes consecutivo la inflación oficial en Cuba volvió a aumentar. En marzo, alcanzó el 33,17% en el mes de marzo, un 1,09% más que en febrero, según los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC), publicados por la estatal Oficina de Estadísticas e Información (ONEI).

De acuerdo al economista cubano Pedro Monreal, entre las causas fundamentales está "el aumento de precios de los combustibles aplicado ese mes". No obstante, aclaró, "el alza de precios continúa explicándose principalmente por el creciente precio de los alimentos" en la isla.

"La inflación oficial ha entrado desde noviembre de 2023 en una meseta ubicada entre 31 y 34% de crecimiento. Es el tipo de dato que cuestiona la idea de que se avanza en la estabilidad macroeconómica", agregó el experto en un hilo publicado en su cuenta en la red social X.

Monreal advirtió que sin un aumento en la oferta de alimentos "es difícil asumir que se reduciría sustancialmente la inflación en Cuba", dado que estos siguen "liderando, por amplio margen, el aumento general de los precios al consumidor".

Sin embargo, en el mes de marzo el costo del transporte, las bebidas alcohólicas y el tabaco "fueron las divisiones con mayores incrementos mensuales de precios.

"Al concluir el primer trimestre de 2024 los datos oficiales indican el naufragio del componente antinflacionario del paquete económico de 2024 -anunciado de manera fragmentada y de zigzagueante implementación- con persistencia de un entorno inflacionario empobrecedor", concluyó el economista en su análisis.

Cabe destacar que la ONEI no incluye el crecimiento de precios en el mercado informal, donde los cubanos obtienen la mayoría de los alimentos que consumen en el mes.

A inicios de marzo, el economista Omar Everleny calculó el costo de la canasta básica para dos personas en Cuba tomando en cuenta los precios máximos de los alimentos publicados por la entidad.

Everleny, que calificó su análisis de “muy conservador”, dijo que el costo es de unos 20 mil pesos mensuales en un país donde el salario mínimo es de 2100 pesos.

“Hay diferencias y similitudes nacionales en la tabla, relacionadas entre otras causas en los diferentes niveles de ingreso por las provincias, no obstante, en todos los casos el precio para adquirir una cantidad de estos productos necesaria para garantizar una alimentación básica sobrepasa con creces el salario promedio”, explicó el economista en su texto publicado en La Joven Cuba.

En la inflación también influye los altos precios de la divisa, que en los últimos días ha alcanzado cifras récords. Este lunes, el dólar se cotiza en el mercado informal a 363 pesos cubanos (CUP), mientras que el MLC a 290 CUP y el euro a 370 CUP, según la tasa de cambio que publicada a diario el medio independiente elTOQUE.

Obispos remarcan necesidad de un diálogo nacional en Cuba: "la Iglesia Católica lo desea, y está dispuesta"

Procesión de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, el 8 de septiembre de 2019. (AP/Ismael Francisco)
Procesión de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, el 8 de septiembre de 2019. (AP/Ismael Francisco)

Obispos y otros miembros de la Sociedad Civil de Cuba coincidieron este domingo, en declaraciones a Martí Noticias, en la necesidad de favorecer una conversación entre diferentes actores de la nación para buscar una respuesta efectiva a la crisis que asola la Isla.

El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, Monseñor Emilio Aranguren, Obispo de la Diócesis de Holguín, remarcó la importancia del diálogo esclarecedor.

“En Cuba utilizamos el dicho ‘hablando nos entendemos’. Es importante, por tanto, tener la disposición y el espacio para conversar sobre el bien común, que es propiamente lo nuestro, por eso considero que lo importante es tener la disposición. Como es lógico, la Iglesia Católica lo desea, y está dispuesta, para intercambiar con cuantos grupos integramos la sociedad", afirmó.

Añadió que un estado laico está integrado por grupos intermedios, y cada grupo "tiene su punto de vista, también sus criterios, y eso es lo que hace falta conversar, que es lo que, verdaderamente, logra el bien común", afirmó.

El Arzobispo de Santiago de Cuba Dionisio García Ibáñez, evaluó, por su parte, que “por el bien de este pueblo, la iglesia, de la misma manera que ayuda a otras personas, está dispuesta siempre a cooperar, pero eso significa también que las partes quieran y se les pida”.

