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Un parche para Chipre


 Un hombre pasa delante de una oficina del Banco de Chipre en Nicosia, Chipre.
Un hombre pasa delante de una oficina del Banco de Chipre en Nicosia, Chipre.

La crisis financiera chipriota ha acabado bíblicamente: con sacrificios amargos, aunque no sea lo mismo perder un 30% de muchos millones, que mucho de unos pocos miles de euros.

La solución acordada este semana en Bruselas entre el Gobierno chipriota y la UE y el Fondo Monetario Internacional supone que los depósitos bancarios de más de 100.000 € se reduzcan en un 30% (partida que irá a amortizar la deuda bancaria – unos 18,000 millones - de la Isla), el cierre del segundo mayor banco chipriota y una reforma profunda de todo el sistema bancario insular, comenzado por el primer banco del país, el Banco de Chipre que no es lo mismo que el Banco Nacional de Chipre.

El que la solución de esta crisis haya sido un parto de los montes se debe a que es un problema con un componente político extra-comunitario : Rusia. A diferencia de Islandia, Irlanda, Grecia, Portugal y, en menor medida, Italia y España, en Chipre cerca de la mitad de las inversiones extranjeras procedían directa o indirectamente de ciudadanos rusos. En especial la mafia y los oligarcas más estrechamente vinculados al Kremlin habían hecho de Chipre su base de especulaciones en la zona €. En parte, porque los controles fiscales allá son puro eufemismo y también porque todas las operaciones eran intercomunitarias porque la Isla forma parte de la zona euro.

Además, y es un elemento de mucho peso, Chipre ha sido una plaza fantástica para el dinero y los negocios turbios, gracias a una corrupción administrativa de nivel balcánico o incluso tercermundista. En todo el año 2009, en toda la isla los tribunales emitieron tan sólo dos sentencias condenatorias por lavado de dinero!
Este elemento ruso del problema dificutò la solución del caso porque nadie en Moscó quería que los capitales rusos saliesen trasquilados de esta casi quiebra.

Al mismo tiempo, los dirigentes comunitarios temían que un abandono de Chipre a su destino, que tan solo podía ser la bancarrota, espantase al ingente capital especulativo invertido en las bolsas de la Unión Europea y que se retirase masivamente hacia lugares más seguros, añadiendo un problema más a la coyuntura de vacas flacas que está padeciendo la UE desde hace años.

Lo malo de la solución acordada en Bruselas y aceptada a regañadientes en Moscú es que no deja de ser un parche.

El capital ruso sufre una merma muy grande, la economía chipriota ha de asumir una deuda exterior que rebajará en nivel de vida de la isla a tiempos de la postguerra mundial y el país sigue sin crear una fuente de riqueza que permita ser optimista. Sus recursos naturales son los de siempre y las yacimientos de petróleo y gas no han salido aún de la “fase peridodística”, es decir, grandes esperanzas per ninguna confirmación de estudios geológicos.
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