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Pronóstico cubano: “Si Venezuela se jode, ...la veremos negra”


Raúl Castro (d), y de Venezuela, Nicolás Maduro (i) el 14 de diciembre del 2016 en el Palacio de Convenciones de La Habana (Cuba).
Raúl Castro (d), y de Venezuela, Nicolás Maduro (i) el 14 de diciembre del 2016 en el Palacio de Convenciones de La Habana (Cuba).

La Habana - El hollín de la Calzada Diez de Octubre cubre las fachadas de añejos edificios sin pintar. Los vetustos almendrones con carrocería de automóviles estadounidenses de los años 50 y motores diésel modernos, reconvertidos en taxis particulares, transitan por el asfalto dejando atrás una estela de humo negruzco y un desagradable olor a combustible.

A las doce del día, el sol reverbera en las vidrieras opacas de antiguas tiendas de ropa, transformadas en quincallas de bisuterías y artículos de ferretería de pésima calidad.

Diez de Octubre es una de las arterias principales de La Habana. La otrora Calzada de Jesús del Monte, inmortalizada por el poeta Eliseo Diego, es una pasarela de transeúntes con jabas en la mano, timbiriches montados en portales de las casas y vendedores ambulantes de libros viejos, fotos de Fidel Castro con Kim Il Sung y baratijas pasadas de moda.

Sentado en un taburete, afuera de la carnicería, Rey Ángel, lee un ejemplar del periódico Granma. Hace días no tiene trabajo. “No ha llegado el pollo ni el picadillo de soya”, aclara. Y mata el tiempo leyendo la aburrida prensa nacional y mirando a las mujeres que pasan por la Calzada.

Ahora mismo, Venezuela no es una prioridad informativa para muchos cubanos de a pie. “Es como verse reflejado en un espejo. A uno no le gusta leer historias de escasez y desgracias similares a las tuyas, aunque sin protestas callejeras ni muertos por la represión policial”, dice el carnicero Rey Ángel, y añade:

“Pero debemos seguir las noticias de Venezuela. Si aquello se jode, en Cuba la veremos negra. Otro período especial. El gobierno intenta que la gente no se alarme, pero según la prensa oficial, el crudo nacional cubre solo el 50 por ciento del sistema energético. Entonces la pregunta es: ¿de dónde vamos a sacar dinero para comprar el otro 50 por ciento que nos regalaba Venezuela?”.

La dilatada crisis económica, social y política en Venezuela, también afecta a Cuba, una república que ha sido incapaz de labrarse su propio destino. Por compromisos políticos y ansias de poder, Fidel Castro secuestró el país gracias al cheque en blanco del Kremlin y al petróleo y los créditos enviados por Hugo Chávez desde Caracas.

Cuba, como si fuera un bebé, sigue gateando. No acaba de pararse y caminar con sus propios pies. “¿A quién podemos culpar de esas políticas desastrosas?", se pregunta un profesor universitario y él mismo se responde:

"Si somos honestos, la respuesta es a Fidel Castro. No solamente convirtió a Cuba en un desastre, si no que en nombre de la soberanía e independencia, en estos momentos somos más dependientes que nunca. Para sobrevivir, dependemos del turismo, de exportar médicos en condiciones de semiesclavitud y de las remesas familiares”.

Aunque la prensa oficial y Telesur, una empresa mediática fundada con los petrodólares de Hugo Chávez, intentan camuflar la génesis de la situación en Venezuela, ocultar otros puntos de vista y manipular la narrativa de la oposición venezolana, en la Isla las personas actualmente pueden contrastar con otras informaciones.

“Ya sea por internet, la antena ilegal o a través de familiares que cumplen misión en Venezuela, la gente sabe que no todo lo que se cuenta en los medios nacionales es cierto. A la oposición no la apoya solo la clase media, como intenta vender la prensa estatal. Si así fuera, los burgueses en Venezuela se contarían por millones. Maduro tiene fecha de caducidad. Cuando otras facciones políticas ocupen Miraflores, y se termine el convenio petrolero y el intercambio de médicos, la economía cubana, con una crisis que no acaba de tocar fondo después de 28 años, sufrirá una etapa de retroceso. Y lo peor: todo el rollo venezolano va a coincidir con la retirada de Raúl Castro del poder”, apunta un académico.

En la estrategia de los difuntos Hugo Chávez y Fidel Castro, estuvo latente el proyecto de unificar ambas naciones. “El ALBA era un primer paso. Luego se crearía una moneda común, el sucre. En los pasillos de las instituciones se le apodó jocosamente Cubazuela. Las mentes de Castro y de Chávez suponían que iban a gobernar eternamente. No previeron sus muertes ni la catástrofe actual. A pesar del autoritarismo de Maduro, en Venezuela aún perduran espacios democráticos, que pudieran revertir la situación. Pero, ¿y Cuba qué? Cuando naufrague Venezuela, volveremos a quedarnos sin plumas y cacareando. Si acaso con el apoyo retórico de Bolivia y Ecuador, pero nadie volverá a extendernos cheques en blanco ni regalarnos créditos. A estas alturas, ya debiéramos saber hacia dónde vamos y cómo iremos. Si los futuros políticos logran enderezar el rumbo, habrá que erigirles un monumento”, analiza un ex diplomático.

Ya la híper inflación, la polarización y la crisis política y social en Venezuela le está pasando factura a la economía cubana. En el verano de 2016, Raúl Castro anunció recortes de combustible para el sector estatal, provocando que diferentes proyectos sociales que no aportaban divisas al país se paralizaran.

Aunque los muertos y las multitudinarias marchas de protestas están ocurriendo en Venezuela, en el Palacio de la Revolución de La Habana, funcionarios y asesores del presidente, buscan soluciones de contingencia ante la debacle del chavismo. Que puede alargarse meses, tal vez un año o dos. Pero va a ocurrir.

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    Iván García, desde La Habana

    Nació en La Habana, el 15 de agosto de 1965. En 1995 se inicia como periodista independiente en la agencia Cuba Press. Ha sido colaborador de Encuentro en la Red, la Revista Hispano Cubana y la web de la Sociedad Interamericana de Prensa. A partir del 28 de enero de 2009 empezó a escribir en Desde La Habana, su primer blog. Desde octubre de 2009 es colaborador del periódico El Mundo/América y desde febrero de 2011 también publica en Diario de Cuba.

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