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“Lo mismo Tuaregs del Sahara que surfistas en sus olas, casi cualquier temática ha encontrado espacio en los principales certámenes audiovisuales de Europa, excepto mi documental que muestra otra Cuba sin mulatas ni hoteles <em>resort</em>. La otra Cuba que muchos no quieren ver”.</p>
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Pierantonio Maria Micciarelli, realizador italiano de <strong>Soy la otra Cuba</strong>, una mirada de 84 minutos a una Isla detenida en el tiempo, no cree que los obstáculos que ha encontrado su documental para ser exhibido y admitido en los festivales cinematográficos del mundo, sea casual.</p>
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“Si yo hubiera hecho un filme sobre una dictadura de derecha, de seguro no habría tenido problemas para lanzarlo en grande, y probablemente varios círculos intelectuales se habrían interesado por su distribución”, agrega Micciarelli. “El mismo Festival de Venecia que rechazó mi documental, aceptó sin problemas el de Gianni Minná, que es una loa a la Cuba Castro-fascista”.</p>
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<strong>Soy la otra Cuba</strong> ha sido rechazado por los festivales de Sundance, Berlin, Venecia, Cannes, Locarno, Florencia, Rotterdam, y Hot Docs Canada. Según Micciarelli, esta cinta que recoge paisajes únicos de la Sierra Maestra y del sitio por donde desembarcó el yate Granma, y que muestra testimonios de una Laura Pollán atacada ante las cámaras, de Yoani Sánchez, del sacerdote José Conrado, y da voz a decenas de cubanos humildes hartos de su país sin futuro, no ha podido ser exhibida ni una sola vez en Europa.</p>
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“Colaboradores en Estados Unidos nos prometieron ayuda para incluirlo entre las muestras del Festival de Cine de Miami, pero quizás por la premura con que se hicieron las gestiones tampoco pudo ser”, apunta Micciarelli, quien agrega que tras la exhibición de fragmentos su pieza en el programa “A Mano Limpia” de la televisora de Miami “América TeVé” recibió excelentes respuestas.</p>
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<strong>Soy la otra Cuba </strong>fue filmado durante 59 días en el 2009, a través de siete mil kilómetros de un extremo a otro de la Isla. Pierantonio Maria Micciarelli tuvo a Luca Acerno y Leopoldo Caggiano en la “producción-filmación-edición-complicidad en el peligro”, y según sus declaraciones anteriores, en el momento de viajar a Cuba era un entusiasta de la mítica Revolución que habría llevado igualdad y prosperidad para todo un pueblo.</p>
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Solo tras días de conversación, de investigación, de husmear en una realidad rica y compleja, el romántico cineasta italiano comprendió que el Paraíso pensado era apenas un espejismo.</p>
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“Cuando vi la Cuba de represión contra las Damas de Blanco, la Cuba de hostigamiento a un cura que ama a sus fieles y su país como José Conrado; cuando me acerqué a la Cuba donde Yoani Sánchez vive prisionera en su tierra y donde los cubanos de a pie solo piensan en emigrar como único camino a la prosperidad, descubrí que mi documental tomaría otro rumbo”.</p>
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El resultado fue una obra ambiciosa estética y conceptualmente, no exenta de grandes riesgos: un accidente provocado en plena filmación, y el asedio de agentes de la Seguridad del Estado que le mostraron en el aeropuerto fotos suyas en cada ciudad en que había estado, en un intento de confiscarle sus horas de grabación.</p>
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“<strong>Soy la otra Cuba</strong> es el regalo que esa Patria me hizo a mí, y no al revés” afirma el realizador que no pierde la fe de exhibir su obra ante un gran público, preferentemente cubano, sea dentro de la Isla o fuera de ella.</p>
Director de Soy la otra Cuba: “Los grandes festivales no quieren saber que otra Cuba existe”
“El mismo Festival de Venecia que rechazó mi documental, aceptó sin problemas el de Gianni Minná, que es una loa a la Cuba Castro-fascista”.