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Rinoceronte encantado y "camaroncito duro, sácame del apuro"


Fotografía sin fecha cedida el sábado 29 de agosto de 2015, por el Museo de Arte Latinoamericano de Long Beach (MOLAA), de una escultura del artista cienfueguero William Pérez que muestra a un rinoceronte en tamaño natural, en la sede del museo en Los Ángeles (CA, EE.UU).
Fotografía sin fecha cedida el sábado 29 de agosto de 2015, por el Museo de Arte Latinoamericano de Long Beach (MOLAA), de una escultura del artista cienfueguero William Pérez que muestra a un rinoceronte en tamaño natural, en la sede del museo en Los Ángeles (CA, EE.UU).

El artista es un cienfueguero nacido en 1965, estudió escultura en la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro y fue fundador del Grupo Punto, que une a jóvenes escultores del centro de la isla.

Los medios destacan que el Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA) de Long Beach, California, inauguró este sábado una muestra con una escultura del artista cubano William Pérez que manifiesta un rinoceronte de tamaño natural con el que pretende, según ha declarado, resaltar la importancia de preservar el medioambiente y evidenciar la obsesión del mundo por el militarismo.

"Es una escultura monumental montada con aluminio fundido. La pieza tardó más de un año en hacerse debido a la falta de materiales y a los métodos rudimentarios que se tuvieron que usar para crearla", explicó Stuart Ashman, director del MOLAA.

Pérez es un cienfueguero nacido en 1965, estudió escultura en la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro y fue fundador del Grupo Punto, que une a jóvenes escultores del centro de la isla.

Galería de Arte de Cienfuegos donde el autor vio la exposición primera de la escultura del rinoceronte de William Pérez.
Galería de Arte de Cienfuegos donde el autor vio la exposición primera de la escultura del rinoceronte de William Pérez.

A inicios de los noventa tuve la oportunidad de apreciar la exposición primera del ahora cantado rinoceronte en la Galería de Cienfuegos, situada en el concurrido Boulevard de la ciudad del sur. Recuerdo la agradable impresión que nos produjo el monstruo metálico a una cuasi adolescente Mimí Sánchez y a mí. Nos parecía una alusión audaz a la abroquelada y antediluviana dictadura imperante en el país. Por suerte Pérez no abrió la boca para procurar explicar al monstruo.

Ahora que la abre me deja anonadado. Así que el animal era un pretexto para resaltar la importancia de preservar el medioambiente y evidenciar la obsesión del mundo por el militarismo. Mire usted, en el mundo. No en Cienfuegos, no en La Habana, que serían dos de las bahías más contaminadas de este Hemisferio. No en Cuba, que es el país más militarizado de este Hemisferio.

Se ha hablado hasta la saciedad y la suciedad de las dictaduras militares de este continente pródigo en dictadura miliares. Pero, pocas veces se ha dicho que Cuba es la dictadura militar por excelencia. Olvídense de la dictadura de Videla en Argentina o de la dictadura de Pinochet en Chile (donde ciertamente había militares al mando), Cuba es un país donde no sólo los militares están al mando por más de medio siglo sino donde todos y cada uno de los aspectos de la sociedad isleña están militarizados, desde los negocios a la educación, desde las fábricas a las faenas agrícolas, desde los partes del tiempo a las partes pudendas.

El artista sabe, porque no es sueco, que en Cuba hay un animalito que sería el símbolo del pacifismo, la jutía, y tanto que cuando en la isla alguien es sumamente manso le dicen jutía, fulano es jutía. Bueno, en la isla está prohibido cazar la jutía, cuya carne es muy apreciada, ¿por protección del medio ambiente?, no, no, no, frío, frío, frío que te hielas, porque la jutía es reserva de guerra, es una animalito militarizado, y sería el alimento de los heroicos resistentes cubanos ante una hipotética invasión yanqui. ¿Y qué me dice Pérez de los túneles? Cuba es un país horadado de túneles a lo largo y lo ancho de su geografía. ¿Para buscar tesoros escondidos? No, hombre, para escapar a las bombas gringas como parte de la estrategia militar de guerra de todo el pueblo, diseñada por el genio militar de Fidel Castro.

Informes llegados de la isla me aseguran que, a pesar de las nuevas relaciones entre ambos países y del mar de banderas norteamericanas flameando en la isla, que no sólo la jutía sigue siendo reserva de guerra, sino que la construcción de túneles no se detiene. Por ejemplo mi casa en Cienfuegos, la antigua Cueva del Águila como le decían, se sostiene sobre una suerte de queso gruyere de tanto alucinado túnel. Cuba toda se sostiene al presente sobre un queso gruyere militarizado.

