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Lo que manden los jefes


Miguel Díaz-Canel clausuró el 9no Congreso de la UPEC.
Miguel Díaz-Canel clausuró el 9no Congreso de la UPEC.

La prensa cubana -dice un artículo de Alberto Alvariño Atiénzar-“se fundamenta en los preceptos de la Constitución de la República y la política trazada por el Partido en su condición de fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.

Recién concluido el IX Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), el diario gobiernista Granma del pasado martes dedicó al tema un artículo del colega Alberto Alvariño Atiénzar, que ocupó una página completa. Resulta obvio que ese texto, publicado en el órgano del Comité Central del partido único, pretende hacer el resumen autorizado del evento. ¿Qué pone de manifiesto ese documento?

Tras una sesgada introducción de carácter histórico, lo primero que hace el informador oficialista es señalar con toda claridad por dónde vienen los tiros: La prensa cubana —dice— “se fundamenta en los preceptos de la Constitución de la República y la política trazada por el Partido en su condición de fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.

De inmediato Alvariño Atiénzar sale del ámbito nacional para pasar al tema de la Perestroika y la Glasnost de la era de Gorbachov en la extinta Unión Soviética. Según él, en el gran país eurasiático “los medios de comunicación masiva… apuntaron contra los planes principales de aquella sociedad, el Partido, la historia, las fuerzas armadas y las instituciones del Estado”.

Conforme a lo que argumenta el autor, lo anterior se hizo de tal forma que “prestaron un servicio a la ideología y los objetivos enemigos, a las actividades oportunistas y traidoras”. Es decir, que la determinación de si lo que informaban esos órganos de prensa era verdad o mentira no se toma en consideración. Lo único importante es si se ayudaba o no al mantenimiento del statu quo. Esto parece ser un excelente indicio para que sepamos qué se pretende ahora de los medios oficialistas de nuestro Archipiélago.

Aunque en los documentos emanados del Congreso de la UPEC se habla de la información como “un derecho ciudadano”, el verdadero sentido de este enfoque se ha puesto de manifiesto con el reciente escándalo provocado por la intercepción en Panamá de un buque de Corea del Norte que de manera oculta transportaba armas desde Cuba hacia el referido país asiático.

Los flamantes “órganos de prensa” cubanos se han limitado a reproducir la Declaración emitida al respecto por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Isla. No han añadido absolutamente nada a esa versión oficial de los hechos; ni siquiera algunas imágenes que complementen e ilustren lo expresado en palabras.

Hasta ahí llegan los propósitos exteriorizados en el Congreso (de los que se hace eco Alvariño) acerca del fin de “reflejar la realidad cubana en toda su diversidad”, así como de “informar de manera oportuna, objetiva, sistemática y transparente la política del Partido y los problemas, dificultades, insuficiencias y adversidades que enfrentamos”.

Unas líneas después, el autor define el alcance de sus conceptos: “En los pronunciamientos y orientaciones de Fidel y Raúl y los órganos de dirección del Partido están planteadas con riqueza las líneas presentes y futuras para nuestro periodismo”. Y agrega: “De lo que se trata ahora es de ser consecuentes con esas definiciones”. ¿Qué es lo que no procede?: “Desconocer lo que está claramente delineado, que es voluntad y mandatos supremos”.

Esto mismo pudiera expresarse de manera mucho más simple: Hay que hacer lo que manden los jefes. En ese contexto, ¿cuál es el papel de los medios?: “Actuar de modo enérgico con la autoridad conferida, en aras de cumplir su función social, sin cortapisa, y desplegar en toda su extensión su posibilidad informativa, educativa, compulsiva y moralizadora ilimitada”.

Después de tanta palabrería, la llamada “prensa cubana” (la oficialista, claro está) seguirá constituyendo una masa incolora, sometida al funesto Departamento Ideológico del partido único. Ella deberá callar la mayor parte del tiempo, aplaudir siempre al gobierno y criticar al “enemigo yanqui” y su “criminal bloqueo”. Se tratará —pues— de “una prensa a la altura de la Revolución”.

En resumidas cuentas, cabe citar el refrán: Para ese viaje no hacían falta tantas alforjas. Por suerte, los medios informativos de nuestra Patria no se limitan a los que cuentan con la anuencia del sistema totalitario. Existe también la aguerrida prensa independiente cubana, la cual, aunque por ahora sigue careciendo de medios para llegar al conjunto de la población, goza, por fortuna, de excelente salud.

Publicado con autorización de su autor el abogado René Gómez Manzano.
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