Las declaraciones de los obispos, coinciden con las hechas la semana pasada por el Secretario Adjunto de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, el padre Ariel Suárez, al medio estadounidense NBC. Suárez dijo que la Iglesia católica está disponible para facilitar el diálogo, “si los distintos actores políticos” lo acuerdan, para encontrar una solución a la crisis que vive el país.

Suárez recordó las protestas que sacudieron el extremo oriental del país en marzo pasado.

“En las protestas del 17 de marzo pasado, este dolor se convirtió en un grito, en un grito que fue escuchado y que ha sido aceptado, digamos, por todos los niveles del país”, señaló Suárez. “Ese grito reflejaba angustia, reflejaba desesperación, y que la gente pedía, evidentemente, una situación diferente a la que estaban atravesando”, agregó.

El 17 de marzo pasado, cientos de pobladores de la capital santiaguera, del municipio El Cobre en la misma provincia y de Bayamo, en la provincia Granma, salieron a las calles a pedir alimentos, medicinas y el fin de los constantes cortes del servicio eléctrico.

Los problemas que reclamaron los manifestantes tuvieron un alivio momentáneo, pero siguieron sin resolverse, pese a las promesas de las autoridades gubernamentales.

La entrevista de Suárez presta atención a la declaración difundida, tras las demostraciones de marzo, por la diócesis de Holguín, que encabeza Aranguren.

“Como iglesia, nos corresponde apoyar la creación de espacios de diálogo donde puedan participar los diferentes sectores de la sociedad, para encontrar caminos que nos ayuden a seguir adelante con una disposición tranquila y esperanzada”, advierte el comunicado.

Suárez indicó que los obispos han convocado a rezar para que “quienes están en el poder tengan la sabiduría y la audacia para tomar decisiones que beneficien la vida de las personas”.

Al respecto, el activista político Manuel Cuesta Morúa cree tener el consenso de dos plataformas que agrupan a varias de las organizaciones de la Sociedad Civil independiente cubana: D’Frente y el Consejo para la Transición Democrática en Cuba.

“Eleva a un nivel de conciencia social y política, y sobre todo nacional, que es el enfoque fundamental en este momento, a una institución, justamente, como la Iglesia Católica, con sedimento histórico en la fundación misma de la nación, que yo creo que eso es clave, porque genera una capacidad de consenso importante para todos los cubanos, independientemente de la diversidad religiosa”, subrayó el politólogo.

“Creo que es clave que los actores de la sociedad civil y los actores de la comunidad política prodemocrática apoyen este llamado en un diálogo que, por supuesto, debe incluir a todos cubanos, fuera y dentro, sobre todo, los que tienen una voluntad positiva de enrumbar un proceso que es complicado de transición democrática, en el que se beneficien todos con la participación de todos”, resaltó.

En relación con las afirmaciones del Padre Ariel Suárez, el periodista independiente y analista Evert Oscar, desde Moa, Holguín, se mostró reticente.

“Habría que preguntar si le es posible enumerar con nombres y apellidos cada factor que contempla elegible para parlamentar, mesa por medio, con la empresa criminal conjunta, que es también la dueña de esa mesa y sus asientos, así como de la prensa que oficiaría para documentar lo convenido a la usanza dictatorial, editando y filtrando”, dijo en referencia al régimen cubano y la prensa estatal.

“Los enquistados en el poder se arrogan el derecho a designar a los que se sentarían a teatralizar la farsa que vende bien al mundo, prueba de ello es lo fácil que han minado y suplantado a la sociedad civil cubana, con actores propios y parciales, de muy flexible moral, para camuflar al estado fallido de emprendedores lícitos”, opinó.

No obstante, el también vicesecretario de la Conferencia Episcopal cubana expresó su deseo de que las diferentes posiciones “no sean hostiles” entre sí y que “puedan ayudar a encontrar las soluciones concretas que este pueblo necesita”.

“Sí hay contradicciones y las hostilidades de todo tipo vigentes hace tanto tiempo, que no las generó el pueblo nuestro y sí los delincuentes con los que pretende, nos reunamos y razonemos”, puntualizó Evert Oscar.

Líderes opositores al régimen han precisado que la solución pasa por una transición pacífica de Cuba hacia una democracia que garantice los derechos humanos y las libertades civiles del pueblo.

En el Plan Pastoral 2023-2030 de la Iglesia se despliegan consecuencias de la política económica del régimen como la carencia de alimentos y medicinas, la inflación y el malestar creciente de una población agobiada por la crisis.

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