En Cuba, ha de saber el escultor, existen las Milicias de Tropas Territoriales para, mediante la guerra de todo el pueblo, enfrentar al enemigo imperialista, y existen por demás las Brigadas de Respuesta Rápida para, a estacazo limpio, enfrentar a los aliados internos del imperialismo.

Así, cada dos o tres meses había un Domingo de la Defensa con toda la población movilizada en son de guerra y, una vez al año, había un día Nacional de la Defensa, donde los presentadores de televisión y las estrellas revolucionarias del espectáculo aparecián entallados en unos rídiculos uniformes verde olivo, listos a morir o a vencer en la batalla final contra el americano malo. También cada año se celebraban los Bastiones de la Defensa, maniobras militares que paralizaban al país. Por no hablar de las alarmas aéreas, donde sin venir a cuento hacen sonar una sirena y conducen como ganado al matadero a los flamélicos y cansados habitantes de pueblos y ciudades a meterse en esos horrorosos y hediondos túneles mencionados anteriormente. Los túnesles, hay que decir, son usados para defecar o fornicar mientras no suena la alarma aéra y están infestados de ratas, alacranes y mosquitos.

El artista ha de saber que el saludo impuesto en las escuelas para que los niños reciban a visitantes distinguidos o para empezar el día de aprendizaje y adoctrinamiento no es otro que el inefable e inextricable: ¡pioneros por el comunismo seremos como el Che! El saludo que hacían los niños cuando el lema entonaban era militar, la mano derecha en la frente.

Las Fuerzas Armadas convocan anualmente un concurso de arte y literatura para niños denominado Amigos de las FAR, donde participan alumnos de hasta sexto grado. El muy militarizado concurso falla el dos de diciembre, día del desembarco del Granma protagonizado por Castro y sus subversivos en 1957.

En los flamantes palacios de pioneros del país funcionan unos círculos de interés de las Fuerzas Armadas que incluyen disciplinas como guerra química y artillería. Pero el Ministerio del Interior no se queda atrás y cuenta con sus círculos de interés en los mismos palacios que incluyen especialidades de policía, criminalística y bomberos.

Existen por otro lado, ha de saber Pérez, los campamentos de pioneros exploradores donde los niños alejados del ambiente familiar son sometidos a disciplina militar y a una machacona propaganda de guerra.

También existen las escuelas militares Camilo Cienfuegos, los famosos camilitos, donde se internan a jóvenes de preuniversitario que pasarán posteriormente a estudiar en las escuelas para cadetes. Pero en todos los preuniversitarios del país se da además la asignatura de Preparación Militar Inicial, donde a los niños se les entrena en el manejo y mantenimiento de armas.

El artista no olvidará aquel lema repetido hasta la náusea en las paredes del país que reza: ¡todo cubano debe saber tirar y tirar bien! Aclaremos acá que tirar para los cubanos no tiene el significado de desempeño sexual que tiene para los venezolanos, sino que tiene el más ascético y viril de disparar, ametrallar.

Y volviendo al tema medioambiental, tan caro al imaginario progre, Pérez no olvidará que el símbolo de Cienfuegos no es otro que el del camarón porque si usted metía la mano en las aguas de la bahía sureña la sacaba premiada con un puñado de camarones. Pero eso era antes, quizá antes de nacer Pérez, pues ahora gracias al deterioro del medio ambiente en la bahía de su infancia (que Pérez perspicaz denuncia en el mundo) han desaparecido de la misma. Luego, el camarón cienfueguero ha devenido en símbolo vacuo, en el camarón encantado de la leyenda báltica popularizado por Martí en la isla, en "camaroncito duro, sácame del apuro".

Cuando el escultor William Pérez declara que su rinoceronte pretende resaltar la importancia de preservar el medioambiente y evidenciar la obsesión del mundo por el militarismo, recuerda al cantante Silvio Rodríguez cuando valientemente pedía la libertad de los presos políticos puertorriqueños, mientras las cárceles de la isla estaban atestadas de presos políticos por los cuales nadie clamaba en el mundo.

Nota aclaratoria: Un día después de publicado este artículo recibo varios mensajes de artistas de Cienfuegos, entre ellos algunos que integraron el Grupo Punto, asegurándome que el único rinoceronte que pastó en Cienfuegos a principio de los noventa, sería del artista Javier Balmaseda. Balmaseda me ha escrito también confirmando su autoría sobre aquel primer rinoceronte cienfueguero. Algo no me encajaba, la verdad sea dicha, entre el rinoceronte de mi recuerdo allá en Cienfuegos y este de Long Beach. Digamos que el rinoceronte de Cienfuegos sería más pequeño, a la vez que sólido y desafiante, mientras que el de Long Beach sería algo mastodóntico, deletéreo y ferial, determinada esta última condición por las trompetitas adosadas a la superficie de aluminio.

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